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La hora de la generación más preparada

La hora de la generación más preparada

Los nacidos en el 2000 se enfrentan con 18 años ante una realidad alejada del gran futuro que les vaticinaron con el nuevo milenio. Pero ellos quieren mejorar las cosas

Aiende S. Jiménez

San Sebastián

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Domingo, 4 de marzo 2018, 08:32

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Llegaron al mundo cuando se estrenaba el nuevo milenio, en el inicio de una nueva era llamada a estar marcada por la aceleración del desarrollo gracias a la contribución de las nuevas tecnologías, que comenzaban a expandirse y a instalarse en hogares y empresas de todo el mundo. Un desarrollo que debía traer consigo nuevas oportunidades, una época para soñar a lo grande. Esos bebés nacidos en el año 2000 cumplen ahora la mayoría de edad, enfrentándose a una realidad que dista mucho de ese idílico panorama que muchos profetizaron.

Aimar Villanueva, Olatz San Buenaventura, Álvaro Rodriguez, Julia Vicente, Endika García y Laura Cabanillas son seis adolescentes guipuzcoanos que pertenecen a esa ‘Generación Z’, la inmediatamente posterior a los ‘Millenials’. Los sociólogos dicen de ellos que son realistas y que enfocan sus pensamientos hacia el futuro, más que al presente. Les ha tocado crecer en un contexto incierto donde la manera de ver el mundo ha cambiado, ha aumentado la diversidad social y han cambiado algunos roles sociales. Pero sobre todo destacan que son adolescentes muy maduros, autosuficientes y creativos, ya que han aprendido a salir adelante en un mundo difícil, marcado por años de una crisis económica que ha truncado el porvenir de miles de jóvenes.

Desde pequeños han vivido bajo la constante advertencia de que la empleabilidad de los recién graduados era muy escasa, de que los salarios distaban mucho de ser dignos y de que poder independizarse, solos o en compañía, se antojaba muy complicado antes de llegar a los 30, más aún en Euskadi donde los precios de la vivienda, tanto en compra como en alquiler, superan con creces a los de cualquier otra Comunidad. No obstante, confían en que la situación mejorará y creen que su amplia formación y sus capacidades les van a permitir cumplir sus objetivos. No tienen miedo a ser emprendedores y consideran que un salario digno debería oscilar «entre los 1.500 y los 2.000 euros».

Las cifras

  • 30 años. Es la edad media de emancipación de la juventud vasca, cuatro años más tardía que la media europea, que es de 26 años.

  • 996 euros. Es el salario medio que percibe una persona joven entre 16 y 29 años en Euskadi. Las mujeres cobran menos, 867 euros.

A todos aquellos que critican su dependencia con las redes sociales, les responden que hacen un uso «responsable de las mismas». De hecho, los expertos aseguran que la experiencia les ha hecho ser conscientes de los riesgos que implica compartir toda su información en internet, y por ello son cada vez más celosos con su privacidad.

Son jóvenes comprometidos. Resulta llamativo cómo estos seis chavales coinciden al afirmar que a su generación le corresponde asumir la responsabilidad de «cambiar el mundo». Defienden los princicios de igualdad, respeto y convivencia, y aseguran que no dudarán en «salir a la calle» para reivindicarlos. La ‘Generación Z’ viene pisando fuerte.

Olatz San Buenaventura

«Aún se dan actitudes muy antiguas entre los jóvenes»

Olatz San Buenaventura espera hacer de su vocación su profesión. Esta joven de Andoain disfruta con un pincel o un rotulador en la mano. De hecho, en su cuenta de Instagram publica sus dibujos, y de vez en cuando recibe encargos de conocidos para que realice retratos u otro tipo de diseños. «Las redes sociales son un buen medio para promocionarte como marca, para que la gente vea lo que haces», asegura. Cree que los jóvenes de su edad han tenido que hacer «más esfuerzos para aprender idiomas y sacarnos títulos de todo tipo para poder optar a un buen trabajo en un futuro», y por lo tanto están más preparados.

Tiene claro que la vida universitaria la quiere hacer fuera de casa. «Tengo ganas de tener la experiencia de valerme por mí misma», y afirma también que si le ofreciesen «el trabajo de mi vida» en el extranjero, «no dudaría ni un segundo en hacer las maletas e irme».

Olatz se muestra muy crítica con las injusticias que observa en la sociedad actual, «especialmente con el machismo, que se da incluso entre chicos y chicas de mi edad». Reclama que los jóvenes «tienen que darse cuenta de que todos somos personas y que hay que respetar las opiniones, creencias y orientaciones sexuales» de todo el mundo. Aunque opina que Euskadi es una comunidad «tolerante», afirma que es «horrible la homofobia que aún se aprecia entre los jóvenes», que aunque van «de modernos» tienen actitudes «muy antiguas».

Es consciente de que queda mucho camino para lograr formar una sociedad más tolerante, pero cree que su generación va a ser quien empiece a liderar esos cambios. «No sabemos a dónde nos llevará, pero el camino no va a ser aburrido», asegura. «Está claro que en dos días no vamos a cambiar lo que se lleva haciendo mal durante cientos de años, pero ya hemos empezado a movilizarnos, a sacar el feminismo a la calle, a reclamar nuestros derechos y protestar por las injusticias».

Asimismo, critica a las generaciones posteriores a la suya, por su «obsesión con las redes sociales». «Soy monitora de tiempo libre y los niños están enganchados a los ‘youtubers’, son sus ídolos y deberían tener otro tipo de referencias».

Olatz San Buenaventura

  • 17 años, Andoain. Su vocación es la pintura y el dibujo, estudiará Bellas Artes.

  • Aficiones. Además de dibujar le gusta cantar y es monitora de tiempo libre.

  • Lo mejor de su generación. La ilusión de hacer las cosas sin la ayuda de nadie.

  • Lo peor. La obsesión por la imagen.

Aimar Villanueva

«Tenemos que dar ejemplo a los que vienen por detrás»

Aimar Villanueva es optimista al hablar del futuro laboral al que se enfrentarán los jóvenes de su generación cuando terminen sus estudios. «La población está envejeciendo mucho y en los próximos años habrá mucha gente que tenga que jubilarse, y eso nos abrirá hueco a nosotros». Su intención es además estudiar Filología Hispánica o Magisterio, «y creo que no lo tendré tan difícil, porque muchos profesores se están retirando». Cree que la clave del éxito es el esfuerzo y el tesón que cada uno invierte en lo que hace.

Aunque algunas generaciones precedentes han tenido que salir al extranjero para encontrar mejores oportunidades laborales, él no se ve en ese papel y asegura que le gustaría establecerse en Gipuzkoa. «Si me dijeran que tengo trabajo y casa asegurada aquí, diría que dónde tengo que firmar». No obstante, no le importaría pasar un par de años en Japón, para vivir la experiencia, «pero no me quedaría más tiempo, porque no me llama tener que adaptarme a una nueva cultura».

Sobre la relación de su generación con el mundo virtual, Aimar recuerda que ellos fueron quienes estrenaron los primeros ordenadores que el Gobierno Vasco implantó en las aulas de 5º de Primaria dentro de el programa ‘Eskola 2.0’ en el año 2010. Pero también recuerda que él no tuvo móvil hasta los quince años. «Hemos sido una generación que ha vivido la implantación de todas las nuevas tecnologías, pero de pequeños jugábamos en el parque y no estábamos todo el día pegados al ordenador o al móvil, como sucede ahora», aunque reconoce que «si coges a 500 chicos y chicas de mi edad, 350 tienen dependencia de las redes sociales», de las cuales la mayoría son «son tóxicas y no sirven para nada de provecho».

Si pudiera cambiar algo de la sociedad actual, sería «la discriminación, en todos los aspectos. Hay actitudes entre los jóvenes que solo retrasan el desarrollo». Por ello cree que a su generación le corresponde «despertar del sueño que nos han dejado en herencia las anteriores», un reto para el que les considera capacitados porque «pensamos y actuamos por nosotros mismos, y no por lo que nos digan los adultos. Somos responsables de dar ejemplo a los que vienen por detrás».

Aimar Villanueva

  • 17 años, Villabona. Quiere estudiar Magisterio o Filología Hispánica.

  • Aficiones. El deporte y la música. Hace atletismo y toca el saxo y la guitarra.

  • Lo mejor de su generación. La capacidad de pensar y de actuar por sí mismos.

  • Lo peor. El poco respeto que se tiene hacia los demás.

Julia Vicente

«Las redes sociales me agobian, me las he borrado»

El de Julia Vicente es un caso singular. En pleno éxtasis de las redes sociales, medio principal de entretenimiento y expresión para los jóvenes donde muchos exponen su día a día a través de fotos y vídeos, ha decidido renegar. «Me lo he borrado todo. Facebook, Instagram, Twitter… Odio que la gente sepa lo que hago en todo momento», asegura, aunque no puede evitar que a su alrededor la vida se transmita online. «Cuando quedamos para cenar mis amigas sacan el móvil para hacerles fotos a los platos. Las redes han acabado agobiándome», reconoce. Julia es un ejemplo, aunque escaso, de que no todos los jóvenes viven enganchados a las redes. De hecho, ella asegura que «se puede vivir perfectamente sin ellas».

La donostiarra cree en ese sentido que la suya es una generación diferente a las más jóvenes, las que ya nacieron con una tablet bajo el brazo. Deportista, jugadora de baloncesto desde niña, ahora ve cómo las pequeñas a las que dirige como entrenadora «corren a por sus móviles nada más terminar el entrenamiento».

Cuando piensa en el futuro, las preocupaciones del día a día le impiden hacerlo a largo plazo. Solo quiere terminar el instituto con una buena nota y tomar la decisión correcta sobre qué carrera estudiar. Desde pequeña ha crecido escuchando frases sobre la situación precaria en la que se encuentran los jóvenes al terminar los estudios superiores, caracterizada por un panorama laboral precario e incierto y la escasez de oportunidades. «Nos llevan mucho tiempo metiendo miedo sobre la falta de salidas laborales. Pero yo no creo que la cosa esté tan difícil como la pintan», afirma. A partir de septiembre estudiará psicología o filosofía, lo más cerca de casa posible. La emancipación le queda lejos. «No quiero estar en casa hasta los 30, pero ahora solo pienso es cómo será la vida en la ‘uni’».

Sobre el carácter de sus coetáneos, opina que «los jóvenes ya no tenemos miedo a hacer lo que nos gusta, tiramos de vocación y no de aquello que nos imponen», señala, aunque advierte que es importante «no caer en la dejadez. Tenemos que tomar las riendas de nuestro futuro y del de la sociedad, es necesario que adquiramos esa responsabilidad».

Julia Vicente

  • 17 años, Donostia. Quiere estudiar Filosofía o Psicología.

  • Aficiones. Juega a baloncesto desde hace años y también entrena a niñas pequeñas.

  • Lo mejor de su generación. La determinación por luchar por aquello en lo que creen.

  • Lo peor. La adicción a las tecnologías.

Álvaro Rodríguez

«Las cosas no van a mejorar solas, hay que involucrarse»

Álvaro Rodríguez es un jóven que se muestra muy crítico con la sociedad actual. Si tuviera que cambiar algo lo primero sería «la corrupción entre los políticos, porque afecta a la mayoría de ellos». Asimismo, cree que todavía existe «mucho clasismo y prejuicios que provocan desigualdades y conflictos». Como jóven inconformista que es, le gustaría estudiar periodismo para poder denunciar públicamente todo aquello que considera injusto o ilegal.

Sobre los chicos y chicas de su generación, opina que tienen «muchos conocimientos» y que eso les hace «más maduros, porque no somos ajenos a lo que ocurre a nuestro alrededor». Ve muy positivamente que la gente joven se movilice cada vez más por causas como la violencia machista o la homofobia. «Antes no nos involucrábamos tanto, y ahora la gente se suma y apoya causas que defienden la igualdad». No obstante, asegura que aún existe entre muchos chavales de su edad cierto «pasotismo» a la hora de comprometerse con las cosas.

Una de sus preocupaciones para el futuro es «ser una persona con valores, que no se quede al margen y forme parte de ese cambio que nos corresponde protagonizar. Las escusas hay que tirarlas a la basura y tenemos que coger el toro por los cuernos, porque las cosas no van a mejorar solas».

Por otro lado, no casa con la opinión de algunos de que los jóvenes de su edad dependen de las redes sociales para todo. «Depende mucho de como sea cada persona. Yo las uso para comunicarme con mis amigos, pero por ejemplo no tengo ni Facebook ni Twitter, y tampoco uso toda esa cantidad de ‘apps’ absurdas que existen hoy en día».

Confía en que encontrar un trabajo dentro de unos años no sea tan complicado, y defiende que «si pones de tu parte y te empeñas no creo que sea tan difícil, porque en todas partes hace falta gente». Álvaro rompe también con el estereotipo de que los jóvenes son unos ‘despegados’ de sus familias, y afirma que no le gustaría salir de Donostia, «porque no me quiero perder el día de la Tamborrada, y aunque me gustaría emanciparme pronto, quiero estar cerca de mi familia, para tener la facilidad de verles con frecuencia».

Álvaro Rodríguez

  • 17 años, Donostia. Quiere ser periodista, y espera estudiar en Bilbao.

  • Aficiones. Le gusta leer y jugar a basket con sus amigos.

  • Lo mejor de su generación. Son jóvenes muy formados y con actitudes maduras.

  • Lo peor. El ‘pasotismo’ para comprometerse con algunas cosas.

Endika García

«Tenemos ganas e ilusión para cambiar las cosas»

Endika es uno de esos tantos jóvenes que a pocos meses de terminar la edad escolar todavía no ha decidido qué camino tomar de cara a su futuro laboral. Va por la rama de letras, pero no ha hecho prematricula en ninguna universidad. «No lo tengo nada claro, y mi princial preocupación ahora mismo es encontrar esa vocación», asegura el joven de Errenteria, quien se siente aliviado «porque mis padres no me presionan». Asegura que la suya es una generación «que viene pisando fuerte», que tiene «un carácter emprendedor» y que está «comprometida a cambiar las cosas con ganas e ilusión».

Respecto al futuro laboral al que se enfrentarán tanto él como sus compañeros, cree que son jóvenes que no se van a quedar esperando a que el trabajo les caiga del cielo. «Mientras llega ese empleo con el que soñamos, pues trabajaremos de lo que haga falta, pero no nos quedaremos parados». Él sabe muy bien lo que es el sacrificio, la constancia y la disciplina, ya que lleva años dedicándose al tiro con arco, un deporte con el que ha llegado a ser campeón de España y por el que ha llegado a ser convocado con la selección española, a la que representó el año pasado en el campeonato europeo. Una pasión a la que dedica muchas horas, pero sin descuidar su formación.

Cree que los adolescentes han dejado de ser ajenos a las injusticias, «ahora reivindicamos aquello que creemos que nos corresponde, luchamos por nuestros derechos. Hay aspectos como el machismo, la violencia, los fanatismos, que no son nuevos, pero no por ello hay que dejar de insistir en que no están bien». Los cambios que «deben llegar» cree que lo harán «poco a poco», pero afirma que a su edad «ya vamos teniendo las ideas más o menos claras de qué tipo de persona queremos ser».

Como todos los chicos de su edad, utiliza las redes sociales, aunque no cree que esté engachado a ellas. «Tienen sus cosas buenas. Está claro que ahora son un medio para buscar trabajo, y que el acceso que hemos tenido a internet desde muy pequeños nos ha permitido llegar a muchas partes y ser conscientes de las realidades que suceden en todo el mundo a tiempo real».

Endika García

  • 17 años, Errenteria. Estudia letras, pero no se ha decidido por ninguna carrera.

  • Aficiones. El tiro con arco, ha sido campeón de España y compite con la selección.

  • Lo mejor de su generación. Son más emprendedores y comprometidos.

  • Lo peor. Se le da demasiada importancia a lo material.

Laura Cabanillas

«Nos hemos formado de cara a un futuro complicado»

Laura Cabanillas defiende que la suya es una generación «mejor preparada» que las anteriores «porque durante muchos años nos han advertido de que nuestro futuro iba a ser muy complicado, y nos hemos preocupado de estudiar idiomas y otras habilidades para estar mejor formados». Sin embargo, coincide con la afirmación de que hay carreras que tienen más salidas laborales que otras. Ella quiere estudiar periodismo y aspira a poder escribir en un medio.

Mientras se prepara, utiliza las redes sociales para colgar alguno de sus textos. «Existen páginas en las que la gente sube historias, y da través de ese canal se han descubierto a muchos escritores que ahora venden libros». Por ello, cree que la clave del éxito está «en el esfuerzo y la insistencia». Además confía en que la economía seguirá «mejorando y saliendo de la crisis» y que eso provocará «que cuando nos toque trabajar nuestros sueldos sean mejores que los que hay ahora».

Defiende por tanto que las redes sociales son un medio útil para muchos aspectos, pero reconoce que en el caso de muchos adolescentes el uso que se hace de ellas puede llegar a ser nocivo. «Yo tengo un hermano pequeño, y tanto él como sus amigos dedican mucha parte de su tiempo libre a jugar a la consola o a ver vídeos en ‘YouTube’, y creo que eso es un problema».

En su caso, mudarse al extranjero a trabajar es una opción que le resulta muy atractiva. «Me gustaría vivir esa experiencia, conocer las costumbres laborales y culturales de otros países. Pienso en Europa pero también en Estados Unidos». Sea donde sea, espera poder asegurar un futuro «en un lugar donde sea feliz».

No tiene dudas de que a su generación y a las que vienen por detrás les corresponde tomar el relevo de los cambios que ya se han empezado a generar en la sociedad. «Somos los más indicados para cambiar el mundo, porque nos hemos preparado para ello y sobre todo porque tenemos ganas de mejorar las cosas», asegura la zarautztarra. «Tenemos ese poder, somos quienes vamos a mandar dentro de unos años y no podemos ser ajenos a esa responsabilidad».

Laura Cabanillas

  • 17 años, Zarautz. Quiere ser periodista y sus opciones son León o Bilbao.

  • Aficiones. Su pasión es escribir y también disfruta dibujando y tocando la guitarra.

  • Lo mejor de su generación. El conocimiento y las ganas de mejorar lo que ya existe.

  • Lo peor. La falta de igualdad en algunos aspectos.

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