«He llegado a recibir mensajes del tipo:'Lo siento, no ha sido seleccionado para el piso'»
El donostiarra José Antonio Rodríguez cuenta su búsqueda «desesperada» para encontrar una vivienda de alquiler
«Esto te come la vida. Me he puesto hasta enfermo de la salud de buscar y buscar piso. No levanto cabeza». El donostiarra José ... Antonio Rodríguez, de 51 años, describe con desconsuelo su búsqueda «desesperada» por encontrar una vivienda en Donostia después de que el anterior inquilino les comunicara a él y su familia que tenían que dejar la casa. «Nos dijo que iba a venderla y que nos teníamos que ir. Empezamos a buscar otra y la situación es terrible», cuenta este hombre, que lleva «toda la vida de alquiler» ya que no ha tenido «opción» de acceder a la compra.
Dice que el proceso hasta dar con el piso donde está alojado en estos momentos –una vivienda de 70 metros y dos habitaciones en Pasaia por la que paga 1.000 euros al mes–, ha sido un vía crucis, tanto por los precios que se piden como por la escasez de oferta. «Es que no hay pisos. He estado unos 5 meses buscando. Tenía todas las aplicaciones y alertas de pisos en el móvil. Era una locura total, de noches sin dormir. En cuanto salía uno llamaba pero a veces no me daba ni tiempo de visitarlo porque el anuncio ya lo habían quitado o ya lo habían alquilado, en cuestión de horas. Mi mujer y yo ya no sabíamos qué hacer, estábamos desesperados. Fui a ver unos 18 pisos. Menos mal que me ha salido esto, si no estábamos en la calle», asegura.
«Los castings que hacen algunos propietarios y las cantidades que exigen de entrada, hasta 7.000 euros, son vergonzosos. Hay que hacer algo»
José Antonio Rodríguez
Inquilino
Lo más «vergonzoso» de esta búsqueda es el estudio de los candidatos. Suele ser habitual valorar al inquilino que tiene mejores condiciones laborales, más solvencia económica y por su perfil personal. «Hacen como castings de personalidad, clasificando a los candidatos y quien está en mejor posición, pues se lo lleva». Y de vuelta a la casilla de salida. «Un día recibí un mensaje de un piso en Intxaurrondo:'Lo siento, no ha sido seleccionado'. Pero por favor, es de risa», comenta este hombre, que se irrita cuando explica las exigencias que le han llegado a pedir algunos propietarios para poder formalizar el contrato.
Y es que las dificultades que perciben los propietarios ante posibles desahucios cuando el inquilino no abona la renta mensual están provocando que cada vez se exijan más garantías de pago y se eleven los requisitos para asegurar la solvencia.Este hombre es crítico frente a esta situación. «Lo que no puede ser es que tenga que pagar seis meses de entrada, enseñar los contratos, el de mi mujer y mi hija, en algunos casos pagar los honorarios de la agencia... Al final te pones en 7.000 euros fácil. Es una vergüenza absoluta», comenta.
Precios «desorbitados»
Su indignación aumenta en la misma proporción que lo hacen los precios del alquiler en Donostia. «Están desorbitados, y no es lógico con los sueldos mileuristas que hay ahora y cómo está todo. Si hay que pagar el alquiler, más las facturas de luz, gas, agua, la comida... con un sueldo así no vives. Por no hablar de las infraviviendas, que parecen cementerios, cuartuchos de 15 metros cuadrados que son inhumanos. Pero se aprovechan de la desesperación de la gente. Me pregunto qué va a ser de mis hijas. A mí me da igual, duermo en el coche, no como o no pongo la calefacción, ¿pero mi familia? Creo que no me merezco esto, toda la vida trabajando, cotizando, he hecho todo lo que tenía que hacer como ciudadano, llevo apuntado desde los 18 años para optar a una vivienda protegida y, después de 30 años, sigo sin poder acceder a una vivienda. ¡Me he tenido que ir de Donostia, empadronarme en Pasaia y perder todos los derechos que tenía después de 51 años porque no he encontrado nada! Ya no puedes elegir dónde vivir, es donde te toque», lamenta.
Llegados a este punto, considera que «hay que hacer algo». No es la primera vez que lo intenta. «He ido al Ayuntamiento a pedir una vivienda, muchas veces he querido hablar con los concejales y siempre me han dado largas. Es muy triste y ya no solo por mi situación sino por los que vienen detrás. ¿Qué va a ser de ellos? Porque si esto sigue así no van a poder acceder a nada», comenta, preguntándose «dónde está el derecho a una vivienda digna».
El hecho de contar ahora con un techo 'temporal' no le consuela. En principio tiene un año de contrato más otros siete prorrogables, pero «¿y si al dueño le apetece ponerlo como alquiler turístico? También me he gastado un dinero en los muebles, sofá, camas, porque la casa estaba vacía», dice, aunque agradece las condiciones: «Solo nos pidieron el contrato de mi mujer y el mes de fianza. Han sido súper legales».
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