Fotografía del Peine del Viento toma a la una y cuarto de la madrugada del viernes con una exposición de 2,5 segundos. Jonxa

Así se gestó la fotografía de la aurora boreal en el Peine del Viento que ilustra la portada de DV

Javier Medrano

San Sebastián

Sábado, 12 de octubre 2024

Los cielos de Gipuzkoa fueron testigos la madrugada de este viernes de «un evento extraordinario de auroras boreales», que se pudo observar desde diferentes puntos del territorio, como Hondarribia o la bahía de La Concha, y dejaron imágenes espectaculares con los cielos tomados por el color rojo y morado.

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Las auroras boreales protagonizaron instantáneas de bellísima factura en todo el mundo y fueron visibles en Euskadi, donde desde el pasado sábado los tonos rojizos hacían presencia durante la madrugada y primeras horas de la mañana, como se aprecia en las imágenes que acompañan esta información y también la portada del periódico. Esta fotografía, tomada a las 01.15 horas, es obra de Jon Xabier Zabala, que se acercó al Peine del Viento y logró una espectacular escena en tonos ocres y rojizos. El autor asegura que no empleó ningún filtro: solo paciencia y buena mano con su Nikon D500. Según explica, empleó un objetivo angular de Sigma y eligió un ISO 4.000, con un diafragma 1.8 y 2,5 segundos de exposición.

Las auroras boreales han alcanzado su máxima expresión gracias al pico de intensidad solar que se vive en este año y que se mantendrá en 2025. Esta circunstancia ha permitido que el fenómeno haya sido visible en latitudes más meridionales de lo habitual.

Hacia las nueve de la noche registramos un índice Kp, que mide la actividad geomagnética y se usa como guía para conocer cuándo pueden ser visibles las auroras boreales, mucho más alto de lo habitual. Si de normal en Gipuzkoa se sitúa sobre el 2 o 3 (en una escala del 0 al 9), a esa hora alcanzó el grado 8», explica la astrónoma Virginia García, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Este elevado índice puso en alerta a Aranzadi, que rápidamente dio el aviso a través de las redes sociales de que las auroras habían llegado a la península. Las previsiones se cumplieron y hacia las nueve y media de la noche las autoras boreales hicieron acto de presencia en Gipuzkoa. Como ya ocurrió el pasado mayo, el cielo cambió de color y la oscuridad de la noche dio paso a tonos morados y rojizos para la satisfacción de decenas de amantes de la astronomía, incluidos Virginia y el sus compañeros de Aranzadi que se desplazaron a Jaizkibel, Pasaia y Hondarribia para tratar de captar el fenómeno en fotografías.

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«Incluso desde casa»

«Tras unos minutos con las auroras medianamente nítidas, el índice Kp descendió a 6 y parecía que acababan. Sin embargo, sobre la una y media de la madrugada volvió a subir a 8.5, un índice bastante más intenso», detalla entusiasmada Virginia García. Y es que, generalmente, para observar este fenómeno «hay que saber a dónde mirar y estar orientado al norte», requisitos que tampoco aseguran poder ver en vivo las auroras boreales. «Muchas veces solo se pueden captar a través de una cámara, sin embargo, la intensidad de este segundo episodio de auroras boreales fue tal que se podían ver incluso desde casa y con una gama cromática mucho más amplia», comenta la astrónoma.

Esta inhabitual nitidez permitió a Iñaki Lizaso, ingeniero electrónico y socio de Aranzadi, fotografiar la aurora boreal en su máxima expresión desde su domicilio en Hondarribia, o a vecinos de Donostia captar la bahía de La Concha bajo un cielo completamente rojo. «Fue un evento extraordinario», concluye Virginia García.

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Las auroras boreales se forman cuando las partículas que emite el Sol chocan con el campo magnético de la Tierra. Son arrastradas por la magnetosfera hacia los polos como si fueran imanes, y a su paso, colisionan con átomos de oxígeno y nitrógeno produciendo destellos de luz.

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