Ver fotos
Subasta para ¿dos, seis o diez comensales?
Puja de pescado. La lonja de Pasaia confirma quela Navidad será distinta, al detectarse en los encargos que las celebraciones vana ser de menos personas
Los lunes al sol no existen en la lonja de Pasaia. El primer día de la semana suele ser el que más se trabaja ... y, además, se hace a la luz de la luna, cuando se clasifica, se pesa y se vende el pescado recién descargado. Y en vísperas de las navidades «hay más lío», explica Ana Meira. A las cuatro y media de la madrugada de ayer, esta pescatera de Trintxerpe está al volante de una de las alrededor de 20 furgonetas que ya hacen cola para entrar al recinto, donde todos saben desde la víspera que han descargado 25 barcos. La puerta no se abrirá hasta las cinco, 45 minutos antes de la subasta. Llegar pronto no garantiza los mejores lotes, pero sí aparcar en las plazas más cotizadas: las más cercanas a las cajas de plástico donde el pescado aguarda comprador bajo un manto de hielo y papel film. La opción del parking subterráneo supondría varios viajes con la compra a cuestas.
En el interior, armadores, vendedores, mayoristas y minoristas se preparan para «un día largo», como anticipan los 25 barcos inscritos en una pizarra. Solo han descargado directamente en Pasaia «dos o tres que iban ya a casa a descansar», explica el director de la lonja, Juan Etxezarreta. El resto de naves han hecho llegar sus capturas en camión. Por sus nombres -'Gure Andre', 'Kalamendi', 'Cabo Ortegal', 'Croix Morand', 'Suffolk'...-, son vascos, gallegos y con bandera francesa o británica, que han pescado en Escocia, Irlanda o norte de Francia. «Un lunes normal puede haber 14-16 barcos», puntualiza Juan Carlos Novillo, de Pescados Ginés e Hijos. Muchos, como Oier Albaigar, de Pescados Easo, adelantaron faena el domingo al clasificar ya mil kilos de pescado durante cinco horas. «Si no te preparas con antelación, te come el tiempo».
En estas fechas prenavideñas, seleccionar las piezas que luego ofrecerán a su clientela genera un punto de tensión a muchos mayoristas y detallistas. Y más durante una pandemia inédita que también se ha cargado las celebraciones multitudinarias y cenas en hoteles y restaurantes, lo que alimenta la incertidumbre sobre los menús que se elaborarán en las casas. «Mucha gente aún no tiene claro si se va a juntar o no», apunta José Manuel Algorta. En su pescadería en la calle Matia de Donostia ya tiene encargos para el jueves y el viernes, y le da mil vueltas a la cabeza sobre qué le pueden pedir aún. Pero «hay menos demanda que en 2019», coinciden varios como el getariarra Jon Andonegi, con plaza en Zarautz. «Para dos personas no se compra con la misma alegría que si te juntas con los aitas y los cuñados», opina Jokin Atxega, que acapara el poco marisco que se ve, y no se subastará. La firma de Aginaga expone ostras, almejas, nécoras, langostas... y da un ejemplo ilustrativo: «Una mujer que todos los años me compra cuatro kilos de langostinos ha pedido 20 unidades». Para ella y su marido. No se juntarán más.
La merluza, gran dominadora
En realidad, en Pasaia confluyen dos subastas en una. La de la Cofradía de Pescadores, que se vale de un panel electrónico donde se anuncia cada lote, la especie, su categoría, los kilos..., y la clientela sigue desde una pequeña grada la cuenta descendente de los precios de salida, y mediante un botón detiene la puja cuando llega a la cifra que considera justa.
Las medidas anti-Covid -toma de temperatura, limpieza...- han obligado a trasladar la almoneda de la pesca de altura a una parte del almacén contiguo, donde un vallado marca la distancia de seguridad. Esta es a viva voz, con su director subido a un palé. «Como antiguamente. En esto Francia va por delante: lo tienen digitalizado y se puede pujar desde aquí», sostiene Albaigar.
«Una mujer que todos los años me compra cuatro kilos de langostinos me ha pedido 20 unidades; para ella y su marido»
Como es habitual desde hace unos años, en ambos escenarios predomina la merluza, que representa «el 80%» de los 169.000 kilos subastados ayer. Como referencia, en 2015 este mismo día se vendieron 200.000 kilos, y en 2018 fueron 80.000, aunque entonces fue jueves y no lunes.
«Un estudio nos sitúa como la lonja que más merluza vende de Europa», se congratula su director, Juan Etxezarreta. En la cofradía, alcanza un valor máximo de 20,93 euros, y un mínimo de 10,60. «Los precios más altos son siempre de pescado del día», explica Garikoitz Rodríguez mientras va apuntando y repartiendo cada lote vendido.
No faltan otras especies cotizadas en Navidad: lenguado (entre 24,93 y 8,97 euros), lubina (20,93 y 10,60), rape (15,42 y 6,93) o chipirón (14 y 8,98). El congrio osciló entre 6,95 y 2,92 y el salmonete, entre 21,80 y 2,67. «El precio depende de la calidad del ejemplar, su tamaño, cuándo se haya pescado... Por eso fluctúa tanto entre una misma especie», indica Gari Rodríguez. «Hay que tenerlo en cuenta al hablar de precios en pescadería».
Nadie cuestiona que todos los productos navideños se encarecen estas fechas ante el aumento de la demanda. También el pescado, «pero no ha sido una subida acusada. Venía poco a poco al alza», considera Etxezarreta. «En una semana puede subir bastante, pero en tienda no tanto», alerta la emisaria de Mercadona. En su caso, cada céntimo es importante porque acude con la intención de comprar «dos o tres toneladas». Las grandes superficies trabajan «por bloques logísticos» que pueden ir destinados a supermercados de otras comunidades.
La incógnita del Brexit
En los corrillos, varios mayoristas lamentan el perjuicio que les causan los cierres de la hostelería, aunque los detallistas se quejan menos, sobre todo durante el confinamiento -cuando «tratamos de comer y beber bien en casa»-. Atento a todo, Manolo Míguez, de Pescados Salvio, una de las cuatro empresas que se encargan de la venta de todo el pescado del día en Pasaia. Su cartera de negocio total representa a 32 barcos de 20 armadores. Varios son británicos, por lo que está muy pendiente de la repercusión que vaya a tener el Brexit, aun pendiente de la negociación entre Reino Unido y Unión Europea. «Aún no sabemos nada -aclara-, y esto va a cambiar ya desde enero. Los barcos de aquí igual tienen que buscar otros caladeros» si Londres les niega pescar en Escocia. Bruselas, por su parte, se guarda la baza arancelaria. «Si nos cargan con aranceles, el problema lo tendríamos los barcos británicos».
De uno de ellos, el 'Genesis', con sede en Aberdeen, desembarcó la semana pasada el gallego José Rodríguez Calo. Tras dos meses y medio en alta mar, ha cedido las riendas al otro patrón con el que se releva cada dos meses y medio para que el barco siga faenando. «A nivel de capturas, los tres últimos años han sido los más flojos de la década», pero la merluza significa «el 75%».
Corrobora ese «año pobre» su armador, Francisco Rodríguez, que tiene otros dos buques de pesca, dotados de grandes congeladores. A Pasaia ha venido con las capturas del 'Genesis' (merluza) y el 'Brisan' (rape). «Para vender en Pasajes, no usamos los congeladores. En Navidad se vende pescado fresco», resuelve. Pero ¿para dos, para seis o para diez?
«En 1976, tal día como hoy se descargaron 20 toneladas de besugo»
El besugo fue muchos años el rey de la Navidad, pero hoy es un pescado 'emérito'. «Es raro que se subaste en Pasaia. Si llega algo suele ser porque no se vendió en Portugal», advierte Judith, quien por ello lo adquiere en Tarifa, donde «cada vez hay menos», asegura Ginés Sánchez. Dotado de una memoria prodigiosa, el fundador de Pescados Ginés e Hijos recordaba ayer que «tal día como hoy, en 1976 se descargaron dos millones de kilos de besugo» en Donostia, adonde «iban los barcos de la zona». No había cajas suficientes, de ahí el dicho 'En San Antón, el besugo al montón'. Fue tal la demanda, que quiso comprar 20 toneladas y no pudo. Le llegaron noticias de gran oferta en La Rochelle, y allá fue. «Compré 40» y pudo abastecer a los cuarteles, donde «el día 24 se daba besugo a los soldados».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión