Borrar
«Cuando él entró en mi cama, entré en shock: intenté abrir la boca y no me salieron las palabras»
Juicio por agresión sexual a una menor en Irun

«Cuando él entró en mi cama, entré en shock: intenté abrir la boca y no me salieron las palabras»

La joven que denunció haber sido violada con 14 años por un hombre que le dio cocaína, no contó los hechos hasta año y medio después

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Miércoles, 8 de enero 2025

Tenía 14 años y esa tarde-noche de abril de 2020 probó por primera vez un licor de ron y coco, «un chorrito», según su madre, que fue quien le sirvió la bebida mezclada «con mucha piña». La chica, además, creyó que lo que había fumado en su casa era hachís, pero resultó que eran «los restos de coca» que le proporcionó el acusado, procedente de la cocaína que fumaba en pipa él, un amigo de la familia que durante el confinamiento por la pandemia residió en la misma vivienda con la presunta víctima, su madre y su hermano en Irun.

La chica recuerda haberse sentido «muy mal» e irse a dormir, y notar después cómo el procesado se coló en su cama. Ella estaba «medio dormida» y entró «en shock. Intenté abrir la boca y no me salieron las palabras». En la vista oral celebrada este miércoles en la Audiencia de Gipuzkoa, no ha acertado a describir lo que presuntamente pasó. «Me cuesta escuchar y decir esas palabras», ha respondido cuando se le ha preguntado si sufrió una penetración vaginal. «Noté algo en la vagina, un roce. Era raro». Luego pasó «dos o tres semanas sangrando» de sus partes íntimas.

La joven no verbalizó aquel episodio hasta año y medio después, cuando tenía 16 años y llevaba dos meses en un centro de menores tutelada por la Diputación de Gipuzkoa. Según ha contado, un día que las compañeras estaban relatando el motivo que les había llevado a ingresar en este recurso, una de ellas contó una experiencia vivida con su abuelo, y entonces se percató de que ella había vivido «lo mismo» aquella noche en su casa. «Me dio un ataque de ansiedad, y salí de la habitación». Esa misma noche relató lo que podía recordar a un educador, y al día siguiente procedió a denunciarlo ante la Ertzaintza.

La Fiscalía pide para el hombre 9 años de cárcel por un delito contra la salud pública, por tráfico de drogas que causan grave y leve daño a la salud, agravado por la dispensa de sustancias a una menor, y otros 12 años por el delito de abuso sexual con penetración. Estaba previsto que este miércoles testificara también el varón, pero la vista se ha dilatado y tanto su declaración como el testimonio de tres médicos forenses se ha pospuesto hasta el 4 de marzo.

La víctima, por su parte, ha asegurado que no supo que lo que fumaba no era hachís sino cocaína hasta un tiempo después, al comprobar que «los efectos» de esta droga «no eran iguales», y se encontraba «hiperactiva», le daba por «pegar saltos» o «mover muebles», no paraba de moverse. Su madre acabó echando de casa al procesado al enterarse de que «cocinaba cocaína» en el domicilio. Nunca contó nada en casa porque «mi madre siempre me llamó ligona y sé lo que me iba a decir». Por tanto, «me dije que esto no es real, bórralo» de la mente.

«No lo vi», dice la madre

En la sesión también ha declarado la madre de la joven, que ha manifestado no haberse perdonado que se le «escapara» aquella supuesta agresión a su hija en su casa. «No lo vi», ha apostillado. Tras conocer la denuncia por agresión sexual, ha entendido el «cambio» de comportamiento que experimentó su hija los días después, iniciando «una relación muy extraña» con el encausado, con quien mantenía discusiones frecuentes. «Le pregunté si había sucedido algo, pero la niña no me contó nada», ha recordado la mujer, que no ha podido reprimir el llanto en varios momentos de su testimonio. También ha aclarado que no dejaba que el hombre consumiera droga en el domicilio, y que para ello le enviaba al trastero.

Finalmente han comparecido la directora y dos educadores del centro en el que la joven residía cuando exteriorizó los hechos en septiembre de 2021. La responsable ha manifestado que la menor no era dada a «inventar nada», y el educador al que la víctima relató los hechos ha recordado que ella se encontraba «muy nerviosa» cuando se lo contó, «se arañaba las piernas». Según él, la chica le dijo que aquella noche se había quedado sin hachís y que el acusado le dio «un cigarro con cocaína», una sustancia que tras haber sido fumada no es blanca, sino marrón, por lo que es parecida al hachís. Tras fumar, la joven se sintió «mal» y el hombre se coló en su habitación y la habría agredido sexualmente.

La Diputación de Gipuzkoa se había personado en este proceso como acusación particular, pero, a solicitud de la defensa, el tribunal no ha autorizado la participación foral porque la joven ya es mayor de edad y, por tanto, no está tutelada. Por ello, se le ha dado a la denunciante, que ha estado acompañada por una psicóloga, la opción de que pudiera ser representada por otro abogado, pero tal posibilidad obligaba a suspender el juicio y la joven ha preferido su celebración con la acusación del Ministerio Público, que reclama 21 años de prisión para el hombre.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «Cuando él entró en mi cama, entré en shock: intenté abrir la boca y no me salieron las palabras»