Va un día y crees que tu vida tiene que cambiar. Se acabó improvisación y desenfreno. Decides que vas a hacer un cuadro excel –programa ... que nunca has dominado- para planificarte–. Y, verdaderamente, se necesita planificar porque quiero apuntarme a La Milla Cuántica, esa ruta de 1,5 kilómetros que recorre siete centros científico-tecnológicos del campus en torno al ordenador cuántico; también me gustaría participar en algunas de las decenas de actos de la Bienal de Arquitectura Mugak y que no se me pase nada de la Semana del Terror, además de ver a Wyoming, la del cartel. Estoy ajustando todo cuando veo que hay un Festival Metal Norte de heavy, del que no me he enterado y que llego tarde al San Sebastián Moda Festival, como también me pasó con Gastronomika. Para paliar esta última ausencia, visitaré los restaurantes ganadores de chuleta a la parrilla y ensaladilla.
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Lo que digo, el excel es urgente porque aunque el certamen Umore –por fin se cubre ese vacío en materia de comedia–, se celebrará en marzo, ya están las entradas a la venta. No me quiero agobiar pero no me he enterado todavía de las programaciones culturales de barrios, con charlas sobre 'Apego y sexualidad' o las esculturas de Bernini.
Así, no celebré adecuadamente el medio siglo desde la primera parada de Arconada y no quiero que se me pase el estreno del nuevo nombre de los trenes de Cercanías. Pero ¿cómo hay que decir? ¿me voy en lottu, viajo en el lottu o ya llega la lottu?
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