San Sebastián y el Tercio Viejo de Sicilia, una larga Historia
Un viejo regimiento en el viejo Iruchulo: el Tercio Viejo de Sicilia n.º 67
Dice una canción de incierto origen que en San Sebastián pueden encontrarse cosas que no se encontrarían en el mundo entero. Como toda exageración, esa frase encierra parte de verdad. Porque en la capital guipuzcoana reside, desde hace muchos años, un regimiento que es uno de los más viejos de Europa. Evidentemente pocas ciudades europeas pueden decir otro tanto pues ese regimiento acaba de cumplir oficialmente, hace escasos días, su 490 aniversario. Es decir, casi medio milenio de existencia. Un largo lapso de tiempo en el que esa unidad militar fue acercándose poco a poco a San Sebastián para quedarse definitivamente en esa ciudad como regimiento fijo de guarnición en ella, en su cuartel de Loyola que pronto cumplirá su centenario así llegue el año 2026.
Ese viaje del Tercio Viejo de Sicilia número 67 fue largo en el tiempo y en el espacio. Como indica ese nombre actual del regimiento, la unidad había sido organizada como Tercio de Sicilia para combatir en el Mediterráneo, lejos pues del Cantábrico y encarado hacia una de las grandes amenazas para la monarquía española en ese siglo XVI: el Imperio Otomano que desde 1453 avanzaba sobre el Oeste de Europa y ya tenía bajo su dominio el Norte de África desde el que atacaba constantemente el Levante español.
A medida que ese enemigo va retrocediendo, el conocido desde el siglo XVII como Tercio Fijo de Sicilia viajará a otras latitudes donde pareció más necesario a esa monarquía española. O más útil. En el Siglo de las Luces, cuando el Ejército español va a ser reorganizado por la nueva dinastía, ese Tercio se convertirá en uno más de los regimientos que los Borbones españoles crearán a imitación de los existentes en esa Francia de la que venían muchas novedades. El Tercio Fijo de Sicilia adoptará así desde 1715 la denominación de regimiento África. Con ese nuevo nombre y esa nueva planta llegará por primera vez a San Sebastián. Lo hará en el año 1719 con la Guerra de la Cuádruple Alianza ya declarada en la que los Borbones españoles actuarán por primera, pero no por última, vez con absoluta independencia respecto a sus primos franceses.
Fue ese primer viaje a San Sebastián del Tercio reconvertido en regimiento África, algo casi paradójico, pues una unidad creada para destinarla a las posesiones españolas en Nápoles, Sicilia… era enviada a combatir contra una alianza de varias naciones europeas -liderada por Francia- a una ciudad guipuzcoana mientras un almirante guipuzcoano, Antonio de Gaztañeta e Iturribalzaga, había sido destinado un año antes, en 1718, a combatir en Sicilia y Nápoles, donde defendería su navío insignia con un valor digno de una de esas famosas novelas «marítimas» firmadas por Alexander Kent o Patrick O´Brian.
Una característica, por cierto, que el Tercio Fijo de Sicilia, o regimiento África desde 1715, compartirá con el fogueado marino guipuzcoano
Avatares del Tercio Viejo de Sicilia, una realidad que supera muchas ficciones
Posiblemente Alejandro Dumas padre poco supo de la existencia de un regimiento español llamado «África» que, en 1719, acudió a defender los baluartes de San Sebastián del asedio de un maestro en el Arte de la Guerra como el duque de Berwick. Sin embargo esa unidad bien podría haber figurado en las páginas de «El caballero de Harmental» que el genio dumasiano dedicó al asunto de esa Guerra de la Cuádruple Alianza.
En esos días el regimiento África, junto con la milicia ciudadana donostiarra y otros regimientos, soportó un asedio en regla con todas las características de cualquier otro sobre del que podamos saber en novelas como «El caballero de Harmental» o en el mucho metraje cinematográfico donde se han plasmado episodios así.
Sobre la ciudad caerán bombas lanzadas por morteros, tropas disciplinadas para combatir en orden cerrado saldrán a son de pífano y tambor a campo abierto ante la ciudad para acometerse con las consabidas descargas de mosquetería por líneas o lanzarse ataques a la bayoneta, lloverán granadas desde el ultimo reducto, Urgull, sobre los regimientos franceses que ya han ocupado la ciudad y tratan de obtener la rendición de las últimas unidades que les combaten desde esa ciudadela. Y allí estarán los hombres del regimiento África, resistiendo hasta el último extremo y recibiendo así los corteses honores de guerra que se conceden en aquellas guerras del Siglo de las Luces que, como dijo Voltaire, no acaban con esos sangrientos episodios, pero al menos los hacían más civilizados que los de siglos pasados.
No será esa la última vez que coincidan los destinos de San Sebastián y los de aquel veterano regimiento que había comenzado como Tercio de Sicilia, en el siglo XVI.
Cuando el astro de Napoleón se alce sobre las páginas de la Historia, el regimiento África se vera envuelto en nuevos episodios que, una vez más, superan cualquier ficción. Así ocurrirá un 28 de octubre de 1802. Ese día la unidad quedará diezmada al regresar de la América española. Los hechos ocurrirán a bordo de la fragata Juno en la que volvía uno de los batallones del regimiento a San Sebastián pero que naufragará ante la costa de Virginia con su preciosa carga del quinto real y con la mayoría de aquellos soldados y sus familias que ahora reposan allí, en un pecio marino convertido en santuario porque España exigió a la UNESCO que todos los restos hundidos bajo una bandera -en este caso la española- se considerasen territorio soberano como el de una legación diplomática. Un empeño en el que España triunfó conservando tan intacto como fue posible ese episodio de la Historia no sólo de San Sebastián, sino de una más general, cuando el mundo cambió para tomar su forma actual en aquellas guerras napoleónicas que tanto han fascinado -y fascinan- la imaginación actual.
No acabarían ahí los avatares donostiarras del regimiento África en aquella época turbulenta. Las ambiciones napoleónicas siguieron su curso y el regimiento África, asentado en San Sebastián una vez más, se vio arrastrado, como millones de europeos, por aquel episodio histórico fulgurante. Como han constatado las investigaciones de José María Leclercq, un oficial del regimiento África será el encargado en 1808 de buscar instrucciones en Madrid para saber a qué atenerse caso de que, como sospechaba el Ayuntamiento donostiarra, las supuestas tropas aliadas bajo mando de Murat se convirtieran, de hecho, en una fuerza de invasión y ocupación.
Cuando esos temores se conviertan en realidad, el resto del regimiento se verá comprometido por esas circunstancias, tratando de escapar a los designios napoleónicos, reagrupándose ya lejos de la ciudad para combatir aquella traición. Lo conseguirán pero pagando un alto precio en sangre en los campos de batalla.
Sin embargo, entre los muchos muertos del regimiento África, como en la Zaragoza de Benito Pérez Galdos, quedaron algunos supervivientes para que la unidad se rehiciese. Y así fue como el regimiento regresó a San Sebastián pasados los años y las guerras, bajo el nombre de Tercio Viejo de Sicilia número 67 y cumpliendo en la ciudad su 490 aniversario un 23 de octubre del año 2025.