Maite Peña: «No hemos estado finos a la hora de informar a las familias de residencias»
Diputada de Políticas Sociales ·
«Quejas ha habido, hay y habrá. Pero en Txara I, ELA instrumentaliza un informe preliminar», dice sobre el control que revela que mayores pasaron 14 horas sin comerDiez días después de que se conociera, a través de un informe de una inspección, que usuarios de Txara I estuvieron hasta catorce horas en ... la cama y sin comer, la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, insiste en que el documento es «preliminar» y no se va a producir ningún cambio hasta completar el estudio «con la información que aporte la residencia». Acusa a ELA de «instrumentalizar» lo ocurrido mientras pone la vista en el futuro y lo aprendido tras la pandemia: «No hemos estado demasiado finos en la comunicación con los familiares».
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- Un informe preliminar de una inspección en la residencia Txara I recoge que usuarios del centro pasaron cerca de catorce horas encamados y sin comer. ¿Se ha solucionado?
- No tengo conocimiento de que se haya hecho nada en Txara I porque es un informe preliminar. Una delegada sindical de ELA interpuso una queja y, sin avisar, el servicio de inspección actuó. El informe preliminar se completa con la información que aporta la residencia y ahora estamos en pleno proceso de instrucción en el que la residencia ha aportado documentación que hay que analizar. A diferencia de en otros casos, aquí se ha instrumentalizado el informe por parte de ELA para su interés político. Esa ha sido la diferencia fundamental de lo que ha ocurrido porque en las residencias en Gipuzkoa quejas ha habido, hay y habrá. Lo que me preocupa es qué respuesta se da ante una queja. Se realiza una media de treinta inspecciones mensuales y habrá que ver cómo resulta esta. A partir de ahí se actuará.
- ¿Es realmente un caso aislado, como ha reiterado estos días?
- Tenemos 5.000 usuarios en residencias y 6.500 personas trabajando. Se atiende 365 días al año 24 horas. Es normal que haya problemas, y más en este momento, en el que estamos saliendo de una pandemia. Los centros de mayores lo han pasado fatal y no están completamente recuperados. Lo que ha sido anormal es la instrumentalización de ese informe, que se utilice para querer generar una realidad. No se nos puede olvidar que solo el 10% de los residentes son autónomos. La mayoría son grandes dependientes. La edad media es de 86 años. No podemos dibujar un escenario idílico pero sí ser consciente de lo que tenemos.
- ¿A qué se refiere?
- Tenemos un porcentaje de concertación de plaza pública del 85%, unos ratios por encima de todo el entorno -una trabajadora de atención directa por cada dos usuarios, apunta- y tenemos el porcentaje de inversión más alto. En Gipuzkoa se invierten 600 euros por persona en políticas sociales. Entre junio y julio pusimos en marcha un proyecto para evaluar todo lo que está sucediendo en residencias sobre la perspectiva del Covid, la calidad de la atención y el futuro. Se han realizado 13 talleres y han participado más de 2.000 personas. ¿La conclusión? Las residencias en Gipuzkoa han sido positivamente valoradas por residentes, familiares y trabajadoras.
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- Las residencias han comenzado esta semana una nueva etapa, sin limitaciones en visitas y salidas. ¿El fin de la inoculación de la tercera dosis ayuda a dar este paso con más tranquilidad?
- Indudablemente estamos saliendo de esta pandemia. Desde la Diputación afrontamos con optimismo esta nueva fase. Y lo hacemos con más tranquilidad una vez terminada la inoculación de la tercera dosis. Que el 96% de los usuarios se haya vacunado es un dato muy positivo. En cualquier caso, aunque desaparecen las limitaciones de acceso a las residencias hay que mantener los dos metros de distancia, que pueden suponer una limitación de aforos en un momento determinado, además de la sectorización y la mascarilla.
- ¿Hay algo que ahora, si pudiera volver atrás, habría hecho de diferente manera?
- Sí. Aunque salimos de la pandemia con una buena valoración de todo el trabajo que se ha realizado en todos los servicios sociales, pero especialmente en las residencias, sí que cambiaría algunas cosas. En la primera ola mucho diferente no se podía realizar, pero sí es verdad que en un primer momento había una especie de psicosis por no tocar cosas cuando luego la evidencia científica nos ha enseñado que era más una cuestión de transmisión aérea que de otra cosa. Nos podríamos haber evitado algunos protocolos. También habría puesto antes algunas medidas tendentes a proteger el estado emocional de los usuarios. Y, sobre todo, hubiera incrementado las medidas propensas a que los usuarios y familias recibieran correctamente las explicaciones de por qué se tomaban algunas medidas. Ahí hemos podido no estar demasiado finos llevados por la dinámica.
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- La Fiscalía ha resaltado el trabajo en estos centros, de los más golpeados por la pandemia. ¿Cuál ha sido el reto más complicado al que se ha enfrentado?
- El del primer momento. La sensación era que llegabas siempre diez días tarde porque ibas por detrás del virus. Había dificultad para suministrar el material y bastante desconocimiento. Hubo que tomar decisiones muy rápidas y fue complicado, pero también fue un momento muy satisfactorio a la hora de ver cómo todo Gipuzkoa en red respondía cada uno aportando lo que podía.
- Ahora se realizan una media de cinco inspecciones al año de una duración de hora y media, pero Gipuzkoa trabaja para reforzar este modelo. ¿Cómo van a ser los controles del futuro?
- Trabajamos no solo en un refuerzo de lo que es la actividad propiamente inspectora, sino que queremos tener una evaluación continua de todo lo relativo a la calidad de atención. Queremos evaluar continuamente lo que estamos haciendo para ir a un modelo más personalizado y centrado en las necesidades concretas de la persona. En definitiva, tener en cuenta no solo las necesidades del usuario sino también sus preferencias. En ese aspecto la evaluación es fundamental porque vamos a incluir innovación tecnológica y social. La inspección va a formar parte de esto.
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«La mayoría de residentes son grandes dependientes y la edad media es de 86 años. No podemos dibujar un escenario idílico»
- ¿Cómo se mide esa calidad de la atención de la que habla?
- Precisamente en eso estamos trabajando, en establecer indicadores que nos puedan dar una fotografía real y en el momento de cuál es la calidad de la atención. Eso tiene a veces mucho de subjetivo, cómo percibe una persona que se están cubriendo sus necesidades. En este caso, hablamos del usuario incluyendo al familiar, porque muchos son grandes dependientes. Más del 80% de los residentes tienen deterioro cognitivo. tenemos que obtener los gustos y preferencias de estas personas de manera indirecta, y tienen que constar en el plan individualizado de cada persona. Los profesionales están trabajando en establecer esos indicadores que nos puedan objetivar aquello que es subjetivo.
- ¿Se van a hacer públicos los resultados de las inspecciones o va a haber más transparencia?
- Todo el sistema en el que estamos trabajando conllevará también modificaciones en los procedimientos. La Diputación de Gipuzkoa practica la transparencia y en ese sentido vamos a continuar, igual que estos meses hemos contado minuto a minuto cuál era la situación Covid en las residencias.
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- La Diputación de Bizkaia ya ha presentado su nuevo modelo de residencias, que se pondrá en marcha en 2023. ¿Hay fecha en Gipuzkoa?
- El plan de actuación que lleva aparejada la agenda 20-30, en la que trabajamos este nuevo modelo, es del 21-23.
- ¿Podemos decir entonces que la fecha marcada en el territorio es también la de 2023?
- Creo que antes. Tenemos previstas acciones ya este mismo año. El plan de actuación comprende desde el 2021 hasta el 2023, pero este año empezamos ya la transición.
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«Este año empezamos con la transición hacia el nuevo modelo. Ya estamos trabajando en las obras de algunas residencias»
- Una de las principales apuestas es que estén repartidos en módulos, al estilo de la sectorización actual. ¿Cómo será la organización de estos centros?
- Se plantea una transformación integral. Los centros nuevos van todos con ese modelo, pero no nos podemos olvidar de que tenemos 5.000 plazas residenciales donde también tenemos que dar ese paso. Estamos analizando dónde se pueden introducir ya modificaciones para llevar a cabo poco a poco ese cambio hacia el nuevo modelo, que requiere un cambio organizacional. Ya estamos trabajando en las obras de algunas residencias. En las que arquitectónicamente no es posible, se adecuarán los espacios internos a unidades pequeñas. También se buscará una mayor participación de las familias.
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- ¿Marcará el nuevo centro de Elgoibar un antes y un después?
- Elgoibar es un ejemplo, sí. Irun es otro; Pasaia, que va a ser el centro de referencia de Adinberri, otro... La propia de Usurbil también refleja muy bien cuál va ser la transición.
«La escasez de enfermeras se ha acuciado con el Covid»
Si la falta de enfermeras era un problema «previo a la pandemia», con la crisis sanitaria «se ha acuciado», admite la diputada Maite Peña.
- La falta de enfermeras es otro problema en residencias.
- Así es. La escasez de personal de enfermería es algo previo a la pandemia, pero con la crisis sanitaria se ha acuciado mucho más. Desde Osakidetza han necesitado aumentar personal en sus recursos y la Diputación también ha reforzado la plantilla de enfermería que tenía para hacer frente a esas necesidades extraordinarias provocadas por el Covid, bien sea la vacunación o las PCR. Eso, junto con las vacaciones habituales del personal, se ha vivido con cierta preocupación en las residencias.
- ¿Cuál es la solución?
- Estamos trabajando junto con el Departamento de Salud, con su servicio de ordenación y planificación, y con el Departamento de Educación para poder articular unas medidas tendentes a que se pueda reponer la tasa de jubilación de tal manera que haya personal de enfermería suficiente no solamente para cubrir las plazas de las residencias, que es lo que nos interesa, sino que también para Osakidetza. Ha habido muchas enfermeras que han venido de fuera a trabajar a Gipuzkoa.
- Los cuidados en casa son otro de los grandes retos del futuro. ¿Cómo se va a reforzar la atención domiciliaria?
- Estamos convencidos de que es una apuesta fundamental el refuerzo de la atención en el domicilio. Se está trabajando en la coordinación de muchos agentes como Osakidetza, el Ayuntamiento, trabajadoras social, entidades del tercer sector y voluntariado. El 80% de las personas quieren estar en su domicilio, pero quieren estar bien. El trabajo de prevención es fundamental.
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