16 semanas que abren camino hacia la igualdad
La equiparación de la baja entre mujeres y hombres ayuda a que ellos se involucren más en el cuidado del bebé y en las tareas del hogar
Era un clamor. Padres, madres, médicos, psicólogos, sociólogos, algunos colectivos feministas (no todos), asociaciones por la igualdad de derechos... Llevaban años defendiendo que no se podría empezar a soñar con la igualdad real mientras esta no se materializara en uno de los momentos clave de la vida de una mujer y que está detrás de muchas de las situaciones de discriminación por razón de género: la maternidad. Los 'permisos iguales e intransferibles' se convirtieron en un eslogan que sonaba a utopía a mediados de la década del 2000. Por aquel entonces, el único derecho del padre eran dos días por el nacimiento. El cuidado de los bebés, quedaba claro, era cosa de mujeres. El permiso de paternidad como tal no apareció hasta 2007. Fue de 13 días.
Quince años después aquel anhelo es una realidad desde el pasado 1 de enero. El nuevo permiso por nacimiento que ha entrado en vigor este año en España es igualitario hasta en su nombre. Ya no hay permiso de maternidad y de paternidad. Es uno idéntico para los dos progenitores. Son 16 semanas de baja retribuida, de las que las 6 primeras son obligatorias para ambos. Una medida que garantiza que los dos miembros de la pareja tengan el mismo derecho y obligación de hacerse cargo de la crianza durante la etapa inicial de la vida del bebé.
Las siguientes 10 semanas pueden cogerse a voluntad siempre que se haga en los 12 meses siguientes al alumbramiento. Y aquí está la segunda gran novedad. Son 10 semanas efectivas para cada uno, sin posibilidad de cesión de una parte a la pareja, como sucedía hasta ahora.
Ello tiene dos consecuencias directas. La primera es que, según cómo se organicen los padres, el recién nacido puede llegar a garantizarse la compañía de al menos uno de sus progenitores hasta que supere el medio año de vida (26 semanas) sin necesidad de que estos recurran a excedencias, reducciones de jornada o incluso tener que dejar el puesto de trabajo. Unas renuncias que, como norma general, adoptan las mujeres.
Permiso por nacimiento
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6 primeras semanas Los dos progenitores las disfrutarán de forma obligatoria, simultánea e ininterrumpidamente con posterioridad al parto.
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10 siguientes Podrán disfrutarse en períodos semanales, de forma continuada o interrumpida, simultánea o alternándose los progenitores. Se hará siempre dentro de los 12 meses siguientes al nacimiento.
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A tiempo parcial Esas 10 semanas se distribuirán a voluntad de los progenitores y podrán ejercitarse en régimen de jornada completa o parcial, previo acuerdo con la empresa.
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Dos semanas adicionales El permiso se ampliará en dos semanas más, una para cada uno de los progenitores, en caso de discapacidad del menor, familia monoparental o parto múltiple, siendo en este caso de dos semanas por cada menor distinto del primero.
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Desaparecen los días por parto La ampliación de los derechos por nacimiento ha hecho que se eliminen los 2 días por parto (4 en caso de desplazamiento) para el padre recogidos antes en el Estatuto de los Trabajadores. No obstante, este derecho está incluido también de forma expresa en la mayoría de los convenios colectivos. En ese caso hay que seguir lo dispuesto en el convenio.
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Un año sin poder ser despedido La nueva regulación también modifica la protección de los padres tras el nacimiento. No podrán ser despedidos en los 12 meses siguientes a su reincorporación, frente a los 9 anteriores.
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También por adopción y otros Además de por la maternidad biológica, estos derechos son aplicables a los casos de adopción, guarda con fines de adopción y acogimiento.
La segunda es que esa labor debe ser llevada a cabo por ambos progenitores en igualdad de condiciones, sin predeterminar que es la madre biológica la que tiene más responsabilidad.
Porque el permiso igualitario no supone solo más días de libranza para el progenitor no gestante. También más reparto de tareas, más posibilidades de descanso y recuperación para la madre, menos necesidad de renuncias laborales y, por supuesto, más vínculo de ambos criadores con el bebé.
Así lo comparten dos parejas guipuzcoanas (ambas residentes en San Sebastián) que han tenido descendencia este año y, por tanto, están metidas de lleno en la nueva modalidad de permiso.
Mikel Urkia y Ainhoa Elizegi tuvieron a Lide el 31 de enero, mientras que Gorka Aguirre y Ruth López trajeron al mundo a June el 10 de febrero. En ambos casos se trata de la segunda paternidad, pues ambas pequeñas tienen un hermano mayor. Ekai y Unai, respectivamente. Mikel remarca que «tras el parto, una mujer necesita un periodo de recuperación y vuelta a la normalidad, y poder contar con la pareja todo el día para compartir tareas y darle apoyo en esa fase es importante». Más aún en el caso de Ainhoa, que tuvo un embarazo y parto complicados y necesitará «más tiempo del habitual» para reponerse, admite ella misma. Añade que «16 semanas parece mucho, pero en ese tiempo no recuperas del todo, ni física ni mentalmente». Lo dice por experiencia. Con Ekai también tuvo un alumbramiento «difícil» y las cinco semanas que entonces tuvo Mikel de permiso «fueron insuficientes y la verdad es que los primeros meses fueron duros». Ahora, tras dar a luz a Lide, hubo de pasar «dos semanas en la cama, sin poder levantarme ni coger a la niña ni a Ekai, y aún hoy debo guardar reposo. ¡Menos mal que estamos los dos!», exclama incapaz de imaginar cuál sería la situación si su pequeña hubiera nacido hace 10 o 15 años.
«Una mujer con un parto problemático necesita más tiempo para restablecerse y poder contar con la pareja en casa es fundamental»
ainhoa elizegi y mikel urkia
Ainhoa es profesora y tiene dos semanas adicionales de permiso. Se cogerá las 18 seguidas. Mikel, por su parte, dadas las circunstancias extenderá las seis primeras obligatorias hasta llegar a 10 y volverá al trabajo tras la Semana Santa. Las seis restantes las disfrutará a partir de junio en un calendario acordado con su empresa, a la que agradece que le haya dado «total libertad» para elegir cómo acogerse a un permiso «necesario» y que, comparado con las 5 semanas que había hace tres años, supone un «acelerón» en materia de igualdad.
Una opinión similar tienen Gorka y Ruth. Defienden que la extensión del permiso para el padre a 16 semanas tiene «múltiples beneficios. Es buena para el recién nacido porque siente durante más tiempo la presencia y el cuidado de los dos progenitores, para el padre porque puede involucrarse más en la crianza y las tareas del hogar, para los abuelos porque no necesitas tirar tanto de ellos, pero sobre todo, es beneficiosa para la madre».
Recuperación tras el parto
Gorka explica que con la pareja en casa, aquella «puede disponer de más tiempo para descansar y recuperarse», algo «muy importante en esos momentos». Recurre a situaciones cotidianas para demostrarlo. «Una vez que ella le ha dado el pecho, puedo encargarme yo de sacarle los gases a la niña y volver a dormirla sin estar preocupado de que tengo que madrugar para ir a trabajar. Así Ruth puede reposar hasta la siguiente toma».
«La ampliación del permiso tiene un efecto directo en el proceso de recuperación de la madre, y por tanto, en su salud»
Gorka Aguirre y Ruth López
Recurren a este ejemplo para defender que las bondades de la ampliación de las semanas de permiso «van más allá de conceder al padre más tiempo» para cocinar, hacer la compra, sacar a la niña a pasear o encargarse del mayor. «Tiene un efecto directo sobre el proceso de recuperación de la mujer tras dar a luz y, por tanto, sobre su salud».
Como Ainhoa, Ruth se cogerá las 16 semanas de forma ininterrumpida antes de reincorporarse a su trabajo. A Gorka el nacimiento le ha venido en medio de un ERTE, ya que su empresa, del ámbito de eventos y espectáculos, se ha visto afectada por la pandemia. De momento gastará ocho semanas a la espera de ver cómo evolucionan las restricciones y la actividad en su sector, con idea de no agotar las 16 y reservar unas semanas «para cuando Ruth se reincorpore poder tomarle el relevo».
El ensayo de Euskadi, una fórmula pionera que puso en práctica en 2019
Fue la medida 'estrella' en materia de conciliación e igualdad de la anterior legislatura: un permiso de paternidad 'a la vasca'. Sin competencias en materia de Seguridad Social, el Gobierno Vasco ideó una fórmula para garantizar un permiso igualitario entre padres y madres, a la espera de que fuera avanzando el calendario pactado con el Ejecutivo de Madrid, como así ha ocurrido ya en 2021, con las 16 semanas de paternidad financiadas íntegramente por la Seguridad Social.
La fórmula tuvo una acogida menor de la esperada, también por el impacto del Covid, con las familias recluidas en sus casas por el confinamiento y más hogares en ERTE, con más tiempo y horas disponibles para los cuidados. Solo una veintena de padres guipuzcoanos se habían beneficiado hasta finales del año pasado de estas ayudas. Casi 90 progenitores no gestantes de Gipuzkoa habían solicitado esta prestación. Se trata de una cifra «menor» de la que esperaba el Ejecutivo autonómico. En Euskadi, fueron 79 solicitudes, derivadas de 293 demandas. La media de estas ayudas supera los 4.000 euros por familia.
La ayuda no era un permiso de paternidad propiamente dicho, sino que Euskadi pasó a completar las cuatro semanas que entonces, en 2019, financiaba el Gobierno central, con 12 semanas más bajo la figura de la excedencia laboral. La condición para que realmente sea el padre -o, mejor dicho, el cónyuge no gestante, porque también se aplicó a parejas del mismo sexo que hubieran tenido descendencia- el que se encargase de la crianza del hijo era que la ayuda se disfrute en los 12 primeros meses de vida del bebé y de forma separada al permiso correspondiente a la madre.
De esta manera, el recién nacido podía estar cuidado en casa ocho meses, como desde enero ocurre. Con la entrada en vigor de las 16 semanas financiadas por la Seguridad Social, desaparece la fórmula 'vasca'.