Juzgan a una pareja por maltratar y agredir sexualmente a su hija en Donostia

La Fiscalía de Gipuzkoa acusa a ambos de someter a la menor a castigos físicos y psicológicos durante cuatro años, desde que la niña tenía 8 años hasta los 12. Según recoge el escrito de acusación del Ministerio Público, los encausados actuaron «bajo el pretexto de corregir los supuestos malos comportamientos de la menor», y con su maltrato provocaron una «afectación psicológica determinante de angustia y desasosiego» en la víctima.

En esos castigos utilizaron diversos objetos, «desde cables o cinturones hasta ortigas», y otros actos para «anular la dignidad» de la menor, como forzarla a comer alimentos en mal estado o regurgitados. Además, controlaban sus actos a través de una videocámara que instalaron en su habitación.

El Ministerio Público narra algunos de esos episodios, ocurridos en los dos domicilios en los que residió la familia entre 2016 y 2020, ambos en San Sebastián. En una ocasión la menor escondió un plato de comida bajo la cama porque no quería comerlo, por lo que los alimentos comenzaron a pudrirse. Cuando su padrastro encontró el plato, «le forzaba a comerse esa comida», y cuando la menor vomitó los alimentos, «le forzó a comerse» lo expulsado.

En otro episodio, se les acusa de forzar a la menor a darse un baño de agua fría, para después «golpearle en varias ocasiones utilizando una ortiga». Todo ello, «bajo el pretexto de sancionar el mal comportamiento de la menor».

Los castigos también continuaron durante el confinamiento por el Covid. En una ocasión su madre la golpeó en diferentes partes de su cuerpo usando un cable, y al mostrar la niña resistencia, intervino el padrastro, «sujetándola con fuerza, poniendo su espalda en dirección a la acusada para que continuara golpeándola con el cable».

Durante el confinamiento la menor también fue víctima de diversas agresiones sexuales cometidas presuntamente por su padrastro. La Fiscalía narra al menos cinco episodios de abusos, en los que el acusado habría realizado tocamientos de índole sexual a la menor, tanto por encima como por debajo de su ropa. En algunos casos, llegó a introducir sus dedos en los genitales de la víctima mientras ella estaba en el sofá de la casa. Además, «era habitual que el acusado aprovechara episodios de la vida cotidiana tales como abrazos para realizar tocamientos en las nalgas de la menor».