«Ibrahim no nos dijo que trataría de cruzar el Bidasoa; ahora queremos repatriarlo a Senegal»
Allegados y colectivos despiden en Irun a 'Samba' y se movilizan para hacer llegar el cuerpo del senegalés ahogado a su país, como desea la familia
Hace más de cuatro años que Ibrahim Diallo, el senegalés de 24 años ahogado el 12 de marzo en el Bidasoa, partió de casa con la idea de buscarse la vida. Ni a sus padres ni a sus dos hermanos les dijo su intención de llegar a Europa. El mauritano afincado en Irun Diadie Ba, que desde la desaparición del subsahariano ha permanecido en contacto con su progenitor, Daouda Samba Diallo, explicó ayer que el joven 'Samba', como le conocían sus amigos, «no quería preocupar a la familia y prefería que creyeran que se iba a Dakar, a la capital. Su padre no le habría dejado ir a Europa por el riesgo que suponía la travesía», de la que no tuvo conocimiento hasta que un día Ibrahim le telefoneó desde Marruecos. Lo que no podía imaginar es que la guadaña iba a esperar a su hijo a las puertas del edén que había imaginado en Francia.
Daouda Samba supo ayer que la Guardia Civil ha identificado el cadáver aparecido este miércoles en el río fronterizo como el de su vástago. «Hasta que no recibiría la comunicación oficial no le quería dar la noticia a su mujer para no preocuparla. Están muy disgustados», aseguró Diadie Ba.
La familia pretende ahora lograr la repatriación del cuerpo, que se encuentra en el Instituto Vasco de Medicina Legal en Donostia. Han iniciado los primeros pasos y mañana deben acudir al juzgado número 3. El primer requisito es lograr que Djiby, senegalés amigo de la familia afincado durante dos décadas en Irun, sea autorizado como representante legal de la familia. Espera la ayuda del consulado porque Daouda Samba tiene al notario más cercano a casi 700 kilómetros de su casa en Dounde.
Este hombre, junto a su mujer Ramata, vive en Irun. Dejó Senegal en 1999 y entró a España en un avión a Ibiza. Su idea era «buscar un futuro para mi familia» en Francia, pero cruzó dos veces la muga, llegó a Biarritz, pero en las dos ocasiones fue devuelto a Irun. «Entonces tampoco era fácil entrar en Francia», decía ayer. Se fue un tiempo a Almería «a trabajar en el campo porque no tenía papeles» y enseguida regresó a Irun, donde su último trabajo, hasta septiembre, fue como camionero.
Amigos de la infancia
Tienen seis hijos. El menor, Mamadou, de 4 años, correteaba ayer con una camiseta de la Real Sociedad en la plaza San Juan, donde allegados de la víctima y colectivos como Irungo Harrera Sarea y Bidasoa Etorkinekin se concentraron en el nombre de 'Samba'. Faty tenía dos años cuando Djiby se fue de casa. Desde los 4 a los 14 años creció junto a Ibrahim en Dounde, el pueblo del que ambos proceden en la región de Matam, cerca de la frontera con Mauritania. Esta joven de 23 años, que trabaja de camarera en Irun, se mostraba visiblemente afectada por la pérdida de su amigo. «Crecimos juntos hasta que en 2016 pude venirme en avión a Irun». A finales de 2017, 'Samba' emprendió un viaje «más complicado. Necesitó más de tres años para atravesar Marruecos. Trabajó vendiendo cocos para costearse el viaje» en patera hasta Canarias, donde permaneció «menos de dos meses».
Ibrahim se plantó en Irun el 9 de marzo. Pernoctó «tres días en la Cruz Roja (Hilanderas)». Entre que el joven se centró en pasar la frontera y que ella trabajaba, «no pudimos vernos». Sí lo hizo su padre. «Aquel sábado –rememora Djiby– por la mañana estuve con él en la plaza San Juan. Había muchos africanos. Me tuve que ir un momento donde mi hijo y le dije que volvía enseguida. Cuando regresé, él ya se había ido con otros chicos. Por la tarde supe que había desaparecido». «Nunca» le habló de su intención de ir al Bidasoa. Tampoco de las veces que intentó llegar a Hendaia o Biriatu. «Si se fue al río es porque no vio otra opción, ya que es la peor de todas».
Devi Martínez, del colectivo Bidasoa Etorkinekin de Iparralde, aseguró que «en la red enseguida nos enteramos si alguien ha cruzado el río. Y desde el vídeo de los tres que intentaron pasarlo que publicó DV, no hemos sabido de nadie. La víspera lo hicieron siete. Intentamos que nadie lo cruce, porque el riesgo es enorme».