Pura Díaz-Veiga: «Es el momento de reconocer los recursos que tienen los mayores»
Pura Díaz-Veiga, Investigadora de Matia Instituto Gerontológico ·
Cree que estamos ante «una oportunidad para conocer la importancia del cuidado» y para valorar la aportación de las personas de más edadPura Díaz-Veiga, psicóloga con una larga trayectoria profesional, docente e investigadora, ha sido directora Técnica de Matia Fundazioa y, en la actualidad, ... está volcada en su labor investigadora, enmarcada en las actividades de Matia Instituto Gerontológico. Su campo de interés es la atención centrada en la persona, y coordina el Proyecto Etxean Ondo Residencias. No le gusta la tercera persona del plural para hablar de los mayores, porque no son 'ellos', otros, seres ajenos sino, si tenemos la suerte de llegar, nosotros mismos dentro de más o menos años.
- En esta crisis gran parte de la atención está centrada en las personas mayores. ¿Qué le parece el modo en el que se está hablando de ellas y la imagen que se está transmitiendo?
- Creo que tanto el tratamiento como la imagen incorporan todos los estereotipos negativos que queremos erradicar. La realidad es la que es, pero se están dramatizado situaciones y comportamientos, juzgando a la ligera actuaciones de personas y profesionales que están haciendo un trabajo extraordinario. Se trasladan sobre todo situaciones dramáticas o negativas en relación con el envejecimiento -que existen y generan mucha preocupación-, pero también hay otras realidades, y creo que no se está reflejando la heterogeneidad que supone ser mayor. Habría que evitar generalizaciones y transmitir también la contribución que están haciendo a la sociedad los mayores, como lo hicieron en la anterior crisis económica, en la que sacaron adelante a muchas familias. Las personas mayores pueden aportar sabiduría y fortaleza, como se les reconoce en muchas civilizaciones.
«Tendríamos que ir desmontando los estereotipos que llevan a la infantilización de las personas mayores»
Estereotipos
«Aunque estos días necesiten más ayuda, no hay que favorecer la dependencia, tienen que seguir siendo activos»
autonomía
- ¿La nuestra es más de ocultar o, en el otro extremo, de sobreproteger e infantilizar?
- Eso está muy relacionado con creencias y actitudes que tenemos incorporadas, que nos llevan a pensar que ser mayor es ser dependiente, o más emocional... Tendríamos que ir trabajando en desmontar todos estos estereotipos que, efectivamente, pueden conducir a la infantilización y a la sobreprotección, y en favorecer valores como la autonomía, el respeto y la dignidad personal.
- ¿También puede ser el momento de entender que las personas mayores no son necesariamente las más débiles?
- Yo creo que es el momento de empoderar a las personas mayores. Son las más expertas en afrontar situaciones difíciles, porque por lógica de vida son las que más momentos complicados y duros han superado. Es cierto que algunas necesitan más apoyo en estos momentos, y ya están surgiendo iniciativas institucionales y de redes ciudadanas para prestárselo, pero tienen que ser propuestas prácticas, claras y concretas que proporcionen los recursos adecuados a quienes los necesiten. En el caso de tener dificultades especiales porque padecen algún tipo de demencia, de deterioro cognitivo o de limitación funcional, hay que ampliar los apoyos y crear entornos que compensen esas situaciones, pero no discriminar basándose en la edad.
- La edad se baraja como criterio a la hora de volver a la calle. ¿Un confinamiento que para los mayores se prevé largo les puede pasar factura físicamente?
- Sí, y por eso es conveniente que hagan un poco de actividad física en casa mientras no puedan salir a la calle a hacer vida normal.
- No será menos importante la salud emocional... La web de Matia Fundazioa tiene mucho material útil al respecto.
- La salud emocional, y también la relacional, es fundamental, y el acompañamiento es tan saludable como el ejercicio. Tanto Matia como otras organizaciones estamos poniendo mucho empeño en desarrollar procesos de comunicación con las familias, que en la mayor parte de los casos están muy presentes. Si no es el caso, hay otras fórmulas. Yo misma me comunico semanalmente con una señora que no tiene familia, y pasamos unos ratos estupendos.
- En esta situación excepcional, muchas personas se han convertido de golpe en cuidadores de familiares mayores sin saber muy bien cómo hacerlo y cómo gestionarlo. ¿Alguna sugerencia?
- Lo que no hay que hacer es favorecer la dependencia de esas personas mayores. Si hasta el día 14 de marzo eran autónomas, lo normal es que lo sigan siendo el 27 de abril, aunque mientras tanto necesiten alguna ayuda extra. Lo que no hay que hacer es sobreproteger, eliminando o infravalorando sus capacidades, aunque hay que admitir que encontrar el punto entre apoyar y favorecer la independencia es complejo. Pero que sigan activos, haciendo lo que hacían antes en la medida de lo posible, moviéndose, saliendo a aplaudir para seguir estando presentes en la comunidad... Este es el momento de reconocer y poner en valor las competencias y los recursos de las personas mayores.
- Muchas personas se están adentrando en terreno desconocido...
- Por eso es una gran oportunidad para entender la importancia enorme del cuidado, que no se valora como debe, y reflexionar al respecto. Comprobaremos también que incorporar una persona mayor a nuestras vidas tiene mucho de aprendizaje. Pero el cuidador debe combinar los cuidados con su vida cotidiana, descansar, conservar sus propios espacios, porque cuidar puede ser duro.
«Tenemos que repensar los modelos de cuidados»
En el ámbito de la atención a las personas mayores, la crisis del Covid-19 ha revelado tantas realidades que se mantenían ocultas o se silenciaban de manera tácita que no parece posible volver a esa 'nueva normalidad' recurriendo a viejas fórmulas. Pura Díaz-Veiga cree que lo que está sucediendo tiene que «servir para reflexionar sobre todas esas cuestiones», y apunta dos especialmente importantes. «Una de ellas es visibilizar la contribución de las personas que cuidan. Muchos mayores tienen una buena vida porque tienen quien les cuida mucho y bien, tanto en el ámbito doméstico como en el residencial. Y por esa razón ese trabajo tiene que tener más reconocimiento y prestigio social, económico y profesional».
La segunda cuestión se refiere a «cómo y dónde queremos ser cuidados, y a pensar en nuevas propuestas, siempre con una base de conocimiento sólida desde el punto científico, para que se garanticen la dignidad, la autonomía y los derechos como ciudadanos de los mayores. Tenemos que repensar los modelos de cuidados, y garantizar que las personas tengamos control sobre cómo queremos que nos cuiden».
Ya hay pistas claras: «Queremos estar en casa, en nuestro entorno, y eso ya nos pone en un camino que requiere fortalecer los entornos comunitarios para envejecer bien y, si eso no es posible, generar alojamientos seguros desde el punto de vista de la salud y de la dignidad de las personas». No hay que inventar gran cosa. «Hay países que nos llevan décadas de ventaja», dice.
Esa visión se recoge en la 'Declaración en favor de un necesario cambio en el modelo de cuidados de larga duración', que recaba firmas y circula por la web desde hace semanas. Se encuentra fácilmente buscando por el título, también en matiafundazioa.eus. Díaz-Veiga, una de los firmantes, recomienda su lectura y anima a sumarse a una reflexión difícilmente evitable.
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