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Una gran esquela en la página 2 de EL DIARIO VASCO del 12 de abril de 1960 informaba del deceso...
«El señor Don Luis ... Urteaga Iturrioz (organista de la parroquia de San Vicente) (Medalla de Plata de la ciudad) (Profesor jubilado del Conservatorio de música) Falleció en el día de ayer, a los 77 años de edad, después de recibir los santos sacramentos y la B. A. de su santidad. R.I.P. Su director espiritual; sus resignados hijos, don José Luis, doña Isabel, don Juan, don Leonardo (misionero en Los Ríos) y don Jesús María (sacerdote del Opus Dei), hija política...».
En vísperas de Semana Santa, nos dejaba una persona muy vinculada a la música en nuestra ciudad, no en vano había ejercido durante cuarenta años como organista en la parroquia de San Vicente.
En el DV de hace 65 años se hacían eco del impacto que la desaparición de Luis Urteaga supuso en la ciudad, mediante un largo artículo firmado por Tristán de Easo (seudónimo de Vicente Escudero)...
1960 Órgano de San Vicente
Había vivido cuatro décadas ante él, donde había destacado por su «sensibilidad artística delicada y sutil». Había fallecido Luis Urteaga, «un organista en toda la extensión de la palabra»
«Don Luis Urteaga Iturrioz falleció a la una y cuarto de la tarde, rodeado de sus familiares. La triste nueva corrió por la ciudad y traspasó los límites provinciales rápidamente. Don Luis era una persona todo afecto y corazón, maestro de centenares y centenares de discípulos, buen músico –excepcional– y músico bueno. Llevaba algún tiempo enfermo, aunque él siempre mostrara su abierta sonrisa y afecto a cuantos le trataron, no dejaba traslucir sus dolencias».
Había nacido 77 años antes en Ordizia, entonces Villafranca de Oria. Fue organista en Berástegui, Balmaseda y Zumaia, antes de afincarse a los 33 años en la parroquia donostiarra de San Vicente, a donde acudió a suceder a Ildefonso Lizarriturry.
Combinó su trabajo en el órgano con la labor como profesor de solfeo, órgano y piano en el Conservatorio donostiarra, así como una importante tarea como compositor.
Como escribía Tristán de Easo en abril de 1960. «Don Luis Arteaga fue un músico extraordinario, tanto como organista cuanto como compositor. Su musicalidad y dominio de instrumento, a quien tenía preferente vocación, le dieron un prestigio internacional.»
«Fue un músico al servicio del arte sacro, una sensibilidad artística delicada y sutil, dedicada a la liturgia, un improvisador de excepción, un acompañante ideal y un armonizador de mano maestra».
«La parroquia de San Vicente conoce perfectamente la valía de este hombre entregado a la difícil misión de su organistía a todas las horas del día. Y lo conocen todas las iglesias y parroquias donostiarras y de la provincia, donde no podía faltar en las grandes solemnidades o en la efemérides más salientes de la vida de los pueblos. Fue un organista en toda la extensión de la palabra».
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