Sonja Massimo
En un suceso como el de Valencia, subraya la importancia de «activar de forma inmediata» la ayuda psicológica para disminuir las secuelas a medio-largo plazo
«La mayoría de las personas afectadas podrán hacer frente a lo ocurrido y retomar su vida con cierta normalidad sin apenas ayuda psicológica, pero ... una parte desarrollará problemas de salud mental», por lo que la atención «inmediata» por parte de psicólogos expertos es «esencial», afirma Sonja Massimo, decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Gipuzkoa y coordinadora del Grupo de intervención psicológica en emergencias y catástrofes (GIPEC).
– Ante una tragedia de tal magnitud como la que se vive en Valencia, ¿qué importancia tiene la atención psicológica a los afectados?
– Las personas que han sufrido un suceso traumático pueden padecer una serie de trastornos psicológicos, por lo que la activación inmediata de la ayuda psicológica profesional resulta esencial para disminuir las secuelas a medio-largo plazo. Nuestra labor consiste en un primer momento en lo que llamamos primeros auxilios psicológicos. El objetivo es atenuar el miedo, la tristeza, la angustia, el dolor... Además de prepararles para determinadas situaciones como la identificación de cadáveres o el reconocimiento de objetos personales y facilitar la expresión de sus vivencias. Es importante que se sientan protegidos y bien informados, sin ocultar la verdad, para que retomen la sensación de control en el menor tiempo posible.
– ¿Cuáles suelen ser las reacciones más repetidas?
– A pesar de que no existe un perfil único de víctima, las reacciones inmediatas a la catástrofe, en la fase de shock, pueden ser ansiedad elevada, tristeza, desesperación, negación a aceptar lo que ha ocurrido, 'flashbacks', desorientación, confusión o hiperactividad. Estos síntomas pueden durar unas horas o días, y en ocasiones también puede existir una amnesia total o parcial del episodio.
– ¿Las imágenes se quedarán grabadas para siempre?
– La primera fase de impacto, donde falta el sentido del tiempo, puede durar hasta días. Cuando el peligro inmediato ha transcurrido, la persona ya es consciente de lo que ha pasado y los sentimientos dolorosos abrumadores como la pena, culpa o el temor a que pueda repetirse una catástrofe dejan a las víctimas debilitadas y sin ánimo.
– ¿Y si no se logra digerir la situación?
– En algunas personas, las imágenes de lo vivido se reproducen de manera incontrolada reviviendo lo que han sufrido, es lo que conocemos como 'flashbacks'. Si duran más de un mes y afectan significativamente a la calidad de vida de una persona, estaríamos hablando de trastorno de estrés postraumático.
– Entre los afectados, existe mucha frustración y enfado porque la ayuda tardó en llegar.
– En la fase de crisis, la mayoría de las personas afectadas se encuentran aturdidas y aparece el sentimiento de abandono, que se incrementará exponencialmente según el tiempo que pase quedando en soledad y sin apoyo.
– ¿Qué impacto tienen este tipo de sucesos en la salud mental a largo plazo?
– Tras un suceso traumático de este calibre, pueden desarrollarse trastornos mentales a medio-largo plazo, como depresión, ansiedad o duelo patológico. Los habitantes de las zonas más afectadas tendrían un riesgo mayor de desarrollar estrés postraumático. Hechos como ser testigos de la muerte de sus familiares (incluso niños) o vecinos sin poder ayudarles, genera un sentimiento de culpa intenso sobreañadido al propio padecimiento.
«En la fase de crisis, la mayoría de los afectados se encuentran aturdidos y aparece el sentimiento de abandono»
– ¿Teme que se produzca una oleada de problemas de salud mental de aquí a un tiempo?
– La mayoría de los afectados podrán hacer frente a lo ocurrido y retomar su vida con cierta normalidad sin apenas ayuda psicológica; pero una parte desarrollará problemas de salud mental y necesitarán tratamiento especializado.
– ¿Cree que la implicación de la sociedad contribuye a aliviar en cierto modo el dolor?
– La solidaridad y el altruismo comunitario han contribuido a reducir en parte y aliviar el dolor y el sentimiento de abandono, sin duda. No obstante, hay que tener en cuenta que la sociedad general es también una víctima. Gran parte de ella entraría en nuestra clasificación como 'víctima de 5º y 6º grado'. La impotencia, frustración y angustia viendo las imágenes les ha conmovido e impulsado a ayudar.
– ¿Considera adecuado que los niños sepan lo que ha pasado y que ayuden, en su medida, en las labores de limpieza?
– Es una situación muy compleja y depende de la edad madurativa del menor. En la franja de edad más temprana el objetivo es que perciban lo menos posible la angustia de los padres. En la franja de edad de más mayores, es absurdo pensar que se les puede decir que no ha ocurrido nada. Si bien se les debe ofrecer una información veraz, debe ser dosificada, limitada a lo estrictamente necesario. Respecto a si deben o no participar, quizá la respuesta sea más en qué actividades. No va a producir la misma sobrecarga personal limpiar tu propia habitación, con tus juguetes destruidos, que ayudar a limpiar la casa de un vecino.
– ¿Si ocurriera algo similar en Gipuzkoa, estarían garantizadas las necesidades de asistencia psicológica?
– Nuestro equipo profesional de psicólogos especializados en emergencias y catástrofes fue creado hace unos diez años en la estructura del Colegio. Forma parte de una Red Estatal de GIPECS integrada dentro del Area de Emergencias y Catástrofes del Consejo General de la Psicología de España, que a requerimiento de nuestra estructura, se pondrían a nuestra disposición en caso de necesidad. Tras haber manifestado repetidamente, a lo largo de estos años, en todas las administraciones públicas de nuestro entorno, la necesidad de que nuestro equipo se integre con un convenio que haga posible su activación, hasta el momento no se ha concretado ningún convenio que permita nuestra integración en los operativos.
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