«Su padre le decía que tenía que ser más femenina y llevar vestidos pegados»
El juicio en el que un hombre se enfrenta a cuatro años de prisión por presuntos «tocamientos» a su hija ha quedado visto para sentencia este miércoles en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa
El hombre que se enfrenta a cuatro años de prisión acusado de realizar «tocamientos» a su hija cuando tenía una edad de 7-8 años ... ha declinado responder a las preguntas de la Fiscalía de Gipuzkoa y la acusación. «Es una falsedad y una mentira todo». Así ha comenzado la sesión de este juicio este miércoles en la Audiencia Provincial, hecho que el abogado de la parte implicada ha interpretado como señal de que «algo esconde».
Los hechos, en San Sebastián, se remontan a fechas inexactas de 2017 y 2018, cuando el acusado realizó tocamientos «de manera continuada» a su hija los fines de semana en los que ella acudía a su hogar por el régimen de visitas que mantenían los padres, que dejaron de vivir juntos en 2016. La menor, de siete-ocho años de edad en el momento de los hechos denunciados, ha declarado este miércoles (sin su padre delante) acompañada por una psicóloga. «Cuando me iba a dormir o a bañar me tocaba. Fue muchas veces. En la zona de la cadera y en mis partes íntimas. Me sobaba», ha expresado entre lágrimas la víctima.
«Dormía con él en una cama mediana, yo en pijama y él en calzoncillos. Nunca le dije nada. Él me hacía lo que llamaba 'abrazo del oso'. Me ponía pegado a él, los dos tumbados, y se movía. Duraba cinco minutos eso». El abogado de la defensa ha mostrado su sorpresa por escuchar el relato esta vez de «manera más clara y extensa» que en la fase de instrucción. «No especifiqué tanto», le ha respondido ella. El padre vivía junto a otra mujer, la pareja de su padre, y la joven de ahora 15 años ha declarado que «había noches que me iba a dormir a su cama».
La menor, a preguntas de la Fiscalía sobre cuántas veces sucedió eso, ha respondido que «doce», pero no ha sabido responder si recordaba con qué edad o en qué curso estaba cuando esos hechos sucedieron. Luego ha explicado, cuestionada por esa exactitud de la cifra, que «lo he dicho por decir, pero no fueron pocas».
No contó nada a nadie hasta que «vi un vídeo de una famosa en la que decía que le había pasado algo parecido, y entonces me di cuenta. Se lo dije a una prima mía con la que tengo muy buena relación, a una profesora y a mi madre».
En un juego sobre los secretos más inconfesables
La madre también ha testificado. «La Diputación tuvo que intervenir porque el padre se presentaba en casa o en el colegio para recoger a la niña cuando no le tocaba, y empezaron a verse en un punto de encuentro sin pernocta». Ha contado que se enteró de los supuestos tocamientos a su hija cuando la madre de su prima «me llamó para decirme que mi hija y la suya habían estado jugando a contarse los secretos más inconfesables, y mi hija le había contado a la suya que su padre le hacía tocamientos. Hablé con quien tenía que hablar y pusimos la denuncia de inmediato», en abril de 2022.
También se lo contó a la tutora durante tres cursos de su ikastola, en Donostia. La profesora ha destacado de la víctima que «tenía un gran potencial, pero se desconcentraba mucho y tenía muchas cosas en la cabeza. Me contaba muchas cosas. Los lunes, después de estar con el padre el fin de semana, me hablaba de él. Me decía que a ella le decía que tenía que ser más femenina y que tenía que vestir de otra manera, o que la llevaba a tiendas a probarse vestidos pegados. Me enseñó una foto en un probador con un vestido muy pegado, y me dijo que se sentía mal porque ella es de llevar ropa ancha».
El 29 de marzo de 2022, ha recordado, «me contó que su padre le pegaba a su madre y a ella y que tenía algo más que contarle», y solicitó para dos días más tarde una reunión conjunta con la alumna y su madre, donde, el 31 de marzo de ese mismo año, «nos dice que su padre no la trataba bien y que cuando va a su casa le toca».
Una psicóloga que valoró a la víctima ha transmitido que «su narrativa no es extensa, hay falta de memoria pero también detalles y una adecuación del afecto, con reacciones emocionales de llanto. No hay un interés por exagerar, le costaba mucho explicar esas vivencias que le causaban dolor».
«Nunca vi un comportamiento raro»
Por último, ha declarado la actual pareja del acusado, una mujer con discapacidad psíquica y dependiente con la que la víctima durmió en más de una ocasión para «protegerse» de su padre según la joven, para «no sentirse sola» según ella, quien ha transmitido que la hija de él dormía sola en una cama y la pareja dormía junta en otra habitación. «A veces se acostaba conmigo, pero como los de la Diputación decían que tenía que dormir sola él se la llevaba a la otra cama. Cuando se despertaba por la noche volvía porque se sentía sola». De ella, ha asegurado que «le encantaban los abrazos. Su padre le daba abrazos de oso, que son súper abrazos. Le levantaba del suelo».
Preguntada por si había visto alguna vez algo sospecho, «nunca, ni un comportamiento raro. Yo sería la primera en decirlo. Tendría la obligación de decirlo, pero no vi nada. Ella venía contentísima los fines de semana y cuando tenía que irse empezaban los problemas». Según ella, la madre «la coacciona para que diga semejantes barbaridades».
«Esto es un totum revolutum»
En las conclusiones definitivas, la Fiscalía, defensa a la que se ha adherido el abogada de la perjudicada, ha destacado que «existen criterios de que el relato de la menor pudiera ser creíble desde el punto de vista psicológico». Ambas partes han mantenido la petición de cuatro años de prisión y 20.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
El abogado del acusado, por su parte, ha mantenido la absolución de su representado. «Esto es un totum revolutum. La pareja de él es incapaz de mentir por sus discapacidades y ella nunca vio nada. Para establecer una condena no tiene que haber ninguna duda razonable y aquí hay muchas dudas razonables», ha lamentado. Si se mantuviera la condena, ha pedido una «recalificación de la pena» y que el pago de la responsabilidad civil sea «el mínimo», ya que «los hechos son los que son y mi cliente es extranjero, está de ilegal en España y no puede trabajar».
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