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Los selfies dejan muy marcados los rasgos faciales y acentúan las posibles imperfecciones. FOTOLIA

En las redes de la belleza

Ilusión. Las redes sociales provocan en muchos jóvenes el urgente deseo de parecerse a sus ídolos virtuales. Caerán en la frustración cuando vean que no es posible ser tan guapos

Javier Guillenea

San Sebastián

Domingo, 17 de octubre 2021, 07:34

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Las redes sociales tienen más felicidad por metro cuadrado que ningún otro lugar del mundo. Más incluso que Disneylandia, que ya es decir. Y si hablamos de belleza, la de las redes es estratosférica. No hay más que guapos por todas partes. Abres Instagram, por ejemplo, y no tardan en aparecer rostros hermosos y resplandecientes con sonrisas deslumbrantes. Y luego están las 'influencers', tan bellas y contentas que es difícil no querer parecerse a ellas.

Es el sueño de muchos niños y adolescentes, en su gran mayoría chicas, que suspiran por tener un rostro y un cuerpo digno de las redes sociales; quieren poseer una imagen que no desentone con el mundo que tanto admiran y que les permita acceder al selecto grupo de los guapos de internet. Es su gran aspiración, pero los sueños pocas veces se cumplen y es entonces cuando llegan los problemas.

Un estudio interno realizado por Facebook ha reconocido que Instagram es tóxica para sus usuarios, sobre todo para las adolescentes. «Las comparaciones con lo que ven en esta aplicación pueden alterar el modo en que las jóvenes se perciben y describen a sí mismas», advierte el documento, que revela que «un 32% de chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor». Es lo que ha constatado la psicóloga Yolanda Iglesias, quien sostiene que las redes sociales «tienen que ver con trastornos alimentarios y con todos aquellos problemas de salud en los que se dé importancia a la imagen corporal». Esto no significa que haya una relación directa. «No podemos decir que porque tú veas un instagram eso te provoque un trastorno, pero si tienes un problema de imagen corporal o de autoestima asociada al aspecto físico, acudir a este tipo de redes te puede obsesionar más o provocar más inseguridad».

«A mí me hace mucha gracia lo que dice el informe de Facebook porque es una cosa que todo el mundo sabe pero nadie hace nada», afirma el sociólogo Juan María González-Anleo, autor del libro 'Generación selfie'. Lo que se sabe, entre otras cosas, es que «hoy en día un joven de doce años ya no quiere ser futbolista, cantante o actor de cine. Su mayor obsesión es ser 'youtuber'». Es una obsesión que empieza a edades tempranas y puede acabar causando problemas de salud y un deseo urgente de cambiar de imagen.

CIFRAS

  • 32% es el porcentaje de chicas descontentas con su cuerpo que se sienten peor con Instagram

  • 7 años es la edad de inicio en internet de los niños españoles. Con 8 ya tienen móvil

A la consulta del cirujano plástico Oscar Villafañe en la clínica Logik, en Onkologikoa, han llamado madres para pedirle que opere a sus hijas de quince años para mejorar su aspecto. Villafañe, que nunca ha accedido a estas peticiones, no oculta su asombro ante estas llamadas. «Más que nada me sorprende que llamen madres que dicen que sus hijas se quieren operar. Hablas con ellas y te cuentan que si las redes sociales, las fotos, Instagram..., que sus niñas están acomplejadas». La respuesta que da el médico es siempre negativa. «Les digo que es todavía muy pequeña, que no está formada ni es ético, y que no la operen». Lo que percibe en sus interlocutores es algo que le deja perplejo. «También me sorprende que la mayoría se quedan un poco disgustadas. Seguro que seguirán intentándolo en algún otro lugar».

«Una exposición»

Algunas, o quizás la mayoría, lo conseguirán pese a que no sean cirugías necesarias. «Sobre todo piden rinoplastias y tratamientos estéticos de la cara, como bótox. Una chica de 15 años no puede entrar en el mundo de la estética, los retoques y el bótox», insiste Villafañe. «Pensamos que pagando se puede obtener todo y me alucina que los padres no le digan nada a su hija, que entren en el juego de las adolescentes», añade.

«Instagram es hoy en día la red de ligue más grande que existe, esto es algo que sabe mucha gente. Es para exhibirte lo más guapa y lo más maravillosa posible, con la vida más maravillosa que puedas, y ligar si tienes suerte», afirma González-Anleo. Es un mundo en el que ya ha entrado una generación de niños de entre ocho y doce años que «de repente se convierten en un nicho de mercado porque empiezan a tener mucha influencia sobre los padres y a los que se les empieza a dirigir una serie de mensajes publicitarios». Son jóvenes que no solo consumen sino que también producen contenidos. Y son vulnerables.

LAS FRASES

Yolanda Iglesias | Psicóloga

Óscar Villafañe | Cirujano plástico

Juan María González-Anleo | Sociólogo

«Es básicamente una exposición. Desde el momento en el que los niños entran en la red, la comparación es inevitable. Te comparas con otras chicas que parecen muy guapas aunque luego habría que verlas en persona», asegura el sociólogo. «Es una imagen de belleza, de perfección, una forma de ser. Es lo que se transmite en edades muy tempranas en las que la parte física y el gustar es importante», dice Iglesias. Las chicas sobre todo, pero también los chicos, se ven subyugadas por la llamada irresistible de la belleza. «Se está trasladando un canon masculino, que es del hombre delgado y musculoso, y en casos extremos puede conducir a la vigorexia».

La psicóloga cree que los selfies tienen algo que ver en ese anhelo por ser cada vez más guapo. «Está muy de moda esa foto instantánea que determina quién eres; es un poco la imagen de ti que vendes. En este selfie lo que va a quedar muy marcado son tus rasgos faciales, con lo que puede ocurrir que tú te des cuenta de los posibles defectos que quieres cambiar». Si al descontento con el físico propio se le une la comparación con los rostros que aparecen en las redes sociales, el caldo de cultivo para que surjan problemas está sembrado. «Compararte con una supermodelo lo han hecho muchas chicas, pero a fin de cuentas sabes que es una supermodelo. En cambio, compararte con el que tú crees que es tu amigo en Instagram cambia bastante las cosas. Ahí es donde coges muchos complejos», dice González-Anleo.

Villafañe se revuelve contra estas comparaciones que llevan a una joven a pedir bótox. «Habría que hacer una campaña para decir que muchas 'influencers' son unas timadoras que hacen muchísimo daño a los jóvenes, que la gente se dé cuenta de que son chicas que tienen un montón de gente a su alrededor que hacen fotos y las filtran para que esté siempre guapísima. Es como una película, con maquillaje hacen milagros. La gente se tiene que dar cuenta de que esas 'influencers' son un bluf, que no es la realidad, que esas chicas se levantan por la mañana y son como las chicas normales».

Son las reinas de una belleza falsa o cuando menos muy exagerada, un producto que se vende, una ilusión que muchos persiguen y nadie alcanza. «Un chaval no es capaz de deducir si lo que ve es mentira, si es publicidad o las imágenes están retocadas. Se lo va a creer todo», advierte Yolanda Iglesias. Quieren ser algo que no existe.

Europa empieza a poner límites al empleo de filtros

El Ministerio noruego de Infancia e Igualdad aprobó el pasado mes de julio una ley que prohíbe a los 'influencers' y a las marcas publicar imágenes retocadas. La nueva normativa tiene por objeto luchar contra la publicidad engañosa y los ideales de belleza irreales que se venden en las redes sociales y en otros espacios publicitarios. La exige tanto a anunciantes como a los 'influencers' que sus imágenes que hayan sido modificadas incluyan una etiqueta, diseñada por el gobierno del país, para notificar que se trata de una fotografía retocada bien con el programa de edición o con un filtro. La normativa incluye tanto los retoques en la piel, que aparece mucho más lisa y sin ninguna imperfección, como en partes del cuerpo como por ejemplo labios más voluminosos, narices refinadas o curvas menos pronunciadas. Noruega se sumó de esta manera a Reino Unido y Francia, que han adoptado medidas para limitar el uso de filtros entre las 'influencers' y en las publicaciones de moda.

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