Un organizador de la macrofiesta de Astigarraga es menor de edad
La investigación sigue abierta y al menos se han abierto 200 expedientes de multa a participantes por incumplir las normas sanitarias antiCovid
Los ecos de la macrofiesta de Astigarraga del pasado fin de semana, en la que tuvo que intervenir la Ertzaintza, continúan resonando. Uno de los ... organizadores es menor de edad, según ha podido saber este periódico. El grueso del al menos medio millar de asistentes al encuentro -en torno a mil, según el testimonio de los vecinos- tenía edades comprendidas entre los 18 y 21 años, pero también había menores, por lo que las supuestas infracciones contra la normativa sanitaria -y contra la ley de espectáculos, por la organización del evento- deben ser notificadas a los padres, responsables legales.
La instrucción policial sigue abierta y al menos se han abierto 200 expedientes de sanción a los participantes que pudieron ser identificados, ya que un gran grupo logró escapar por un camino trasero a la finca donde se organizó el macroevento, para el que los asistentes llegaron a pagar 25 euros de entrada, aunque el precio variaba en función de la afinidad con los organizadores. Vecinos de la zona describieron al detalle cómo transcurrió la fiesta, que acabó con la intervención de la Ertzaintza por supuestamente incumplir la normativa sanitaria anticovid. Según su testimonio, una persona en la entrada del recinto -en terrenos de la finca Olabarrieta, en la muga entre Astigarraga y Errenteria- comprobaba con un dispositivo electrónico quién había comprado entrada para permitirle el acceso. En el interior, un DJ y varias barras de alcohol, en torno a las cuales se organizó la fiesta. Hasta el lugar, los asistentes se acercaron en autobuses contratados, taxis y vehículos privados, algunos incluso de sus progenitores. Cuando llegó la policía, los asistentes huyeron por el monte y caminos rurales y muchos dejaron sus automóviles y motos en el descampado.
Las llamadas de vecinos de casas cercanas a la zona dieron la voz de alarma a la Ertzaintza. Al parecer, el problema se agravó en la entrada a la finca -propiedad privada- cuando un numeroso grupo de jóvenes quiso pasar y se les impidió el acceso al no contar con entrada.
La Ertzaintza intervino y empezó a identificar a los asistentes. También colocó un control de alcoholemia en la rotonda de Perurena. Para esquivar a los agentes, hubo asistentes que saltaron vallas de cercados y hasta alguno dejó el vehículo abandonado en medio de un maizal. Los autobuses se dieron media vuelta vacíos, sin pasajeros, según relataron los vecinos. Y también hubo padres que acudieron en coche para recoger a sus hijos.
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