Los mejillones, 'Mytilus galloprovincialis', son seres muy resistentes. Viven fuera del agua varias horas bajo un terrible sol con temperaturas de 40 ºC, para después ... permanecer sumergidos, también muchas horas, en aguas mucho más frías. Es capaz de comer sustancias que son tóxicas para los humanos. Puede sostener en el aire a treinta de sus iguales. Si un patógeno le ataca una vez, ya se inmuniza contra él para siempre. Se adaptan fácilmente a muchos ambientes distintos.
Durante mucho tiempo nos hemos preguntado cuál era el secreto de su tremenda resistencia. El 10 de noviembre, se publicó un trabajo, cuyo primer autor es M. Gerdol, de la universidad de Trieste, en la revista 'Genome Biology', en el que se desvela su secreto. Para empezar, tiene un asombroso número de genes, 65.000. Recordemos que los humanos tenemos tan solo entre veinte mil y veinticinco mil. Esa es solo parte de la solución. La otra parte radica en que de esos genes tan solo 45.000 son imprescindibles, y los tienen todos los ejemplares, los restantes son opcionales, y unos los tienen y otros no. Entre dos ejemplares llega a haber una variación del 20%. En comparación, dos humanos muy diferentes, digamos un bosquimano del Kalahari y un rubio noruego, no se diferenciarán en más del 1% de sus genes. La resistencia del mejillón a condiciones extremas y su facilidad para adaptarse a diversos entornos radica en esos genes prescindibles.
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