Borrar
Las 10 noticias clave de la jornada
Juan Pablo Aroztegi, en la catedral del Buen Pastor. MICHELENA
Juan Pablo Aroztegi: «Es irónico, un amigo agnóstico me hizo plantearme mi vida cristiana»

Juan Pablo Aroztegi: «Es irónico, un amigo agnóstico me hizo plantearme mi vida cristiana»

Juan Pablo Aroztegi, Diácono ·

El ordiziarra se convertirá mañana, a sus 35 años, en el sacerdote más joven de Gipuzkoa tras su ordenación en la catedral del Buen Pastor

Iker Marín

SAN SEBASTIÁN.

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Sábado, 30 de junio 2018, 08:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Juan Pablo, ¿tú por qué eres cristiano? ¿Por qué crees en Jesucristo?». Estas preguntas formuladas por un compañero de trabajo agnóstico hicieron que Juan Pablo Aroztegi (Ordizia, 1983) se replanteará su vida en todos los sentidos. Tras estudiar en La Salle de Beasain, Eskolapioak de Tolosa e Ingeniería Industrial en Tecnun, Aroztegi decidió dejar su trabajo en una empresa de software libre en Pamplona para dedicarse en cuerpo y alma a la iglesia católica. Reconoce que hasta esa conversación «nunca me había preguntado qué quería hacer con mi vida, seguía el camino por inercia». Tras una profunda reflexión «decidí incorporarme al seminario».

Estuvo dos años en el de Pamplona y después cinco en Roma, hasta finalizar sus estudios de filosofía y teología. Mañana domingo, a las 18.00 horas en la catedral del Buen Pastor de Donostia, será ordenado sacerdote por el obispo de la diócesis José Ignacio Munilla. Se convertirá con 35 años en el cura más joven del territorio, todavía sin destino conocido.

- Ha pasado casi una década desde aquella conversación y llega el momento de la su ordenación ¿Cómo está viviendo estas horas previas?

«Quién me iba a decir a mí con 15 o 22 años que iba a acabar siendo sacerdote»

- Estoy tranquilo y a la vez emocionado. Lo que al principio era como una llama de fuego dentro de mí, pequeña pero de la que no podía dudar, durante estos años ha ido cogiendo fuerza. Llego sereno porque me siento muy libre. Y al mismo tiempo la emoción es grande. Estoy emocionado por todo lo que significa, y porque podré darme totalmente a aquello a lo que me siento llamado.

- ¿Nunca se había sentido así de libre en su vida?

- No. Uno de los mayores momentos de libertad en mi vida fue cuando decidí entrar en el seminario, sí.

- ¿Responsabilizado por el acto de mañana? ¿En qué consiste?

- Es un día importante en mi vida. El acto de ordenación está enmarcado dentro de una misa normal. Y es tras la homilía cuando tendrá lugar el rito de ordenación. Es algo que se viene haciendo desde el tiempo de los apóstoles, se hace una imposición de manos y una oración en la que se pide a Dios que en este caso yo sea ordenado sacerdote. Es un don lo que se recibe ese día. No para mí, sino para el servicio a los demás.

- ¿Tiene relación con el amigo que le hizo aquellas preguntas?

- Por supuesto. Además, cuando le comuniqué la decisión de entrar en el seminario, me dijo que estaba esperando que tomarala. Tus amigos te conocen y pueden intuir tus decisiones. Es irónico, un amigo agnóstico me hizo cuestionarme mi vida cristiana y mi vocación.

- ¿Cómo ha vivido su familia este cambio en su vida?

- Mi familia está contenta. Obviamente la primera vez que les dije cuál iba a ser mi nueva vida les chocó. En mi familia la fe se ha vivido de manera muy natural. Acudía a misa los domingos con ellos. Es cierto que durante mi juventud y adolescencia no veía el sacerdocio para mi vida, pensaba que mi futuro era más bien el de formar una familia. Pero la vida da muchas vueltas.

- ¿Y sus amigos? ¿Cómo explicó a su cuadrilla, a los 25 años, que deseaba hacerse cura?

- (Sonríe). La mayoría no son creyentes. Pero nos queremos mucho y nos tenemos mucho respeto. Algunos irán mañana al Buen Pastor y otros a la primera misa que oficiaré en Ordizia. Las conversaciones que tuve con algunos de ellos para comunicarles mi decisión fue uno de los momentos más bonitos de mi vida. Me sentí libre y me mostré como soy. Hablamos de temas importantes que nunca antes habíamos tratado.

- Pero, ¿no se sorprendieron?

- ¡Claro! Los que estaban más cerca de mí no tanto, pero algunos con los que no me veía desde hacía años, sí. Me decían, ¿tú cura?

- ¿Tuvo una juventud movida o qué?

- Ja ja ja, no. He tenido una juventud muy feliz, normal y corriente.

- La primera misa como sacerdote la celebrará el 8 de julio en Ordizia, en su municipio. Un buen lugar para mostrar su libro de estilo.

- En Ordizia he sido un chaval feliz, siempre me he sentido muy unido a mi pueblo y a mi parroquia. Y estoy encantado de celebrarlo el día 8 con todos los ordiziarras. ¿Qué espero de la vida sacerdotal? Me gusta estar abierto a las sorpresas de la vida. Quién me iba a decir con 15 o con 22 años que iba a acabar siendo sacerdote, ni se me pasaba por la cabeza. Sin duda las mejores cosas que me han sucedido en la vida han sido inesperadas. En ese sentido estoy expectante por todo lo que me espera en la vida sacerdotal. Sinceramente me espero una vida intensa y apasionante, con momentos buenos y otros de cruz y sufrimiento, como en cualquier otro camino en la vida.

- Pero, ¿qué tipo de sacerdote quieres ser?

- Te puedo decir lo que me atrae de algunos sacerdotes que me han marcado. Admiro a los que no buscan tener éxito ni aplausos, sino ayudar a quien lo necesite sin que nadie lo sepa. Me atrae el sacerdote que es humilde en todos los sentidos, el que se ve a sí mismo como a un cristiano más, un discípulo de Jesús que está en camino como cualquier otro. El que es un hombre de Dios, reza por su pueblo y no busca nada más que las cosas de Dios. Y sobre todo me atrae el sacerdote que crea unidad, que sabe estar con los demás.

- ¿Qué tipo de curas cree que necesita la sociedad en el año 2018?

- Estamos en un momento histórico totalmente distinto del que vivieron nuestros padres y abuelos. Antes la mayoría de la sociedad era cristiana, ahora no. Seremos una minoría, pero creo que estamos llamados a vivir nuestra vida cristiana con normalidad, con autenticidad, sin complejos. Sin imponer nada a nadie, abiertos al mundo, cogiendo todo lo que de bueno tiene nuestra sociedad pero sin dejarnos asimilar por ella. Probablemente uno de los retos de un sacerdote hoy o de cualquier cristiano sea el de formar comunidades cristianas donde se pueda vivir la grandeza de la vida en Cristo.

- ¿Y eso cómo se hace?

- Pues creo que hay que ir a lo esencial, a lo que importa en esta vida, a amar y ser amados.

- Pero eso lo hace mucha gente sin ir a la iglesia. ¿Cómo pueden atraer con esa filosofía a nuevos fieles?

- La situación que nos está tocando vivir es de ser una minoría, también en Gipuzkoa. Pero no debemos tener miedo a eso. Debemos empezar desde casa a realizar ese trabajo de formar pequeñas comunidades en las que vivir el cristianismo con autenticidad. Creo que si se vive verdaderamente es atractivo. Es un reto.

- ¿Qué espera aportar a la diócesis de San Sebastián?

- Yo acabo de llegar y tengo mucho que aprender de los sacerdotes que forman el presbiterio y espero contar con su experiencia y ayuda. Espero aportar entusiasmo e ilusión por construir.

-Se incorpora a una diócesis que cada cierto tiempo se ve envuelta en polémicas. ¿Lo sabe?

- Prefiero no entrar en estos temas.

- ¿Conoce al obispo Munilla?

- Sí, claro. Yo soy de Ordizia y él fue párroco en Zumarraga. Nuestro trato es muy normal.

- ¿Estará encantado con su llegada?

- Claro. Está muy contento conmigo y con el resto de seminaristas que hay en Gipuzkoa, que son diez.

- ¿Qué opinión le merece el obispo? ¿Sabe qué no deja indiferente a nadie?

- Te puedo decir que es una persona muy cercana a nosotros. Tiene un trato directo y cotidiano con nosotros. Es una figura muy paterna. Hasta ahí.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios