Nacho Pascual | Investigador de Nanogune

«Muchas veces pienso que la investigación es un arte»

– El nombre de su proyecto es Conspira. ¿En qué estaba pensando cuando lo puso?

– Cuando hacemos un proyecto le ponemos siempre un nombre que sea atractivo y fácil de recordar porque luego nos ayuda mucho a la hora de mencionarlo. Se busca también que esté relacionado con las palabras que forman el título, que en este caso es control de espines. Pero también es una conspiración.

– ¿Por?

– Vamos a ver si podemos adivinar algo más de lo que ha estado oculto a escala de los átomos y de las moléculas, por eso me dije que Conspira quedaba bien.

– ¿Usted es un conspirador?

– Exactamente, conspiramos en el mundo atómico para ver cómo funciona la mecánica cuántica en la escala de átomos para nuestro beneficio. Eso también es una conspiración, ¿no?

– Suena a novela de espías.

– Sí. Se trata de investigar y de manipular, porque la conspiración siempre es una manipulación.

– ¿En ciencia las ideas surgen en forma de chispazos de inspiración?

– Surgen de mucha interacción, de mucho contacto. Hay que estar siempre muy abierto a lo que hacen los demás, proyectar en ti mismo lo que hacen, ser ambicioso y ser original. Hay mucha creatividad. Muchas veces pienso que la investigación es una especie de arte, como la pintura o la literatura, en el que buscamos formas de avanzar en el conocimiento. También hay una cierta estética. Miramos estilos y luego los proyectamos en las cosas que nos gustaría saber. Somos ambiciosos en el conocimiento, eso es importante.

– Hay quien ve poesía en una fórmula.

– Sin duda. Una fórmula puede ser estética. La naturaleza está construida por muchas simetrías, siempre vamos buscándolas. Muchas veces encontramos explicación a lo que vemos pero no te encaja muy bien porque te dices que no puede ser que la naturaleza sea tan burda, que tiene que haber algo más bonito y estético detrás. Eso nos incentiva a seguir buscando hasta que de repente encontramos la simetría perfecta.

– ¿Qué ocurre cuando la encuentran?

– Todo encaja como un puzle universal. Es entonces cuando decimos que ahí está la idea, la explicación.

– Está hablando de la ciencia como si fuera algo divertido y emocionante.

– Es que es muy divertida. Es interesante, es útil y creo que es un conocimiento esencial en una sociedad que quiere evolucionar.

– Explíqueme su proyecto.

– Consiste en diseñar y fabricar estructuras de grafeno pequeñitas que pueden estar compuestas por 100 o 200 átomos de carbono entrelazados entre sí. Lo interesante es que lo hacemos con una precisión que era inusual hace unos años. Podemos perfectamente planear dónde colocar cada átomo. Esta es la base del proyecto, que se basa en poder posicionar unos átomos específicos que tienen una propiedad particular llamada magnetismo del núcleo del átomo y que es esencial para guardar información cuántica. Todo esto significa que los átomos van a empezar a verse entre sí, van a estar bailando todos juntos una sintonía coherente. Lo que nosotros queremos hacer desde fuera es mandar radiación de microondas para modificar esta sintonía y ser capaces de tunearla.

– ¿Qué tamaño tienen estas estructuras de grafeno?

– Dos o tres nanómetros. Lo interesante es que con estas estrategias podemos seleccionar una forma en particular y de esta manera podemos controlar muy bien sus propiedades magnéticas y electrónicas. Esto nos hace ser un poco mini dioses. Estamos creando materia átomo a átomo con unas propiedades que previamente hemos deseado que sean así.

– ¿Es como jugar al rompecabezas con átomos?

– Es como jugar a un Lego.

– ¿Qué utilidad puede tener el Lego que está montando?

– Mi proyecto va a contribuir a descubrir nuevos efectos y nuevos materiales que podrían utilizarse en computación cuántica. Ahora mismo la computación cuántica está generándose, estamos en el principio de una nueva era como podía ser la digital hace 60 años. Entonces todavía no se sabía qué materiales podían ser los mejores para los ordenadores, ni siquiera se pensaba que iba a haber un ordenador simplificado como los de ahora. Nosotros estamos buscando procesos que pueden dar lugar a métodos para almacenar y manipular información cuántica. Esperemos que los métodos que podamos establecer con este proyecto den lugar a ideas que puedan dar lugar a ordenadores.

– ¿Para su proyecto va a utilizar el ordenador cuántico que se va a instalar en Donostia?

– No voy a utilizarlo directamente para la visualización, pero espero trabajar con mucha gente que lo use y con la que colabore para poder entender el resultado de mis experimentos. Algo importante es que este ordenador no es el fin de un camino, sino el principio. Es un elemento esencial para poder generar aquí un núcleo, un polo de atracción de gente interesada en el desarrollo de las tecnologías cuánticas.

– ¿Es tan importante como dicen?

– Es muy importante. Es algo fascinante porque en la computación cuántica no hay una aplicación inmediata que vayamos a ver en cinco años. El otro día decían que todavía no está claro en qué dirección se va a mover todo esto. Sabemos que va a ser útil, pero no sabemos dónde. Es como si estuviéramos al principio de la generación de los ordenadores digitales y todavía no supiéramos que existe la posibilidad de hacer internet ni un teléfono móvil.