Me encantaba ver coser a mi madre

Aprender a coser es algo que te cambiará la vida, te dará la libertad de poder vestir a tu gusto, arreglando prendas que tienes en casa o haciéndote las tuyas desde cero, pero en realidad coser es mucho más que todo eso.

La costura es una actividad con la que desarrollar tu creatividad, que requiere atención y concentración, destreza con las manos, siendo a la vez muy relajante. Aunque eso sí, también se aprende a gestionar la frustración, porque no todo sale a la primera y nos toca descoser. Como la vida misma.

Hoy en día se habla mucho del 'mindfulness' y de los beneficios que nos aporta la atención plena, que es justo lo que nos sucede cuando pasamos una tarde de costura.

Además, una de las cosas más motivadoras de este mundo es que con cada proyecto que inicies descubrirás nuevos retos. La costura es un campo en el que nunca se deja de aprender. De hecho, yo sigo aprendiendo cada día después de cuarenta años de profesión.

Tras las primeras clases, entre las alumnas siempre sale la conversación de que ya no les parecen caros los arreglos de las modistas... ¡No se podían imaginar el trabajo y el conocimiento que hay detrás de cada puntada!

Para iniciarse en la costura no hay edad, ni tampoco sexo. Hemos comprobado que cualquiera es capaz de aprender. A unas personas les permite tener un momento de calma dentro de su ajetreada vida, y a otras les motiva a salir y relacionarse, encontrando una nueva afición que les divierte.

Sólo desde el conocimiento valoras una buena prenda por su confección, tejido y diseño; aprendes a invertir en ropa que merece la pena y a la vez dejas de comprar sin sentido. Sin duda alguna, tu visión de la moda cambia cuando aprendes a coser.