Dos padres ccuidan de sus hijos de corta edad. ARIZMENDI

El número de vascos que reducen su jornada para poder conciliar se duplica en cuatro años

Casi 70.000 personas en Euskadi han interrumpido su vida laboral para dedicarse al cuidado de sus hijos o mayores dependientes

Domingo, 7 de diciembre 2025, 01:00

Cada mañana comienza una carrera contrarreloj: dejar a los niños en el cole, entrar a trabajar, hacer las tareas de casa y, si da tiempo, ... respirar. Cuando el trabajo llega a devorar la vida personal, muchas familias se ven obligadas a sacrificar su carrera laboral e incluso a abandonar la actividad para dedicarse al cuidado de sus hijos o familiares dependientes. Según arrojan los últimos datos, uno de cada cuatro trabajadores vascos tiene «serias dificultades» para compaginar su vida profesional con la familiar. En concreto, 69.772 vascos tuvieron que interrumpir su actividad laboral por problemas asociados a la conciliación, el doble que hace cuatro años.

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¿La gran perjudicada? La clase media. Con los precios disparados, los sueldos estancados y la mayoría de las familias con los dos progenitores trabajando fuera de casa, la conciliación se ha convertido en un rompecabezas diario y miles de padres viven atrapados entre las exigencias del trabajo y el deseo de estar con sus hijos, pero con la necesidad vital de llegar a fin de mes.

Hablar de conciliación hoy en día, sin embargo, ya no se limita a la crianza de los hijos. Con una población cada vez más envejecida, las familias afrontan un doble desafío: cuidar de los hijos y de sus mayores, lo que obliga a repensar cómo equilibrar el trabajo y los cuidados.

Esta realidad ha llegado hasta el Departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno Vasco que ha «identificado entre las familias de clase media cierto malestar con respecto a cómo las instituciones públicas les estaban ayudando, no todo lo que debieran», afirman desde la consejería que lidera Nerea Melgosa. «El aumento de los precios y la carestía de la vida» están golpeando a las familias de clase media cuando «son los que están soportando la carga y quienes están haciendo que Euskadi salga adelante», aseguran.

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Según datos del Eustat correspondientes a 2024, el gasto medio por hogar en Gipuzkoa fue de 36.765 euros al año entre vivienda, alimentación, salud, coles, ropa, seguros...un 2% más que el ejercicio anterior y tres de cada diez hogares tienen dificultades para llegar a fin de mes. «La clase media sigue siendo pilar del equilibrio social, son los que mantienen el sistema y con mucho esfuerzo, pero afronta tensiones económicas y psicológicas crecientes (crianza, vivienda y conciliación)», señalan. Y es que no llegar a todo está pasando factura.

El objetivo del Departamento se centra ahora en identificar de forma pormenorizada las necesidades de esta parte de la población –son 2 de cada 3 hogares vascos– y ver cómo puede mejorar su situación. Por ello, se han creado unos grupos de trabajo, donde está representada la clase media, con el fin de abordar esta problemática. El último estudio similar se realizó en 2012.

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Ayudas

Hasta obtener la radiografía completa, la última Encuesta de Familias y Hogares de Euskadi (EFH) realizada con una amplia muestra de 3.000 familias vascas y que se elabora cada cuatro años ayuda a poner sobre el papel el rompecabezas diario de miles de hogares para llegar a todo.

Las políticas de conciliación (flexibilidad horaria, ayudas económicas, permisos de paternidad y maternidad o reducciones de jornada) han avanzado pero siguen sin responder a la realidad y, en muchos casos, conciliar implica renuncia: un total de 69.772 personas en Euskadi tuvieron que interrumpir su actividad laboral por problemas de conciliación –la mayoría por cuidado de menores–, cifra que supone más del doble que hace cuatro años (31.606 personas) y un 143% más que hace una década.

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En el caso de las familias numerosas, 7 de cada 10 reconocen haber tenido que dejar su empleo o rechazar mejoras laborales para poder atender a sus hijos e hijas y viven «con una presión constante por conciliar, afrontar los gastos y encontrar vivienda adecuada», según revela el VII Estudio sobre la Situación de las Familias Numerosas en España, elaborado por la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN), que sitúa a Euskadi a la cabeza en renuncias profesionales por motivos de conciliación. Asimismo, el 10% de las familias numerosas han solicitado el nuevo permiso (no retribuido) por cuidado de menores, el doble de peticiones de la media estatal.

Brecha de género

Los datos globales también evidencian que persiste la desigualdad de género: el 80% de los casos de quienes se acogieron a una reducción de jornada, una excedencia o dejaron su trabajo fueron mujeres, un total de 55.560 frente a 14.212 hombres.

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Por otro lado, la cifra de personas que abandonaron su empleo por cargas excesivas de trabajo relacionadas con nacimiento de un hijo ha descendido y pasan de las 24.429 personas en 2015 a las 5.569 que muestra la última encuesta, una bajada que puede estar relacionada «con las medidas de conciliación implantadas en las empresas y administraciones vascas».

Número de hijos deseados

La dificultad para conciliar es uno de los factores determinantes en las cifras de natalidad, que se hunde año tras año. Ya hace una década que el número de nacimientos está bajo mínimos en Gipuzkoa y 2024 pasará a la historia como el año con menos nacimientos desde 1975 al situarse los alumbramientos, por primera vez, por debajo de los 13.000 en Euskadi (4.422 en Gipuzkoa). Nacieron concretamente 12.937 bebés.

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Y es que cuando las jornadas partidas y los horarios escolares no encajan, tomar la decisión de tener un hijo no ayuda, por no hablar del coste que supone: 866 euros al mes en 2024 según el último informe de Save de Children. El coste varía sería según la etapa: de 0 a 3, cerca de 650 euros al mes, de 7 a 12 años unos 900 euros, cifra similar al coste de la adolescencia, entre 800 y 925 euros al mes.

Las principales partidas de gasto se las lleva la alimentación, guardería o escuela infantil, el material escolar, el comedor, las actividades extraescolares, el uniforme, los libros, la ropa y la tecnología.

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En este contexto, el coste de los cuidados junto con la dificultad para conciliar vida familiar y laboral son los principales motivos que impiden tener el número de hijos deseados, según afirman las familias encuestadas. Solo para el 1% supondría un obstáculo en su carrera profesional, no obstante este dato refleja que existe una inseguridad laboral ligada a la paternidad o la maternidad. Por otro lado, a la hora de valorar cómo perciben los encuestados estos problemas, se vive como una limitación real y seria (el 'índice de gravedad' está en torno al 75%).

Los datos vuelven a hablar por sí solos: el 32% de las personas jóvenes de entre 15 y 29 años que aún no tienen hijos o hijas pero desearían mucho o bastante ser padres y madres en el futuro, creen que no es probable que lo sean a la edad que desearían.

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Con el objetivo de impulsar la natalidad, el Gobierno Vasco creó en 2023 una línea de ayudas económicas: un 'cheque' de 200 euros mensuales para niños de 0 a 3 años que se amplía ahora hasta los 4 años y que se recoge en el nuevo decreto de ayudas a la crianza que se aprobará a comienzos de 2026.

Esta misma semana el Gobierno Vasco ha aprobado el primer decreto de familias monoparentales, que entre otros aspectos recibirán en el tramo de 4 a 7 años, la ayuda de los 100 euros al mes que se concede ahora a las familias numerosas para terceros hijos y sucesivos.

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Las ayudas a la conciliación también se van a reforzar, con una ampliación de las cuantías del 10% para quienes necesitan atender a sus hijos o a familiares dependientes y para ello han de coger una excedencia o una reducción de jornada. De esta forma, el Decreto 164/2019 de conciliación –que recoge las excedencias y reducciones por cuidado de menores o dependientes– se actualiza por primera vez en 15 años. «Percibimos que la ayuda que teníamos que fortalecer era la de la conciliación porque entendíamos que era la ayuda que más directamente llegaba a la clase media en un momento en el que lo necesita, esto es, cuando están en fase de crianza», destacan estas mismas fuentes.

Además, se incluye una flexibilización en las condiciones de acceso. Antes era necesario estar de excedencia o reducción durante un periodo de al menos 59 días seguidos. Esto ahora cambia y se podrán acumular varios periodos hasta alcanzar ese umbral; una modificación que buscar dar más flexibilidad a las familias.

Desde el Departamento que dirige Nerea Melgosa reconocen que estas ayudas, que supondrán una inversión de 32,7 millones de euros, «llevaban mucho tiempo sin actualizar». Así, otra de las novedades que incorpora es la eliminación de la discriminación positiva a favor del hombre, por la que este tenía derecho a disfrutar de la totalidad de los días de la unidad familiar mientras que la mujer tenía limitado este disfrute a la mitad. Con el nuevo decreto se establecen unos límites máximos por pareja que podrán disfrutarlos ambos, con independencia de si la persona solicitante es hombre o mujer. Esto es, dejan de ser individuales. –Hay que tener en cuenta que el 85% de las beneficiarias son mujeres–. «La experiencia durante estos años ha demostrado que el efecto que se buscaba con esta medida, el aumento de participación en las tareas de los cuidados familiares por parte de los hombres no se ha conseguido», según reza la memoria económica publicada.

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El enjambre de datos aportados a lo largo de estas páginas pone sobre la mesa los efectos de las dificultades de conciliación, y que trascienden del plano personal: menor productividad y mayor absentismo; impacto en los bajos índices de natalidad o aumento de la desigualdad de género, ya que, a día de hoy, la mujer es la que tiende a sacrificar su carrera profesional. «Cuando se habla de conciliar se tiende a asociar con la posibilidad de compaginar trabajo y vida familiar, y se aplica sobre todo a las familias que tienen menores de edad en el hogar, pero en realidad la conciliación va mucho más allá y debería incluir también la vida personal», expone Marian Ispizua, presidenta de la Asociación Vasca de Sociología.

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En ocasiones tener tiempo para cuidar, descansar o estar con la familia se convierte en excepción y, según afirma esta experta, «poder conciliar no debería nunca ser un privilegio. Es algo a lo que todos y todas deberíamos tener derecho a lo largo de la vida. Sí es verdad que si se tienen mejores condiciones económicas se tienen más facilidades» para poder compaginar ambas esferas de la vida.

En este sentido, las diferentes ayudas a trabajadores con personas a su cargo (niños/as, mayores y dependientes) «por parte de la administración siempre son bienvenidas. No cabe duda de que las cosas han mejorado mucho. Hoy en día hay más facilidades para poder conciliar, y me refiero tanto a las ayudas económicas como a facilidades para que los niños y niñas pequeñas puedan estar atendidas, por ejemplo en las Haurreskolas que desde hace pocos años son gratuitas. Otro gran cambio es la implicación de los padres en la crianza de los hijos e hijas que cada vez es más igualitaria. Y, por supuesto, no podemos olvidar de lo que facilitan las cosas el trabajo con horarios flexibles o la posibilidad de teletrabajar (todo o ciertas horas), que hace unos años era impensable». No obstante, «la conciliación sigue siendo un tema pendiente», precisa.

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