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A. S. JIMÉNEZ
SAN SEBASTIÁN.
Jueves, 12 de abril 2018, 06:56
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Una vez de vuelta en el parque de bomberos, el sargento Álex Blanco necesitó unos minutos para recomponerse tras la intensidad con la que vivieron el rescate del pequeño de cinco años en el Ekogunea. En sus 22 años como bombero, asegura que pocas veces una intervención le ha dejado «tan tocado». Pidió a sus compañeros que recogieran el material utilizado y se dio un paseo por el exterior, «para respirar y recomponerme».
Ayer, cuando el aviso del accidente llegó a la central donostiarra, Blanco estaba de jefe de guardia, una guardia que había empezado a las dos de la tarde del martes y que se vio azotada por la peor de las noticias: la víctima a la que tenían que rescatar era un niño.
El bombero donostiarra reconoce que cuando hay menores de por medio, «el trabajo es más difícil, afecta mucho más». El rescate entrañaba además mucha dificultad y peligrosidad. «Cuando llegamos los médicos ya estaban con el niño, que estaba casi inconsciente. Al ver la gravedad de la situación tuvimos que actuar con rapidez», recuerda Blanco, quien fue el encargado de tomar las decisiones sobre cómo proceder. «No he sentido tanta presión en mi vida», asegura.
Todo transcurrió muy rápido, en apenas diez minutos. «Fueron momentos de máxima tensión, porque cualquier mal movimiento que realizásemos con la motosierra, el separador o los cojines hinchables podría haberle causado más daños al niño, así que la precisión era fundamental», afirma.
Ya con la cabeza fría, el sargento valoraba el trabajo de su equipo de «sobresaliente, un 9,5 porque siempre digo que el 10 nunca es posible». «Fue un rescate de mucho riesgo. La situación, el lugar... lo teníamos todo en contra, y estaba en peligro nuestra integridad y la del pequeño, pero había que tomar decisiones rápidas porque había una vida en juego», señala.
En su cuenta particular Álex Blanco suma miles de intervenciones y rescates. Sin embargo, asegura que el que dirigió ayer permanecerá en su memoria para siempre. «Va a ser uno de esos que recordaré el día que me jubile. Ha sido duro, muy duro, seguramente el más complicado al que me he tenido que enfrentar jamás».
Ahora, tanto él como sus compañeros solo piensan en la recuperación del niño. «Vamos a estar muy pendientes de cómo va evolucionando y deseamos que pueda salir de esta».
Respecto a las causas que pudieron provocar la caída del enorme árbol, Blanco opina que ha sido una circunstancia «imprevisible». «Es imposible detectarlo. Era un árbol sano, pero ha llovido mucho y la tierra está blanda, aunque es cierto que creo que en este caso ha habido muy mala suerte».
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