La reserva de sangre en Gipuzkoa, bajo mínimos
La asociación de donantes guipuzcoana hace un llamamiento a la ciudadanía a acercarse a alguno de los puntos de donación del territorio
Son padre e hijo y comparten su compromiso con la donación de sangre. El primero, el veterano Ander Baena, lleva desde los 18 años ... haciéndolo. Su hijo, Iñaki, también le acompaña en cada donación y tampoco duda en extender el brazo siempre que puede. Ambos ponen voz y rostro a este gesto altruista que «salva vidas» y forman parte del número de donantes de sangre en Gipuzkoa, «cerca de los 18.500», un número nada desdeñable pero que en verano suele reducirse de forma considerable. «La población donante cae en un 60%», afirma el presidente de la Asociación de Donantes de Sangre de Gipuzkoa, Sabin Urcelay.
Actualmente, las reservas de sangre en el territorio se encuentran «bajo mínimos» y cinco grupos sanguíneos necesitan de donación urgente, por lo que desde la asociación animan a la ciudadanía a acercarse a alguno de los centros del territorio habilitados para este fin.
Así lo hicieron ayer más de una treintena de guipuzcoanos, que no dudaron en acercarse hasta la sede de la asociación, en el barrio de El Antiguo de Donostia, para ayudar a llenar las reservas de sangre necesarias. «Cuando cumplí los 18 años mi padre me animó a venir y me pareció buena idea. Es la cuarta vez que dono y solemos venir juntos. Además, las reservas están justas justas y no cuesta ni duele nada, son cinco minutos. Luego te recomiendan beber durante el día para recuperar y listo», explicaba el donostiarra Iker Baena. Él es un ejemplo de que los jóvenes también donan. «Algunos de mi cuadrilla sí que suelen venir. Es un gesto que puede salvar muchas vidas», añadía sentado en un sillón al lado de su aita, Ander. Este donostiarra de 56 años se hizo donante nada más cumplir la mayoría de edad «por el padre de un amigo, que era donante. Estudiábamos cerca de donde estaba antes la sede de la asociación y desde entonces sigo acudiendo a la cita. Hace unos días recibí el mensaje de que hacía falta sangre y dije 'hay que venir'. Siempre intentamos que no nos coincida con las vacaciones. Lo ideal es acudir las tres veces al año», dice.
Dónde donar
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En Donostia: Durante todo el mes en Manuel Lekuona, 1 (mañana, día 15 cerrado). De 8.30 a 21.00 horas.
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Tolosa: El lunes 19 en la casa de cultura, de 16.30 a 20.30h.
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Oiartzun: El 20 en Elorsoro Kiroldegia, de 16.30 a 20.30h.
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Pasai Antxo: El 21 en Eskalantegi, 68. De 16,30 a 20.30 h. Consultar el resto del mes en www.donantesdesangre.eus
Las donaciones de sangre resultan vitales para la supervivencia de muchos pacientes. El donostiarra Juan Carlos Gredilla también es consciente de esta realidad y de lo «mucho» que puede ayudar. Lleva donando «una pila de años», desde el 2012, lo que supone un total de «49 donaciones», afirma con exactitud mientras le extraen sangre y lee el periódico. Este altzatarra forma parte de los donantes de plasma por aféresis (un proceso en el que se extraen por separado los diferentes componentes de la sangre que se necesitan).
«Salva vidas»
Acude cada tres meses a donar y se sabe el proceso a pies juntillas. «Te pinchan, la máquina separa el plasma y la sangre vuelve al cuerpo otra vez. Son unos 40 minutos», explica, al tiempo que anima a sumarse a este «acto solidario para quien lo necesite, en accidentes por ejemplo, y para que en el banco nunca nos falten reservas».
El pinchazo de la aguja es algo a lo que muy poca gente se termina de costumbrar, pero Juan Carlos no es nada aprensivo y pone en valor la ayuda que puede aportar una transfusión a personas hospitalizadas, que requieren de una intervención quirúrgica, a las que han sufrido un accidente o a los pacientes oncológicos, por ejemplo.
Nerea Etxaniz, vecina de Berastegi, también aguardaba ayer su turno para la extracción de plasma. Era su primera vez. «Llevo años donando sangre, desde hace aproximadamente dos años aquí en Gipuzkoa y otros tantos en Galicia, donde vivía. Me animé porque me pareció que es algo necesario. Tampoco hacen falta grandes discursos para animar a la gente. Este gesto salva vidas. Solo con eso ya... Yo por ejemplo en un momento de mi vida también lo necesité». Fue en el parto; tuvo una hemorragia «bastante grave y gracias a la transfusión de sangre estoy aquí», relata. Este episodio le hizo «venir a donar más a menudo».
Hace unos días recibió el mensaje de que «había necesidad de plasma. Me informé del proceso , que es un poco más largo pero la recuperación es menor –ya que el resto de los componentes sanguíneos se devuelven al donante–, y aquí estoy», comentaba minutos antes del pinchazo.
Esta técnica no ocasiona mayores molestias que las de una donación de sangre convencional. «Lo único diferente es que el proceso es más largo. Programamos una cantidad a extraer –750 mililitros de máximo– que se calcula según la altura, el peso del donante o la tensión y la máquina hace ese proceso de extracción y de retorno hasta llegar a la cantidad programada», explicaba una de las enfermeras.
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