Las lluvias torrenciales aumentarán un 20% en Euskadi debido al cambio climático
Un estudio elaborado por Ihobe prevé un incremento de la inundabilidad en los cursos fluviales entre 2041 y 2070
El País Vasco sufrirá entre 2041 y 2070 un incremento de alrededor del 20% en las precipitaciones intensas de lluvia debido al cambio climático, según ... las conclusiones de un estudio de la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, Ihobe, sobre inundaciones pluviales asociadas a eventos extremos de precipitación. El estudio predice para dentro de 20 años, en un escenario de cambio climático, «un incremento en la inundabilidad, especialmente en la vertiente cantábrica, donde se observa un aumento de entre el 10% y el 20%, mientras que en la vertiente mediterránea este aumento sería superior al 20%».
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Los autores del estudio recuerdan que en el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático se espera para los próximos años en Euskadi una disminución de entre el 10% y el 20% en la precipitación total anual. Por el contrario, se augura un incremento de las precipitaciones extremas.
Las proyecciones de precipitación extrema pronostican un incremento en la torrencialidad de las precipitaciones, que en las ciudades podrían traducirse en la formación de grandes balsas de agua. «Las áreas urbanas serán las que mayor vulnerabilidad presenten ante las inundaciones pluviales, ya que en ellas se concentra una mayor proporción de infraestructuras y equipamientos», señala el estudio.
En Amara se formarían inundaciones pluviales en el paseo de Anoeta y la zona deportiva
La inundación pluvial es un fenómeno causado por precipitaciones intensas que supera la capacidad de drenaje y puede ocasionar potenciales impactos sobre las viviendas e infraestructuras urbanas, así como daños indirectos, como retenciones en carreteras, interrupción de los servicios básicos (agua, luz y gas) o pérdidas económicas debido a alteraciones en el comercio e industria. Una lluvia torrencial no es sinónimo de grandes inundaciones sino de lo que el técnico de Ihobe Carlos Castillo, uno de los autores del informe, califica de «encharcamientos» que desaparecen «al cabo de unas horas». «No hablamos de cuando llueve durante mucho tiempo seguido, se empieza a acumular agua y suben los ríos. Las precipitaciones que hemos estudiado son grandes trombas que duran poco tiempo y que el suelo no es capaz de absorber», dice. La posibilidad de que en este tipo de sucesos se formen grandes balsas de agua depende «de la pendiente del terreno y de su artificialización», añade. Cuanto más cemento, más grande será la inundación pluvial.
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Zonas críticas
El estudio pone como ejemplo de puntos críticos varias zonas de las tres capitales vascas. Son áreas «donde se produce una acumulación repentina de agua y susceptibles por tanto de sufrir impactos negativos». En San Sebastián el lugar elegido es el barrio de Amara, donde una lluvia torrencial afectaría al paseo de Anoeta y a las instalaciones deportivas. «Los núcleos urbanos experimentarán previsiblemente zonas potencialmente críticas ante el fenómeno de inundación pluvial debido a que recogen manchas de inundación con un calado superior a un metro», señala Ihobe.
En las márgenes fluviales las zonas inundables se concentran en la vertiente cantábrica
La publicación señala que las zonas inundables se localizan principalmente a lo largo de la mayor parte de los cursos y márgenes fluviales de la vertiente cantábrica, y, en especial, en los ríos Deba, Urola, Oria, Urumea, Bidasoa, Nervión, Ibaizabal, Butroe, Bakio, Oka, Lea y Artibai. En la vertiente mediterránea, se aprecia principalmente en los ríos Baia, Zadorra, Ihuda, Izki, Berrón y Ega. Las cuencas que muestran una mayor extensión de inundación pluvial son las de Aguera, Asua, Altube, Ibaizabal, Arratia, Herrerias y Kadagua, pertenecientes a la vertiente cantábrica.
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