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Imanol Arrieta y Sergio Cappa donan sangre en la sede de San Sebastián. De la Hera

«Mi madre leyó en el periódico que hacía falta donar y no he dudado»

Solidaridad. Muchos guipuzcoanos acudieron ayer a donar sangre para paliar la escasez de reservas tras el llamamiento realizado por la asociación de donantes a través de DV

Jueves, 15 de agosto 2024, 02:00

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Se necesita sangre y la respuesta de los guipuzcoanos no se ha hecho esperar. «Mi madre leyó en el periódico que hacían falta donantes de sangre y no me lo pensé», cuenta Sergio Cappa, que se acercó ayer hasta el centro donostiarra con el propósito de aumentar las reservas de sangre, que se encuentran «muy justas» en Gipuzkoa. Como este donostiarra, decenas de guipuzcoanos acudieron al llamamiento realizado hace unos días por la asociación y publicado en estas páginas y desde entonces, el número de donantes «ha aumentado más de un 40%», comentaban esperanzados Juanma Rascón, supervisor del centro de donación guipuzcoano e Iñigo Salaverri, responsable de promoción de donación de sangre en Bizkaia. «La ciudadanía siempre responde muy bien y se nota cuando lo leen en el periódico o reciben el mensaje que les mandamos. Sirve mucho para el que lleva tiempo sin donar, que a veces por falta de tiempo o pereza lo va dejando. Por eso es una buena manera de recordar que seguimos aquí», apunta Rascón.

Y, una vez más, funcionó. Desde primera hora, la sede de la asociación de donantes de sangre en Gipuzkoa, ubicada en el barrio donostiarra del Antiguo, recibió un goteo constante de donantes, que en determinados momentos llenó la sala de espera. También fueron muchos quienes entraron para informarse del proceso al ser su primera vez. Las enfermeras no daban abasto, pero estas jornadas ajetreadas bien merecen la pena si sirven para salvar vidas. Solo a lo largo de la mañana 40 personas se acercaron a donar sangre, «una buena cifra», valoraba Rascón. El día anterior, este mismo centro contabilizó 66 donantes durante toda la jornada y «para hoy (por ayer) esperamos aún más afluencia»; una cifra que servirá para engordar las reservas de las que echar mano en momentos críticos. «Es algo que no cuesta nada, hay que venir a donar más», comentaba auto convenciéndose Sergio Cappa, donostiarra afincado en Madrid. «Yo paso en Donostia los tres meses de verano y aprovecho cuando estoy aquí de vacaciones para venir a donar, aunque debería hacerlo más a menudo. El sábado pasado me mandaron el mensaje desde la asociación para donar y esta mañana (por ayer) lo ha visto mi madre en el periódico, y me he venido directo para aquí», contaba mientras le extraían una bolsa de sangre. «Medio litro», apuntaba. Curiosamente, se enteró «hace relativamente poco» de cuál era su grupo sanguíneo, 0-, y al conocerlo «me hice donante, hace 3 o 4 años. Siempre pienso en que, si me tuvieran que dar sangre a mí, también me gustaría que hubiera». Sergio viene a resumir el 'hoy por ti, mañana por mí'.

También le quita hierro al esfuerzo que supone, «que no es nada». Solo se necesita un poco de «tiempo» y el procedimiento desde que se entra por la puerta hasta que uno se recompone del pinchazo «es muy corto y sencillo». «Pasas antes con la doctora y te pregunta si has estado en el dentista, si has tenido relaciones sexuales de riesgo, si has viajado... También me han comentado lo del virus del Nilo, que está muy presente en toda España y como vengo de pasar unos días en Cataluña van a analizar la sangre para que sea válida. El pinchazo, 5 minutos y listo», resumía este donostiarra.

Antes de entrar a donar, Jone Fernández esperaba a que le subiera la tensión. «Soy de tensión baja y como estoy un poco en el límite me han mandado que coma unos cacahuetes salados», comentaba en una sala esta donostiarra. Empezó a donar con 18 años pero la frecuencia de las citas se fue espaciando cada vez más por diferentes motivos. «Empiezas a viajar, luego eres amatxo... y ya lo abandonas. Lo retomé en 2018 y me acaban de decir que desde 2020 no he vuelto, no pensaba que había pasado tanto tiempo», afirmaba sorprendida Jone, que se hizo donante siguiendo el ejemplo de su familia. «En casa lo eran y me parece que es algo que deberíamos hacer todos por todo lo que implica en cuanto a pacientes, porque ellos siguen necesitándolo. Cuando me mandaron el mensaje de que hacía falta, vi que uno de los grupos sanguíneos en los que había escasez era el mío y me dije: 'pues allá que voy'».

«Siempre pienso que si tuvieran que darme sangre a mí también me gustaría que hubiera suficiente»

Sergio Cappa

4 años donando

«Empecé a donar a los 18 años, en mi casa también lo hacían y viendo la importancia que supone para los pacientes no dudé»

Jone Fernández

Desde los 18 años donando

«Antes venía a donar con más regularidad pero lo fui dejando. Al leer el llamamiento me he animado a volver»

Leire Arias

15 años donando

«Animo a los jóvenes a que tomen el relevo y a quien le den miedo las agujas, que den el paso y verán que no es para tanto»

Imanol Arrieta

32 años donando

Y mientras unos aguardaban su turno en la sala de espera, otros ocupaban los sillones de extracción. En uno de ellos, Imanol Arrieta, de 62 años, atendía las indicaciones de la enfermera. Tras coger aire, este vecino de Donostia contaba que se encontraba fuera cuando recibió el mensaje. «Llegué el martes de viaje y en casa dije: 'tengo que ir'». Lleva más de 30 años haciéndolo, y «mientras me encuentre bien y pueda donar, seguiré acudiendo a la cita». Las razones son muchas: «no supone ningún esfuerzo y animo a los jóvenes a que tomen el relevo, aunque creo que sí que lo están haciendo». Para quienes son reticentes a las agujas también ofrece un consejo. «Quizá la primera vez da un poco de respeto, la gente igual se marea... Pero que den el paso y se darán cuenta que no es para tanto y una vez hayan donado, intentar volver con cierta regularidad». Leire Arias llevaba desde 2016 sin donar. «Antes lo hacía más a menudo pero lo fui dejando», explicaba tras la extracción, que no quiso «ni mirar».

A pesar del 'mal trago' con las agujas, «merece la pena porque puede ayudar a mucha gente, además tardan muy poco y te tratan súper bien», añadía.

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