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La operación retorno de vacaciones está siendo este año complicada en el paso fronterizo de Biriatou, el punto de recepción en Francia para los vehículos procedentes de Gipuzkoa y el resto de la península ibérica. Desde el día 12, con la de este miércoles son ya 13 las jornadas consecutivas en las que se registran retenciones kilométricas. Especialmente para los camioneros, obligados a circular solo por el carril derecho generando de este modo largas colas. Este miércoles alcanzaron hasta 7 kilómetros, pero ha habido días en los que han llegado hasta los 9. A las 20 horas el atasco había bajado a los 3 kilómetros y dos horas después fiinalizaron las retenciones en la zona del peaje fronterizo. Habrá que ver qué ocurre conforme se acerque este último fin de semana de agosto.
Varios factores confluyen para explicar esta situación que afecta no solo a la conexión de las autopistas AP-8 (Gipuzkoa) y A-63 (Francia), sino que se deja sentir también en Irun. Y es que son muchos los conductores que tratan de eludir los atascos saliendo de la carretera en la localidad fronteriza, sin percatarse de que cruzar la muga a través de los dos únicos pasos que existen en Hendaia es una solución aún peor que, además de llevar más tiempo, puede colapsar también la variante o el propio centro de la localidad fronteriza, como ya ha sucedido.
Por un lado, la operación retorno del Paso del Estrecho, con miles de familias europeas de origen magrebí que regresan a casa tras pasar sus vacaciones en Argelia o Marruecos. Según los datos de la Dirección General de Tráfico, la operación salida se saldó con 350.000 vehículos cruzando de España a África, la mayor parte de los cuales procedían de otros países europeos. Este éxodo temporal ha regresado este verano tras dos años sin haberse podido realizar por el Covid.
A esta mayor afluencia se suman los controles migratorios reforzados que Francia lleva a cabo desde finales de 2015, cuando sufrió los atentados de París. Unos controles que son más exhaustivos si cabe con los vehículos procedentes de África, lo que hace que el paso por el peaje fronterizo se ralentice.
Hace unos años, las empresas gestoras de la AP-8 y la A-63 (Bidegi y ASF) llegaron a un acuerdo para levantar las barreras y no cobrar los peajes en Irun y Biriatou si se producían retenciones de gran entidad. Una práctica que el alcalde de Irun, José Antonio Santano (PSE) ha pedido recuperar.
Pero la persistencia de los controles migratorios reforzados en Francia hacen poco probable que vaya a suceder mientras no desaparezca la amenaza terrorista.
La Diputación de Gipuzkoa, por su parte, recuerda que no tiene competencia ni en materia de tráfico (Gobierno Vasco) ni migratoria (Estado) y que trabaja por agilizar el tráfico en la AP-8 con la modernización de los peajes en Irun (desde 2019) y Zarautz, cuyas obras se retomarán en septiembre tras el parón veraniego.
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