«Este avance es un gran paso adelante, aunque todavía hay incógnitas por superar»

– ¿Podemos lanzar un mensaje de esperanza a los enfermos medulares?

– Creo que sí. Esta noticia es un gran paso adelante. Es importante lo que se ha hecho, sobre todo desde el punto de vista tecnológico, porque hasta ahora, con exoesqueletos, sensores, o estimulación menos sofisticada, podías conseguir determinadas respuestas en las extremidades que incluso podían simular una marcha o hacer que una persona caminara. Esto es más sofisticado porque son electrodos que se adaptan a la médula espinal, son más maleables y, además, no solo estimulan sino que modulan la actividad de las neuronas, lo que a medio-largo plazo tiene efectos más positivos.

– ¿A qué se refiere?

– Esta terapia es mucho más seleccionada, personalizada, más adaptada a las necesidades de cada uno. En la tablet hay diferentes programas para caminar, para correr, nadar... y, según cuál apliques, los grupos musculares van a ser estimulados en función de unos patrones concretos para realizar este tipo de actividades.

– ¿Estos electrodos suplen entonces las funciones de la médula espinal?

– En una sección medular se anula la transmisión del impulso nervioso desde el cerebro hasta las piernas, en este caso. Esa información se corta y mediante esta técnica se intenta remedar el estímulo nervioso que la médula y el cerebro utilizan para caminar, correr, etc. Aunque solo se suple la parte motora, pero para caminar necesitamos equilibrio, información sensorial, visual... otros muchos sentidos. Habrá que ver cómo influye esto y cómo se integra con el resto de capacidades.

– ¿Cuándo podría llegar esta tecnología a los hospitales?

– Es muy difícil de prever. Yo diría que hay que esperar resultados a más medio o largo plazo. Todavía hay que darle tiempo a ver cómo funciona. Luego hay aprobaciones regulatorias, etc.

– ¿Conviene ser cautos?

– Sí, y ver la evolución más adelante para que sea algo que se pueda realizar de rutina en hospitales. Habrá que definir mejor los candidatos ideales y el momento ideal para realizar la implantación de los electrodos. Hay una serie de incógnitas que hay que superar. Por ejemplo, las tres personas intervenidas son pacientes con una lesión crónica de la médula, la fuerza de las piernas era prácticamente cero, apenas había masa muscular, y todo eso es un 'handicap' que hay que ir superando poco a poco. Lo ideal sería poder aplicar esta tecnología en una fase mucho más temprana en la que uno pueda recuperar más fácilmente las capacidades. Pero sin duda es algo prometedor.