«Descomunales rugidos» atronaban Atocha
Año 1970 ·
El volumen de la megafonía despertaba quejas: «Se trata de un verdadero suplicio chino, de algo inaguantable para los oídos y sencillamente inadecuado para una ciudad como la nuestra»Hay temas recurrentes. Por ejemplo, de vez en cuando oímos quejas sobre el elevado volumen de la megafonía en Anoeta, vociferante 'speaker' incluido.
Hojeando la ... hemeroteca de DV, encontramos el 9 de diciembre de 1970 un 'Sirimiri' contra «los descomunales rugidos» de los altavoces de Atocha. Nos suena haber escrito alguna vez sobre el tema, pero buscando y rebuscando resulta que no fue respecto de 1970 sino en otras ocasiones de los años 1946 y 1957...
DV, 15 octubre 1946: Txibirisko, en su sección 'Saski-naski', se quejaba de los ruidos que turbaban la ciudad. Y terminaba con el ruido más ruidoso: «En este sector baten el record de la audición obligatoria los altavoces de Atocha. Su instalación y puesta en punto deben de reunir más dificultades que un acuerdo eficaz de la Comisión Municipal de Abastos. Las tardes que preceden a un partido de Atocha son atronadoras. ¡Qué de ensayos para que el domingo funcionen bien! ¡Qué mañanas de domingo! Y siempre un mismo disco –el 'Adiós, amor'– que empieza, vuelve a empezar y no acaba de despedirse. Pero la técnica de ensayo es por lo visto imperfecta aún, porque llega el domingo y a lo mejor, los altavoces reproducen con la mayor fidelidad al tartamudo más inaguantable o más bromista».
Turbar la tranquilidad
DV, 17 de diciembre de 1957: Un ingeniero industrial donostiarra pedía en un carta que se redujera el volumen de la megafonía y limitara su uso. «Bien está que haya pasión y entusiasmo deportivos, pero no tanto como para turbar cada cinco minutos la tranquilidad del vecindario que no siente necesidad, ni curiosidad siquiera, por los avatares de los partidos de fútbol». Se lamentaba de que «por si fuera poco, aparte del desaforado volumen de los tales altavoces, resulta que ya no actúan solamente cuando juega el primer equipo de la Real Sociedad (...) sino que lo hacen todos los domingos y, para colmo, además de la música y la publicidad del comienzo, descanso y final del partido, intercalan sabrosas noticias sobre los goles que van conquistando o perdiendo los distintos equipos que juegan en toda España... Pero señores, ¡un poco de seriedad, que la cosa no es para tanto!».
Y aportamos hoy una nueva pieza en el mismo sentido. El 9 de diciembre de 1970, nuestro diario publicó otra carta de un lector, apoyándola porque, escribían, «tiene toda la razón del mundo». Decía así...
«He leído varias veces en esa sección justas críticas sobre las sonoridades que emite el altavoz comercial de Atocha durante los descansos de los partidos de fútbol. Estoy absolutamente de acuerdo con ustedes en que se trata de un verdadero suplicio chino, de algo inaguantable para los oídos y sencillamente inadecuado para una ciudad como la nuestra».
El lector consideraba que, en vez de publicar las quejas a posteriori, lo tendrían que hacer por adelantado, en aquel momento en vísperas del derbi contra el Athletic de Bilbao, «del que aspiramos a salir con los oídos en buen estado. También quisiera preguntar, públicamente, por qué es necesario que para remediar esta situación se escriban cartas, ¿No hay autoridades en Atocha que padecen de los descomunales rugidos de los altoparlantes?».
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