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Un momento de la mesa redonda entre Mariaje Idoeta, Maite Peña, Jasone Giraldo y Jon Luqui, con Laura Chamorro en el centro. UNCITI
Foro Gipuzkoa Zainduz

Reformular los cuidados para buscar el bienestar integral de los guipuzcoanos

El Foro Gipuzkoa Zainduz aborda en DV Gunea los retos que afrontan las instituciones para atender a la creciente población que necesita apoyo

M. E.

Martes, 17 de junio 2025, 02:00

Gipuzkoa es una de las muestras más evidentes de cómo el envejecimiento de la población está creando un nuevo paradigma que nos obliga a maniobrar y a generar políticas orientadas a los cuidados. Cada vez serán más las personas que requerirán de atención porque la esperanza de vida cada vez es más larga y porque cada vez va a haber más personas mayores.

A todos ellos hay que sumarles las personas con discapacidad que son dependientes y a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

El Diario Vasco quiso abordar esta cuestión en una nueva edición del Foro Gipuzkoa Zainduz promovido por la Diputación Foral de Gipuzkoa.

DV Gunea se quedó pequeño ayer para acoger al público que se acercó a presenciar el evento y la sala se convirtió en un escenario en el que tanto instituciones como expertos expusieron la trascendencia de abordar los cuidados y de generar una red que atienda a las personas mayores y dé respuesta a sus necesidades.

Fue la diputada general, Eider Mendoza, la encargada de poner contexto y exponer cómo la Diputación Foral de Gipuzkoa trabaja en este ámbito: «Proponemos un modelo que introduce innovación, conexión con la comunidad y personalización para mejorar» la forma de llegar a cada persona y «buscar el bienestar integral de los guipuzcoanos».

Con ese propósito, el ente foral se apoya en la «colaboración entre instituciones». Mendoza describe que «contamos con una sociedad que se organiza para dar lo mejor de sí misma y es fundamental para nosotros».

Tras la bienvenida de la diputada general, tomó la palabra una de las grandes expertas en cuidados a nivel estatal, Mayte Sancho, que es directora general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO).

A través de una interesante ponencia, describió dónde estamos, de dónde venimos y hacia dónde debemos ir en el mundo de los cuidados. Alertó a los presentes que nos encontramos ante «un cambio cultural» y fijó a los países nórdicos como ejemplo para entender cómo deben las instituciones y la sociedad abordar ese cambio hacia un nuevo modelo de cuidados.

Este nuevo paradigma requiere «cambios en profundidad en las estructuras y en los modelos de gestión» y esto se hace a través del cambio hacia equipos técnicos. «Si no cambiamos hacia planteamientos más horizontales, no vamos a cambiar el modelo». Para la directora general del IMSERSO, estamos ante una «reformulación del modelo de cuidados» y puso como ejemplo una investigación que se ha llevado a cabo en Noruega entre los diferentes actores: las personas mayores, los profesionales, los gestores y los responsables de la planificación.

El estudio encuentra un punto en común entre todos: «Cómo nos gustaría vivir y envejecer», pero eso conlleva un escenario que a todos preocupa: «Cómo diseñar el itinerario». Según la investigación noruega citada por Sancho, «todo va orientado hacia la autosuficiencia: vivir en casa de forma independiente, mantenerse activo y social en la comunidad y disponer de apoyo para vivir en casa el mayor tiempo posible».

Hay trabajo por delante en ese sentido, pero la directora general del IMSERSO recordó cómo en 2006 «la Ley de Dependencia no contemplaba la accesibilidad» como ejemplo de todo lo que se ha avanzado en menos de 20 años.

Zaintza Herrilab

Gipuzkoa es un territorio referente en cuidados, tal y como citó la propia diputada general, Eider Mendoza, por los «valores comunitarios» de su sociedad; y el programa Zaintza Herrilab promete mejorar ese modelo de cuidados. Esta iniciativa fue el eje central de la mañana y, a través de una mesa redonda, los representantes de tres de los 18 municipios guipuzcoanos involucrados en el programa explicaron cómo funciona esta iniciativa pionera que impulsa ecosistemas locales de cuidados en los municipios de Gipuzkoa.

Maite Peña, diputada de Cuidados y Políticas Sociales de la Diputación Foral de Gipuzkoa, hizo una primera aproximación al plan: «Queremos un modelo basado en los servicios. Aquí y en Euskadi tenemos un gran nivel de servicios sociales, pero no tenemos que fijarnos solo en las cifras, sino en las personas y en cómo esos servicios impactan en la mejora de su calidad de vida».

A través de un ejemplo que vivió en Azkoitia, expuso cómo un usuario de los servicios sociales «no debe adaptar su vida al recurso, sino que el recurso se debe adaptar a las preferencias y necesidades de las personas» y esto exige «un cambio cultural en la forma de hacer servicios sociales». Un cambio que implica superar muchos obstáculos que en Gipuzkoa se han superado «a través de la gobernanza cooperativa y anticipatoria y de la participación de ayuntamientos, entidades locales, clubes deportivos... Aquí no sobra nadie y todos nos tenemos que sentir interpelados a la hora de prestar servicios para mejorar la vida de las personas».

Zaintza Herrilab es «un ecosistema estructurado en el que hemos puesto a todo el territorio a mirar una estrategia para poner a todos los agentes al servicio de una persona», añadió.

A través de esta iniciativa, la Diputación Foral de Gipuzkoa llega a «8.000 personas que reciben esta forma de atender y 300 agentes. El 88 % de las personas que están siendo atendidas nos dice que mejora la calidad del apoyo y el 75 % que mejora la autonomía».

Guiados por Laura Chamorro, María Jesús Idoeta, concejala de Servicios Sociales, Acción Comunitaria y Barrios en el Ayuntamiento de San Sebastián; Jasone Giraldo, concejala delegada del Departamento de Bienestar Social y del Departamento de Educación del Ayuntamiento de Arrasate; y Jon Luqui, alcalde de Urretxu, expusieron cómo funciona el programa en cada una de las comarcas del territorio.

En Donostia, tal y como explicó Idoeta, han concluido el programa «pero, aunque haya finalizado la parte financiada por la Diputación, el Ayuntamiento va a continuar con el proyecto», que implicaba «la formación y capacitación para las personas que ofrecen asistencia domiciliaria». Según la concejala donostiarra, «los resultados han sido muy satisfactorios».

Han logrado que «haya un empoderamiento y un reconocimiento a su trabajo y esa capacitación es muy importante porque les da seguridad a la hora de trabajar en mejores condiciones».

Si en Donostia han finalizado, en Arrasate acaban de comenzar con su proyecto. Jasone Giraldo explicó cómo su planteamiento está enfocado hacia la soledad no elegida. «Es una iniciativa creada a través de la estrategia Hariak y surgió del pueblo. Recibimos esa demanda a través de otros colectivos y estamos trabajando en ello».

Ahora se encuentran en la segunda fase del diseño de un programa que esperan poder ponerlo en marcha en el mes de septiembre.

En Urretxu están en pleno desarrollo de un plan de actuación que implica a todos los estamentos del consistorio y que es producto de una reflexión que terminó derivando «en un equipazo técnico que asumió que debía prepararse de otra manera para no hacer lo de siempre; y estamos muy contentos porque ha salido bien».

Hoy en día, Urretxu es la localidad guipuzcoana que más invierte en gasto social por habitante y tiene aprobada una Agenda 2030 en el ámbito social en «un sentido amplio» para prepararse para lo que viene: «El 23 % de la población tiene más de 65 años y esto va a ir a más. Vamos a ir preparándonos».

Eugeni Alzibar, un ejemplo que conmovió a los asistentes

La cara y la voz de lo que pueden llegar los servicios sociales a cambiar la vida de las personas fue Eugeni Alzibar. Un hombre de 28 años con parálisis cerebral que conmovió a los asistentes al DV Gunea con su relato. Hoy en día, es independiente gracias a que participó en un programa de Diputación que, tras una estancia temporal en un piso del ente foral, le capacitó para poder vivir ahora en su propio piso en Riberas de Loiola. Recordó que todo comenzó cuando, tras matricularse en la universidad, en Antropología, «mi aita me dijo que qué iba a ser de mí cuando él no pudiera ocuparse». Tras el shock inicial, entendió que debía prepararse para ese momento y ahora asegura que «soy un hombre más tranquilo» y que «el programa ha sido un regalo para mí».

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