Serpentinas en el Domingo de Piñata del Gran Kursaal, en el año 1923. RICARDO MARTÍN / PHOTO CARTE
La calle de la memoria

1925 | Regalos para las que rompían la piñata

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Sábado, 1 de marzo 2025, 01:00

Estamos en el epicentro del Carnaval, después del cual llegará el Domingo de Piñata, que ha quedado entre nosotros como un epílogo a los Carnavales, ... una última salida de algunas comparsas en otro lugar, las calles de Altza (y Trintxerpe).

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Antaño, el Domingo de Piñata tenía personalidad propia. Situado en el primer domingo de Cuaresma, funcionaba como una especie de bisagra entre el desmadre carnavalero y el recogimiento de los cuarenta días de preparación a la Semana Santa. El Domingo de Piñata tenía algo de último momento alegre, balance, cierre y quizás arrepentimiento de los excesos pasados. Y se rompían piñatas (ya saben, ollas colgadas con regalitos dentro que caían al romperlas con un palo) de verdad.

Así lo comprobamos hace un siglo, cuando el Domingo de Piñata cayó el 1 de marzo. En 'La Voz de Guipúzcoa' apareció un anuncio publicitando el baile del teatro Principal, en los siguientes términos...

«Hoy, domingo de Piñata, tarde y noche, grandes bailes de máscaras. Amenizados por la brillante banda del regimiento de Sicilia. Por la noche, gran sorpresa a la señorita que logre romper la piñata. Entrada de caballero: Tarde, 3 ptas. Noche, 4 ptas.».

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En una información apuntaban que «para el baile de esta tarde se ha vendido un número considerable de billetes, lo que es indicio seguro de que el teatro ha de estar completamente lleno, como el pasado martes». Desvelaban cuál era la «gran sorpresa» que aguardaba a «la señorita que logre romper la piñata»: se le obsequiaría «con un estuche de manicura o un billete de 50 pesetas, si así lo prefiriera».

1925 Hace cien años

no estaban en plenos Carnavales sino ya en el Domingo de Piñata. Los bailes y cenas se cerraban con la tradición de que «las señoritas» rompieran una piñata. Entre los premios, un estuche de manicura o una moneda de oro

Menos, 25 pesetas, recibiría la mujer (aquello no era cosa de hombres) que rompiese la piñata en el teatro Colón. En la pequeña sala de 'varietés' del barrio de Gros también organizaban la «Gran fiesta de la Piñata». En un anuncio que apareció hace cien años prometían «Grandes batallas de serpentinas. Fantástica iluminación en colores. Adornos originales y caprichosos». «Orquesta Echegoyen, reforzada. Sheverio, mago del saxofón, Inagotable repertorio de bailes modernos».

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La entrada en el teatro Colón era gratuita y «a las dos y media se romperá la piñata, siendo premiada la señorita que la rompa con una moneda de oro de 25 pesetas».

Salmón, cordero, foie-gras

Otro foco de atención del Domingo de Piñata donostiarra de hace un siglo era el «aristocrático» restaurante Majestic Palace, situado en la planta baja del Círculo Easonense, en la esquina de las calles Igentea y Mayor.

A 10 pesetas el cubierto, la «gran cena a la americana» de su Domingo de Piñata ofrecía un opíparo menú que constaba de «ox-tail soup, salmón de Nalón a la Daumont, cordero lechal Bristol, poulardas asadas Perigourdine, mousse de foie-gras al Oporto, ensalada Danicheff, carlota rusa, pastelería variada y canastilla de frutas».

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«A continuación de la cena, que será amenizada por una notable orquesta, tendrá lugar la clásica ceremonia de romper la piñata, en la que podrán tomar parte las damas asistentes a la cena. La que resulte afortunada recogerá un original regalo-recuerdo», que no especificaban.

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