Las obras del TAV en Gaintxurizketa se licitarán de nuevo tras seis meses paradas

Las obras de ampliación del túnel de Gaintxurizketa y la adecuación de la vía entre Irun y Astigarraga mediante un tercer hilo para el paso futuro del tren de alta velocidad vuelven a la casilla de salida. La innovadora máquina tuneladora, diseñada expresamente para estos trabajos con el fin de que pudieran llevarse a cabo sin tener que suspender la circulación de trenes, lleva seis meses parada dentro del túnel, y de momento no tiene fecha para ponerse de nuevo en marcha y reanudar su tarea de ampliar el gálibo. Adif confirmó ayer que volverá a licitar las obras del tercer hilo, después de que la anterior empresa adjudicataria entrara en concurso de acreedores la pasada primavera y se haya resuelto su contrato. Pero no pone fecha, de momento, ni a la licitación ni, por tanto, a la reanudación de unos trabajos que demorarán al menos varios meses la conclusión de una obra programada en un inicio para 2019, cuando se pretendía que los trenes de alta velocidad procedentes de Francia pudieran llegar hasta San Sebastián. Es decir, cuando el TAV circularía por primera vez por suelo guipuzcoano a la espera de que en 2023 culmine la Y vasca.

Los problemas de liquidez de la empresa Coprosa llevaron a parar la obra a finales de febrero, principios de marzo. Después de unas semanas de incertidumbre sobre el futuro del proyecto y, en el plano laboral, de la treintena de trabajadores en Gaintxurizketa, Adif se planteó resolver el contrato y volver a licitarlo, aunque no fue hasta ayer cuando lo comunicó oficialmente. La gestora ferroviaria «trabaja en la elaboración de los nuevos proyectos de vía para la implantación del tercer carril entre Astigarraga e Irun, que deberán volver a licitarse», informó en una nota. Pero de momento, no se concreta el plazo de esa licitación, previa a la adjudicación a otra empresa de los trabajos «inconclusos».

Coprosa entró oficialmente en «concurso voluntario» el pasado 5 de abril, y mes y medio después, el 24 de mayo, Adif dio por extinguido el contrato suscrito con la empresa ferroviaria en 2016 para adecuar al ancho estándar, el que precisa la red ferroviaria de alta velocidad, las actuales vías entre Irun y Astigarraga, el trazado por el que circularán los trenes que entren en la capital donostiarra, la primera de las tres vascas, en principio, en dar la bienvenida a la alta velocidad, y en hacerlo además desde una nueva estación.

La paralización de la obra conllevó la rescisión del contrato de los trabajadores, y un aplazamiento sine die de la incidencia en el transporte ferroviario convencional que sigue atravesando el túnel de Gaintxurizketa, con menos frecuencias y la necesidad de transbordos en algunos tramos de la línea. Pero además, ha requerido de la realización de obras complementarias para mantener el buen estado de la línea mientras se reactiva el trabajo, con el fin de que no afecte «a la continuidad de las circulaciones» diarias.

«Concretamente, se realizan trabajos de drenaje, bombeo de agua y limpieza de lodos en las proximidades del túnel de Gaintxurizketa, para evitar que las aguas de escorrentía invadan la traza ferroviaria o afecten a la base del túnel», explicó ayer Adif. Y en el interior del túnel, se están llevando a cabo obras «para sostener la ampliación del mismo» ya ejecutada, y para preservar el buen estado de los «pasillos, drenajes y tratamiento en al vía única centrada», la única por la que ahora circulan los trenes de cercanías de Renfe. Un contrato adjudicado a Tecsa, por un importe de 533.600 euros y un plazo de tres meses.

Adif defiende que la adaptación de la línea Irun-Astigarraga del TAV «sigue adelante», pese al importante contratiempo con la adjudicataria de la obra principal. Y, por eso, la gestora ferroviaria ayer remarcó que «también» se está reforzando el puente metálico sobre el Urumea para «asegurar el correcto reparto de cargas y asiento de vía» en ese tramo de acceso a la ciudad. Otra obra, adjudicada en este caso a Talleres y Montajes Prendes por un importe de 421.441 euros y seis meses de plazo, que responde a la «necesidad de dar solución» a los trabajos que han quedado sin concluir. La tuneladora, de momento, sigue parada en el mismo sitio.