Tres precedentes en los últimos quince años
La Merced, en Arrasate, y las donostiarras Claret Ikastola y la guardería Eucarístico San José cerraron sus puertas por escasez de alumnos
El descenso de la natalidad es un problema que viene arrastrándose desde hace tiempo en el sistema educativo y que ya se ha cobrado ... víctimas en Gipuzkoa en lo que va de siglo. La falta de alumnos es la pesadilla de los colegios, que cada vez que comienza la campaña de matriculaciones organizan jornadas de puertas abiertas, promocionan modernos métodos de enseñanza y anuncian sus excelencias en los medios de comunicación. No hay que escatimar esfuerzos para atraer a los cada vez más escasos niños del territorio. No todos lo consiguen.
Mercedarias. En octubre de 2006 seis profesoras del colegio de La Merced, en Arrasate, dimitieron ante el empeoramiento de sus condiciones de trabajo como consecuencia del descenso de las matriculaciones. «Nos han dicho que cada año el número de escolares va decreciendo y se ha reducido sensiblemente el número de niños en las gelas», declararon.
Estas dimisiones fueron el preludio de lo que no tardaría en llegar. El 1 de febrero de 2007, la congregación de las Mercedarias de la Caridad comunicó oficialmente a padres y profesores que el centro cerraría sus puertas en junio de 2008. Hubo intentos para evitarlo, como la oferta de los docentes de hacerse cargo de la gestión y la actividad del colegio, o el interés mostrado por la ikastola Arizmendi por comprar el inmueble, pero ningún plan prosperó.
«Las distintas acciones puestas en marcha no pudieron revertir la situación»
Casi quince años después, un proyecto liderado por ISEA propone reconvertir el antiguo colegio en una experiencia piloto de lo que se conoce como vivienda colaborativa intergeneracional. La idea consiste en remodelar y ampliar el edificio para dar cabida a un total de 66 apartamentos destinados a jóvenes y mayores. Para que el plan pueda llevarse a cabo es necesario que la Administración compre el antiguo colegio, cuyas propietarias continúan siendo las Mercedarias.
Claretianos. En diciembre de 2018, Claret Ikastola, ubicada en Gros, anunció el cierre de sus puertas para cuando concluyera el curso, tras 91 años de presencia educativa en San Sebastián. La causa, según explicó la dirección, fue la pérdida paulatina de estudiantes «pese a las distintas acciones puestas en marcha para revertir la situación.
Las últimas clases se celebraron en 21 de junio de 2019 y después quedaron vacías para siempre. El siguiente curso los cerca de 200 alumnos del centro se reubicaron en otros colegios. Un 45% fue a la red pública –la mayoría en Zuhaizti-Manteo–, el 25% a ikastolas y el otro 22% a centros de Kristau Eskola. El cierre selló el comienzo del fin de Mariaren Bihotza, la iglesia integrada en el inmueble.
Cuando cerró, la guardería tenía 15 niños, muy lejos del centenar de los buenos tiempos
«No necesitábamos mucho alumnado, pero los que había se fueron marchando. Durante muchos años aguantamos con déficit, pero llegó un momento en el que la situación era insostenible», recordó el veterano claretiano Teódulo Rodríguez el 28 de agosto de 2020. Ese día se celebró la última misa en el templo. Ese mes, la congregación abandonó Donostia.
Hermanas mexicanas. En junio de 2022 la guardería Eucarístico San José, en el barrio donostiarra de Herrera, también anunció su cierre por falta de matriculaciones. Contaba en ese momento con tan solo quince niños, muy lejos del centenar que llegaron a cuidar en los años 90. «Nos da mucha pena, pero ya apenas hay niños. Cada año hay menos y menos», dijo la directora de la escuela infantil, Mony Aguilar, de la Congregación Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, las popularmente conocidas como 'hermanas mexicanas'. En el caso de las guarderías privadas, al desplome de la natalidad se le une la gratuidad de la red de haurreskolak y la ayuda para las aulas de 2 años en la concertada.
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