Coches aparcados en la plazuela de Don Álvaro del Valle Lertsundi. Paco Marí / Foto Marín
La calle de la Memoria

1965 | «Los peatones van a tener que refugiarse»

«Desde hace algún tiempo se hace en momentos del día muy incómodo y difícil circular a pie por la Parte Vieja«

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Sábado, 25 de octubre 2025, 08:57

Salvo si asistimos al intenso trajín matutino de las furgonetas de reparto, tenemos una visión de la Parte Vieja como zona peatonal, carente de vehículos.

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Sin embargo, tardó en ser así. Durante los años 50, 60 y buena parte de los 70, los automóviles campaban por el casco antiguo, moviéndose por sus estrechas calles y aparcando en sus plazas. Ya hace sesenta años eran conscientes de que los automóviles habían invadido la Parte Vieja y, si no se tomaban medidas, las cosas irían a peor. Lo leemos en DV el 25 de octubre de 1965...

«Si desde hace algún tiempo se hace en momentos del día muy incómodo y difícil circular a pie por la Parte Vieja, en un futuro próximo los peatones van a tener que refugiarse en los portales o en las tascas para que puedan circular los coches». Tenían clara la solución, que lamentablemente tardaría en llegar...

«En una zona de este carácter, lo práctico sería prohibir la entrada de vehículos. Únicamente podrían hacerlo las furgonetas y camionetas para atender a los correspondientes servicios y a horas determinadas del día. Pero coches de turismo, ni uno».

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Argumentaban con lógica que «desde la Alameda no hay distancias con ningún rincón del histórico sector. Tampoco se hace incómodo el ir a pie, cuando todo consiste en varios centenares de agradables metros. Con ello evitaríamos no sólo un peligro para los peatones, sino una mayor comodidad para motorizados y peatones, haciendo más agradable el recorrido».

En el año 1965 señalaban ya el corazón de lo Viejo, la plaza de la Constitución, como algo a salvaguardar en especial...

«Y vamos más lejos aún: no permitir la entrada de un vehículo en la Plaza del 18 de Julio. Un recinto tan evocador se ha convertido en un garaje gratuito».

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Pegados a las fachadas

Las ideas estaban claras pero, ya decimos, tardaron en llevarse a la práctica. Doce años después, las cosas seguían igual o peor. Lo leemos en DV el 9 de agosto de 1977: «Fuimos testigos la noche del sábado de un abusivo rodar de coches en medio de riadas humanas. Y esto no puede ser, porque no se trata ya sólo de que circulen coches por la Parte Vieja, sino de los coches que aparcan y quedan allí anclados, originando la doble fila y obligando al peatón, incluso, a pegarse a las fachadas de las casas, como medida de prudencia y defensa».

«¿Qué pasa con la Parte Vieja, cuando los vecinos y buena parte de los comerciantes e industriales están conformes con que se prohiba la entrada a los coches, dejando, como es lógico, la entrada a los vehículos de servicio y reparto, estos últimos a las horas convenidas? (...) ¿Por qué el Ayuntamiento no prohibe el tráfico rodado por la Parte Vieja? ¿No se atreve a adoptar dicha media o está adoptada y no le importa su cumplimiento, por lo que deja correr la cosa?».

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