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El viento entra con fuerza en Gipuzkoa con rachas de más de 100 km/h y sigue la alerta por olas

Por mucho que esté previsto, el tiempo no deja de sorprender. Euskalmet lo había anunciado. En la segunda mitad de este domingo se esperaba que el viento del oeste-noroeste hiciera acto de presencia sobre todo en el litoral. Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Además, a medianoche a las fuertes ráfagas se ha unido la lluvia.

La mañana había transcurrido con la morosidad de una jornada marcada por el cambio de hora y por unos ritmos circadianos no del todo aposentados. Por fortuna, el desconcierto matutino duró lo que tardó en salir el sol después de las primeras incertidumbres de la mañana. Era el día perfecto para tomar el aperitivo, ir a comer y salir después a tomar el café a alguna de las cada vez más numerosas terrazas que jalonan las aceras guipuzcoanas.

Fue entonces, a partir de las tres de la tarde, cuando se desató un vendaval que sorprendió a los paseantes. Fuertes ráfagas de viento hicieron estragos en las apretadas filas de las mesas y sillas de las terrazas, que comenzaron a desplazarse como movidas por las manos de clientes invisibles.

En la donostiarra avenida de Madrid, en Amara, un policía municipal se afanaba por precintar un contenedor abatido por el viento, mientras los ciclistas daban bandazos y maldecían una vez más su mala suerte por tener que pedalear de nuevo en contra de los elementos. Las pancartas encadenadas entre árboles o farolas, con eslóganes de alguna de tantas protestas, empezaron a aletear con signos inequívocos de querer liberarse de sus ataduras y echar por fin a volar. Sonaban las mesas al desplazarse, las sillas al caer, las pancartas al abanicarse, los carteles de menús del día al desplomarse sobre las aceras, las latas de bebidas rodando por la carretera, las exclamaciones de peatones que caían. Era el viento, que se había adueñado de la tarde.

Fueron rachas que se hicieron especialmente presentes en las zonas que habitualmente sufren más los embates del viento. En Jaizkibel las ráfagas alcanzaron la respetable velocidad de 104 kilómetros por hora y de 84 en la isla de Santa Clara, mientras que en Miramón, en Donostia, llegó a los 72 kilómetros. El récord, como casi siempre, se registró en Matxitxako, con 117 kilómetros por hora.

A estas fuertes rachas de viento se le unió el fuerte oleaje que ha azotado a las localidades costeras guipuzcoanas. Desde este mediodía y hasta las seis de la madrugada de mañana Euskalmet ha declarado el aviso amarillo por riesgo marítimo-costero, con olas de hasta cuatro metros. En la jornada del lunes el aviso amarillo estará activo hasta las 6.00 horas ya que la altura de ola significante rondará los 3.5-4 metros de madrugada. Habrá mar de fondo del oeste-noroeste en torno a 2-2.5 metros con viento del noroeste con fuerza 4 que originará marejada.

Por otra parte, la previsión de Euskalmet para este lunes señala que las nubes irán a menos. De madrugada y primeras horas lloverá débilmente en la mitad norte, en el este especialmente, pero a lo largo de la mañana y por la tarde la nubosidad irá a menos hasta quedar, en general, poco nuboso. Soplará el viento de componente norte, con ligero toque del oeste por la mañana y por la tarde del este. Las temperaturas bajarán ligeramente. Este domingo las máximas en Gipuzkoa han rozado los 17 grados tanto en la costa como en el interior.

El martes se espera una jornada soleada y con subida de temperaturas. A primeras horas todavía veremos bancos de niebla, pero ya desde la mañana los cielos estarán poco nubosos, con algunas nubes de tipo medio y alto. Viento del sur por la mañana y durante la tarde entrará el noreste en el litoral. Las máximas, debido al sol y el viento sur, subirán hasta los 19-24 ºC en gran parte del territorio. Las mínimas, sin embargo, serán frías, con algunas heladas en puntos de Álava y Navarra.

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