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Las 10 noticias clave de la jornada
La columna de humo se hizo visible a varios kilómetros de distancia y oscureció el cielo, también en la bahía donostiarra. MICHELENA

«Algo tapó de repente el sol y todo se oscureció. No sabía qué pasaba»

Tras el desconcierto inicial, los pasaitarras vivieron el suceso entre el enfado y la preocupación por su posible toxicidad

Elena Viñas

PASAIA.

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Viernes, 3 de agosto 2018, 06:35

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La vida de los vecinos de Pasaia se vio interrumpida cuando a mediodía de ayer una densa cortina de humo lo invadió todo, incluido ese brazo de mar que separa los diferentes distritos como si de una plaza hecha de agua se tratara. Al timón de la motora que une la orilla de San Pedro y la de San Juan, Matar Ndiaye miraba al cielo y no entendía qué estaba ocurriendo sobre su cabeza. El azul inmaculado se tornaba en pocos segundos en un gris plomizo casi negro. «Todo empezó a nublarse y el sol quedó tapado», recordaba horas después.

Afortunadamente el puerto de Pasaia ha recuperado este viernes la normalidad, aunque sigue activo el Plan de Emergencia, que se levantará cuando se confirme que no queda ningún rescoldo que pueda reavivar las llamas. Un total de 21.000 litros de agua han sido necesarios para extinguir el incendio

Téncicos de la Autoridad Portuaria de Pasaia están esparciendo la chatarra quemada para comprobar que ya no existe riesgo de que se reavive el incendio. Durante toda la noche, un retén de bomberos ha permanecido en el puerto refrescando el material afectado, en compañía de personal de la Autoridad Portuaria, que continúa investigando el origen del incendio, que provocó una densa nube de humo visible desde kilómetros de distancia.

«Por suerte, el viento soplaba del norte y la columna de humo que salía de Lezo comenzó a elevarse sin que notáramos ningún olor o nos picaran los ojos ni nada parecido», señalaba el jueves aliviado el botero.

En la plaza Santiago de Donibane, Iñaki Lopetegi también fue testigo de ese repentino cambio en el firmamento. «Algo tapó de repente el sol y todo se oscureció. No entendía qué era lo que estaba pasando -confesaba aún nervioso-, y la única explicación que se me ocurrió fue que, como habían anunciado que iba a hacer tanto calor, rozando los cuarenta grados, a punto estaba de estallar una tormenta de verano».

A los primeros minutos de desconcierto le siguieron no pocas hipótesis entre cuantos se hallaban en el corazón del casco antiguo. La que cobraba cada vez más fuerza era la que aventuraba que un mercante debía de estar ardiendo en el puerto.

«Nos daba la impresión de que el humo salía de un barco que estaba atracado por esa zona. La verdad es que nunca había visto una cosa igual y llevo 70 años viviendo en este pueblo», aseguraba el sanjuandarra.

Iñaki añadía que había sido «una suerte que las cosas no hayan ido a más», mientras intercambiaba impresiones con Manu, un vendedor ambulante que asentía ante sus palabras. «A mí también me ha extrañado todo lo que estaba pasando y ha sido una chica que venía de San Pedro la que me ha contado el suceso», comentaba, sin ocultar su preocupación por «lo contaminante» que pudiera resultar el incendio que permanecía vivo.

A menos de un kilómetro del lugar en el que ardía el acopio de chatarra, Mertxe, responsable del chiringuito Matxet, atendía con total normalidad a los clientes que disfrutaban de una plácida jornada a orillas del mar. «Hasta que no han empezado a enseñar vídeos no nos hemos enterado de nada», declaraba. Las imágenes les hicieron ser conscientes de lo espectacular del fuego y de esa columna de humo negro que se divisaba varios kilómetros a la redonda.

Arriba, imagen del fuego ya extinguido. Abajo, la humareda vista desde la bahía de La Concha y desde las cercanías del puerto.
Imagen principal - Arriba, imagen del fuego ya extinguido. Abajo, la humareda vista desde la bahía de La Concha y desde las cercanías del puerto.
Imagen secundaria 1 - Arriba, imagen del fuego ya extinguido. Abajo, la humareda vista desde la bahía de La Concha y desde las cercanías del puerto.
Imagen secundaria 2 - Arriba, imagen del fuego ya extinguido. Abajo, la humareda vista desde la bahía de La Concha y desde las cercanías del puerto.

«Todo ese humo fue subiendo y afortunadamente, aquí no nos llegó. Algunos de los pasajeros del crucero que ha hecho escala esta mañana en el puerto de Pasaia habían venido casualmente a San Juan y justo en ese momento se encontraban tomando café en la terraza. Estaban alucinando con las imágenes que veían en los teléfonos móviles», explicaba la hostelera.

Pidieron cerrar las ventanas

En Antxo, las familias cerraban de inmediato las ventanas alertadas por la megafonía de un coche patrulla de la Guardia Municipal. «Decían que lo que estaba provocando ese fuego podía ser tóxico», indicaba Erik, un vecino de este distrito que siguió el suceso a través de las redes sociales. «Había muchas imágenes circulando del incendio», manifestaba visiblemente molesto, porque, a su juicio, «los pasaitarras nos estamos comiendo toda la parte negativa del puerto». «Es el resultado de convivir con él dentro de la misma bahía. Hoy ha quedado más que nunca en evidencia que no estamos hablando de una nimiedad, sino de un hecho que podía haber ocasionado mayores consecuencias», añadía.

No menos molestos se mostraban Mikel y Aitor, dos jóvenes de Trintxerpe. Aunque los efectos del suceso en su barrio se imitaban a la visión de la columna de humo que se extendía en dirección a la capital guipuzcoana, ponían en evidencia «el peligro» y «la contaminación» de algunas actividades portuarias. «No hay más que ver lo que ocurre cuando descargan chatarra y otras mercancías. El polvo sale con cada golpe de grúa y eso lo respiramos todos los que vivimos alrededor. No les importamos. ¿Quién nos va a asegurar que lo de hoy no es tóxico y hace daño a nuestro organismo?», se preguntaban.

En Lezo también sufrieron los efectos del humo, que se extendía a lo largo del casco antiguo y sus inmediaciones sin encontrar apenas freno. Quienes se hallaban en la calle o guardaban cola en la parada del autobús urbano no podían reprimir una tos continua y el escozor de ojos.

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