La reflexión tras un robo en su cafetería: «Lo que tengo lo he construido con esfuerzo, dedicación y una profunda pasión»
Marlene Moreno denuncia la sustracción de unas flores de su terraza en su panadería de Lasarte-Oria y explica que «detrás de cada una hay una historia de adaptación y resiliencia»
J. F.
Jueves, 29 de mayo 2025, 06:50
El trabajo de quienes mantienen un negocio pequeño, como una tienda de barrio, se extiende mucho más allá de lo visible y de la mera transacción de productos, como el cuidado por los detalles a la vista de los clientes. Es lo que pone en valor Marlene Moreno en una reciente carta enviada y publicada por El Diario Vasco en la que cuenta el robo que ha sufrido en su cafetería-panadería y, en paralelo, su experiencia vital.
La joven relata en su escrito enviado a la sección 'Cartas al Director', cómo hace unos días se encontró con la desagradable sorpresa de que alguien se había llevado las flores que adornaban la terraza de su local. Lo que en principio puede suponer un pequeño hurto le hace reflexionar sobre la labor de quienes regentan tiendas de barrio y sobre su propia trayectoria vital.
Moreno relata que su día a día comienza con una gran dedicación: «Me levanto todos los días a las 4.50 de la mañana y emprendo mi recorrido rumbo al Topo para llegar a mi pequeña tienda». Su camino hasta establecer su negocio no ha sido sencillo, marcado por los desafíos de la emigración. «Emigrar no ha sido fácil, legalizar mi situación, adaptarme a la nueva cultura que me acoge, fijar metas, luchar por conseguir estabilidad sin más respaldo que mi propia fuerza de voluntad, ha sido un camino solitario», confiesa. Destaca en su escrito que no cuenta con apoyos externos o herencias, recordando que «lo que tengo, lo he construido con esfuerzo, dedicación y una profunda pasión».
El robo de las flores supuso un gran golpe inicial. «Mi primera reacción fue el enojo», comenta, pero rápidamente la indignación dio paso a una pregunta introspectiva: «¿Qué lleva a alguien a robar unas flores?». Marlene encontró un paralelismo con las dificultades de la vida. «Entendí que este pequeño acto era un reflejo de la vida misma. Hay días en los que floreces, y otros en los que te arrancan lo que con tanto esmero sembraste», explica.
Sin embargo, la conclusión a la que llegó Marlene tras este incidente es un mensaje de fortaleza y perseverancia. Para ella, la pérdida material de las plantas pasa a un segundo plano frente a algo mucho más importante. «Concluí que no es importante perder unas plantas, más bien sería grave perder la ilusión, la esperanza, el deseo de seguir sembrando», subraya.
A través de su experiencia, Marlene espera que la gente comprenda el esfuerzo y la historia que hay detrás de los pequeños comercios locales. «Tal vez alguien lea esta carta y entienda que detrás de cada tienda abierta tan temprano, detrás de cada flor en una terraza, hay una historia de lucha, de adaptación y de resiliencia», concluye.
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