
Miren Elgarresta | Directora de Emakunde
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Miren Elgarresta | Directora de Emakunde
«Los protocolos contra la violencia machista no son 100% infalibles»En pleno proceso de análisis de los protocolos que se aplicaron en el caso de Leonor, la directora de Emakunde, Miren Elgarresta, asegura que «no son 100% infalibles» debido a la «gran complejidad» de la violencia machista. No obstante defiende que «han salvado muchas vidas» ... y cree que «hay que ir al fondo de la cuestión: cada asesinato machista es un fracaso social. Algo falla en la sociedad».
– Este martes se han reunido con la asociación Bekoz Beko que trató a Leonor para analizar el procedimiento que se llevó a cabo. ¿Han llegado a alguna conclusión inicial?
– La reunión que mantuvimos con esta asociación entra dentro del proceso de trabajo que se abre con cada caso de asesinato en el marco del Tercer Acuerdo Interinstitucional para la Mejora de la Atención a Mujeres Víctimas de Violencia Machista. Somos muchas las instituciones que participamos ofreciendo servicios y recursos a las víctimas, por lo que cuando finalice el proceso vamos a poder determinar con más y mejor información cómo se han aplicado los protocolos y su nivel de eficiencia. Ahora tenemos que hacer un seguimiento y una recogida de información exhaustiva para poder construir la cronología completa del caso y el historial de la víctima.
– ¿Los protocolos fallaron? ¿Por qué no se pudo proteger a Leonor?
– Tenemos que reconocer y ser honestos con nuestra sociedad de que los protocolos no son 100% infalibles porque los estamos aplicando en un tipo de violencia que tiene una casuística muy amplia y una gran complejidad. También es necesario transmitir que han salvado muchas vidas. Lo que sí que ha fallado, y sigue fallando, es precisamente ese fracaso social, cada asesinato nos interpela a todos y todas, no solo a las instituciones. Necesitamos una transformación social muy importante.
– El Ararteko ha cuestionado los protocolos de protección pidiendo una «revisión seria del caso», en alusión a las dos denuncias interpuestas.
– El Ararteko también es miembro de esta comisión de seguimiento y, al igual que el resto de las instituciones, también va a tener oportunidad de aportar, en el caso de que haya tenido algún contacto con la víctima, y participar en la fase de contraste de estos protocolos. Lo que sí me gustaría es poner en valor estas herramientas porque son fundamentales y quiero que se mantenga la confianza en los protocolos, que están en permanente mejora, desde hace 20 años. Estamos en pleno proceso abierto de identificación de esos espacios de mejora.
– Ha comentado que los protocolos no son infalibles. ¿No deberían serlo?
– Nacen de esa bondad. Lo que tenemos que pensar es que nunca antes hemos tenido tantos recursos y servicios para atender a la violencia machista. Son herramientas pensadas para dar la mejor respuesta posible, pero se encuentran con la dimensión del problema y también con la propia dificultad que entraña este tipo de violencia.
– Ha aumentado el número de mujeres que retiran la denuncia o no declaran contra su agresor. ¿Habría que poner el foco en la prevención?
– Por supuesto. Nuestro trabajo precisamente va enfocado no solamente a la atención. El hecho de ocurra esto es muy importante porque refleja muy bien la complejidad del propio fenómeno de la violencia machista y que dificulta en muchos casos esa efectividad del 100% de protección. Porque hablamos de la violencia que entra dentro de un ciclo perverso, que nace muchas veces en un contexto de gran dependencia emocional, de relaciones tóxicas, que hace a algunas víctimas no poder reconocer que lo son y en otros casos, que paradójicamente quieran volver con su propio agresor. Aun produciéndose esto, no debe ser motivo para impedir que se siga protegiendo a estas mujeres con los recursos que tengamos si consideramos que realmente están en un verdadero peligro.
– ¿Cree que debería haberse mantenido abierto el expediente cuando Leonor denunció por primera vez?
– No lo puedo decir porque no es el ámbito de mi competencia, pero esto es un elemento que se analizará durante el proceso que he mencionado, que en este caso alude al Departamento de Seguridad, pero también a todos los servicios y recursos que están representados en este Tercer Acuerdo.
– ¿Es necesario mejorar la atención que se presta a las víctimas de violencia de género?
– Si consideramos que la atención no está cubriendo al cien por cien, estamos en constante mejora. Precisamente dos días antes del asesinato de Leonor, nos reunimos en la comisión de seguimiento dando balance de toda la actividad realizada en el 2024, y tenemos un plan de trabajo de cara al 2025. Estamos hablando de herramientas necesarias para dar la mejor respuesta.
– ¿Queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad?
– Sí. Este asesinato nos ha conmocionado, pero también nos conmocionó el último asesinato de Yaneli en Bilbao, o el año pasado el de Lourdes en Orio.Realmente la agresión es tan cruenta, es tan descarnada, nos impacta muchísimo, pero no son casos aislados. Tenemos una violencia estructural y un marco jurídico que recoge perfectamente esa conexión entre las desigualdades que viven los hombres y mujeres en nuestra sociedad y el vínculo que tiene con la violencia machista. Tenemos que actuar de manera integral en todos los ámbitos que afectan directamente a la vida de las mujeres y de los hombres.
– ¿Preocupan los datos?
– Para mí es muy importante ilustrar bien la dimensión de la violencia machista en nuestra sociedad. Según el balance de 2023, estamos hablando de más de 6.500 denuncias por violencia contra las mujeres, de las cuales más del 70% representan la violencia ejecutada dentro de la pareja o expareja, que son más de 4.800 casos, 1.110 de violencia intrafamiliar y más de 600 casos de violencia contra la libertad sexual. Y si traemos esos datos a lo que llevamos del año 2024, ya superamos las 4.700 denuncias en el periodo de enero a septiembre; 3.400 casos de violencia en el ámbito de la pareja o expareja, más de 800 en la violencia intrafamiliar y casi 500 delitos contra la libertad sexual. Se repite el patrón y las administraciones públicas seguimos trabajando.
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