Las diez noticias clave de la jornada
Una pareja pasea de la mano por una calle de San Sebastián. J.M. LÓPEZ

El lenguaje, el arma de los estafadores del amor

La lingüista forense Sheila Queralt analiza en su libro 'Estafas amorosas' cómo utilizan la palabra delincuentes como el acusado de timar a dos mujeres en Gipuzkoa

Aiende S. Jiménez

San Sebastián

Miércoles, 8 de junio 2022, 06:37

Estaba enamorada. Confiaba plenamente en él». Son palabras de una guipuzcoana que denuncia haber sido víctima de una estafa por parte del que fue su pareja. Las pronunció ante un tribunal en el juicio que se celebró el lunes en la Audiencia de Gipuzkoa contra Carmelo Hernando, un presunto estafador del amor que es uno de los protagonistas del libro 'Estafas amorosas: el Don Juan seduce, convence y manipula', publicado por la forense lingüística Sheila Queralt. En el mismo, analiza el uso del lenguaje que realizan estos timadores para engañar a sus víctimas a través de los casos de los que son considerados los cuatro mayores estafadores del amor del Estado: Albert Cavallé, Francisco Manzanares, Rodrigo Nogueira y el mencionado Carmelo Hernando. Este se enfrenta a penas que suman 12 años de prisión por dos delitos continuados de estafa y uno de amenazas cometidos sobre dos mujeres que denunciaron los hechos en los juzgados de Bergara. Además le reclaman una responsabilidad civil por valor de más de 30.000 euros. Él lo negó todo. El caso quedó el lunes visto para sentencia.

Publicidad

Lo primero es evitar caer en la idea extendida de que las víctimas de estos delincuentes son mujeres inocentes y especialmente vulnerables. «La gran mayoría tienen buenos puestos de trabajo y por tanto buenos sueldos, de las que poder obtener lo que buscan, dinero», explica Queralt, que comenzó esta investigación tras trabajar como perito forense en un juicio contra uno de los estafadores, Rodrigo Nogueira. «En ese caso pude descubrir ocho perfiles diferentes de internet que él utilizaba por cómo escribía. Pero analizando otros casos, me di cuenta de que todos tenían el mismo 'modus operandi' lingüístico, que utilizaban la manipulación a través del lenguaje». Y no solo en España, también en estafadores de otros países como EE UU. «Aunque hablen en inglés, las técnicas son las mismas», asegura.

«Analicé a varios acusados de estafar a sus parejas y todos utilizaban la manipulación lingüística para engañarlas»

Sheila Queralt

Lingüista forense

Ese patrón tiene varias fases. La primera es la de la captación de la víctima, no lo hacen de forma aleatoria, «las seleccionan muy bien». Para ello realizan un rastreo de las pistas que esas mujeres han dejado en internet, «como las comidas que les gustan, las aficiones, y con ello se crean un perfil adecuado a sus gustos o necesidades», explica la experta en lenguaje. Su carta de presentación es la de un hombre de éxito. En el caso de Carmelo Hernando, se anuncia como consultor y mediador internacional, con muchos e importantes contactos en México y Dubai.

Promesa de amor

A partir de ahí, cuando consiguen engatusar a la víctima, la relación amorosa comienza rápidamente. En las primeras semanas las mujeres incluso reciben regalos, «financiados por otras mujeres que están siendo estafadas al mismo tiempo o que ya lo han sido», afirma Queralt. El uso de la palabra como arma empieza en ese momento, «en el que declaran un amor honesto y sincero, palabras clave que repiten constantemente para que se graben en las víctimas».

La segunda fase es la del engaño, «todo empieza con la demanda de pequeñas cantidades de dinero para las que siempre tienen una coartada». En el caso del acusado en Gipuzkoa era que no le funcionaban las tarjetas de crédito, o que le habían robado. Con ese pretexto le pagaba viajes, estancias e incluso los pagos en cafeterías o restaurantes. La tercera fase es la estafa, la gran solicitud de dinero que preparan. Y la última es la huida cuando son descubiertos, aunque primero «se victimizarán utilizando palabras y frases del tipo 'como puedes desconfiar de mí', 'todo el mundo se pone en mi contra'...». Si la mujer continúa y le denuncia, entonces esas frases se tornarán en amenazas. En otros casos, cuando perciben que la víctima ya no le aporta dinero, desaparecen, como le ocurrió a la guipuzcoana a la que presuntamente estafaron más de 30.000 euros.

Publicidad

«Empiezan con pequeñas demandas de dinero para las que siempre tienen coartadas, como un negocio que no funciona»

Sheila Queralt

Lingüista forense

Otra de las realidades que descubrió Sheila Queralt en su investigación es que muchas sentencias juzgan a las víctimas. «Puede parecer que la víctima ayuda al estafador de forma voluntaria, pero no, es fruto de un engaño. Estas mujeres son engañadas por sus parejas, a las que prestan dinero dentro de esa relación de confianza. Y eso es lo difícil de demostrar en un juicio», explica la perito, aunque aprecia en los últimos años una mayor sensibilización con este tipo de casos, que van a más.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad