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Los servicios sociales de Gipuzkoa advierten del aumento de la violencia sexual entre jóvenes en redes sociales, además de un alza de las agresiones y ... el 'sexting'. Las denuncias de adolescentes a sus parejas o exparejas han registrado un pico histórico en Euskadi. El último año, 9,8 de cada 1.000 chicas de entre 15 y 19 años ha acudido a una comisaría vasca por este motivo. Y no solo eso. Las adolescentes de 18 años son ya el grupo donde más sube la violencia de género en el País Vasco. Solo en Gipuzkoa, 33 mujeres de entre 13 y 21 años han sido atendidas por la unidad de atención integral especializada para adolescentes víctimas de violencia machista, que les proporciona acompañamiento psicológico y emocional. El panorama actual «es preocupante», alertan psicólogos especialistas en la materia.
Profesionales que se dedican a atender a las víctimas que piden ayuda a través de este programa piloto puesto en marcha en 2022 por la Diputación, en colaboración con EDE Fundazioa, avisan de que «la violencia machista entre los adolescentes está subiendo» en todas sus formas. En cualquier caso, el mayor aumento lo detectan en los casos relacionados con la ciberviolencia, el 'sexting' y la violencia sexual. De la treintena de jóvenes que desde el año pasado reciben ayuda psicológica por parte de este servicio, diecisiete han sufrido violencia sexual y veintiuno, social. Además, veinticinco han vivido violencia psicológica y catorce, física. Normalmente, explican desde EDE Fundazioa, «las violencias no se dan individualmente y la psicológica y social aparecen casi siempre».
La mayoría de las víctimas de violencia machista «reciben insultos o vejaciones» por parte de sus parejas o exparejas, que además en muchas ocasiones «les hablan mal de su físico, las culpabilizan de cualquier cosa que pueda pasar y les someten a chantaje emocional». A esto hay que sumarle «el control» que los hombres suelen ejercer sobre las mujeres «de muchas maneras diferentes», lo que los psicólogos llaman violencia social. En este punto aparece la conocida como ciberviolencia. «Cada vez más el control se ejerce a través de las redes sociales», explican desde la unidad de adolescentes. Se refieren a las diferentes casuísticas que les llegan a menudo a su servicio, como que el chico borre los contacos de Instagram de su novia o le controle la ubicación en tiempo real para saber dónde está y lo que hace en cada momento. Pero no solo eso.
Otra de las nuevas caras de la violencia machista es el 'sexting', el envío de fotos o vídeos con connotación sexual a través del teléfono móvil u otro dispositivo con cámara. «Muchas jóvenes les mandan estas fotografías a sus novios y después estos, sin consentimiento, las comparten en redes o con su entorno», explican. Es uno de los delitos que más se ha repetido este año entre las víctimas que han atendido desde este servicio en Gipuzkoa. A fin de cuentas, «la realidad es que cada vez hay más maneras de ejercer la violencia y las redes sociales son una vía que se usa mucho». Forma también parte de la violencia sexual, que cada vez más se detecta dentro de las relaciones de pareja, «una cuestión que antes costaba identificar».
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Vejaciones, humillaciones, golpes, agresiones sexuales, ciberviolencia, amenazas... Estas son algunas de las horribles realidades a las que se han tenido que enfrentar las jóvenes que finalmente han pedido ayuda a este servicio, que aunque está abierto a chicas de entre 13 y 21 años, la mayoría de las jóvenes que atiende tienen entre 14 y 16 años. Cualquiera puede contactar con esta unidad, aunque el 69,6% de los casos llegan derivados de los servicios sociales y el 13%, de los centros escolares. Un 8,7%, además, llega de centros forales de menores.
Para solicitar la ayuda de este servicio de orientación y asesoramiento no es necesario haber interpuesto una denuncia previa. Es más, solo el 52% de las víctimas que atiende EDE Fundazioa a través de este programa ha interpuesto denuncia. El miedo y la culpa son algunos de los sentimientos que más se repiten en estas situaciones y que frenan a las mujeres a dar ese paso de poner a la Ertzaintza en sobreaviso de lo que están viviendo. En cualquier modo, todas tienen algo en común, haber sufrido o estar sufriendo en la actualidad violencia machista. Veintinueve de las adolescentes que atiende esta unidad ha vivido violencia por parte de su pareja o expareja y cuatro, por algún hombre con el que no mantenían ningún tipo de relación sentimental. Además, nueve de ellas seguían en contacto con el agresor en el momento en el que decidieron dar el paso de pedir ayuda.
La peor de las consecuencias de la violencia machista es la muerte. En los últimos veinte años dieciséis mujeres y menores han muerto por la violencia de género o vicaria en Gipuzkoa, la última Leonor, a finales de noviembre en Pasaia. Pero esta también tiene otras terribles consecuencias, como «la aparición de ansiedad, crisis vitales, ideas suicidas, sentimiento de tristeza constante, relaciones disfuncionales, autolesiones y conflictos familiares y depresión», alertan los psicólogos de EDE Fundazioa que gestionan este servicio.
Además de atender a las propias víctimas, la unidad dirigida a adolescentes también ofrece asesoramiento a la familia. En total, veintidós solicitaron este apoyo. Todas admitieron no saber cómo ayudar a sus hijas en estos casos y el 55% han estado en contacto con los profesionales del servicio mientras sus hijas estaban en terapia. Además, ha habido un caso en el que se ha atendido a la familia sin la presencia de la chica.
Tras detectar «un aumento de la violencia machista en jóvenes», desde la unidad y la propia EDE Fundazioa han visto la necesidad de poner en marcha acciones de prevención entre este colectivo. De momento, ya han realizado dieciséis charlas y talleres en diferentes centros escolares de Gipuzkoa, donde han particiado 175 alumnos. La clave, aseguran los expertos, pasa por la educación.
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