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Banquete de Carnaval (sin disfraces) en Euskal Billera, el año 1925. RICARDO MARTÍN / PHOTO CARTE
1925 | El Kursaal, cerrado durante el Carnaval
La calle de la memoria

1925 | El Kursaal, cerrado durante el Carnaval

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Martes, 25 de febrero 2025, 01:00

El Carnaval no gustaba al dictador Miguel Primo de Rivera, pero hace un siglo aún no había tomado ninguna medida para limitarlo. En todo caso, aquellos Carnavales fueron poco lucidos por la abundante lluvia y porque no se celebró el gran baile de máscaras de otros años en el Kursaal.

De ello se lamentaba Alfredo de Laffitte en el periódico 'El Pueblo Vasco' ya terminado el Carnaval, el 25 de febrero de 1925: «Tenemos dos edificios monumentales y soberbios levantados para solaz y recreo de los habitantes y forasteros. Ambos llamados por su naturaleza a tomar una parte principal en las expansiones de la ciudad, han permanecido el uno convertido en hospital, y el otro cerrado a piedra y lodo». (Se refería al Gran Casino y al Gran Kursaal, afectados por la suspensión del juego que ya había dictado Primo de Rivera).

«Este año –continuaba Laffitte–, el mal tiempo ha hecho que todos los locales hayan sido insuficientes para contener la enorme muchedumbre que para divertirse se veía obligada a refugiarse bajo techado los días de Carnestolendas; y el magnífico hall del Kursaal y su elegante restaurant se hubieran prestado, como lugar capaz y a propósito, para un gran baile de disfraces y otros espectáculos con que satisfacer al vecindario».

1925 Quejas

Lamentaban que se hubiera perdido el baile de disfraces en el Gran Kursaal. «El mal tiempo ha hecho que todos los locales hayan sido insuficientes para contener la enorme muchedumbre que se veía obligada a refugiarse bajo techado»

«Nada se ha conseguido y el pueblo tiene perfecto derecho a quejarse de que por fás o nefás, no haya podido disponer de un local que se construyó para su esparcimiento y la Corporación municipal así lo consignó en la escritura de cesión de los terrenos».

En todo caso, aunque faltase el gran baile del Kursaal, sí se celebraron otros muchos en el salón del teatro Principal y en diversos clubs y sociedades.

En 'El Pueblo Vasco' de hace cien años daban detalles sobre algunas «fiestas aristocráticas». Como el baile en el Majestic del Club Náutico, en el que se sirvieron exactamente 306 tés. «El baile fue animadísimo, amenizado por una excelente orquestina y jazz que no cesó de interpretar las danzas hasta las nueve de la noche». Por cierto, que al parecer no sólo bailaron... «El espacioso local estaba muy bien adornado y tenía una media luz, confidencial, propicia para los diálogos amatorios».

También había quien prefería los bailes sin máscaras, como apuntaba Laffitte: «Sin el baile del Cantábrico, las pobres muchachas 'bien' que no concurren a los bailes de máscaras se hubieran aburrido por completo».

«Bello sexo» y «sexo fuerte»

El Círculo Mercantil, además de los bailes de máscaras en su sede, organizó un banquete de Carnaval en el hotel Continental, del que escribían...

«En diferentes mesas estaba una brillante representación del bello sexo, de las que recordamos a las señoras de Legarra, Mendiluce, Torres, Zabala, Argomániz y Oyón, y señoritas de Epelde y Pérez Egea. Del sexo fuerte estaba lo más saliente del comercio y la industria de la capital».

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