Albert Bosch

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Albert Bosch
El mundo en el que vivimos es uno «realmente complejo, incierto y en constante cambio». Para muchos esta es una clara realidad. Y no hace ... falta atravesar la Antártida en solitario -1.200 kilómetros en condiciones extremas-, participar en nueve Dakars ni completar las Siete Cumbres para ser consciente de ello. Albert Bosch, emprendedor y aventurero, sí ha afrontado estos desafíos, pues «son como un laboratorio de ensayo. Todo en esta vida se trata de saber gestionar a las personas, y en estas condiciones, en los momentos críticos, aflora lo mejor y lo peor de cada uno y es cuando se desarrolla el valor, el talento y el esfuerzo», sostiene. Bosch participó ayer en el 21º Foro Eurogap Marketing, celebrado en Donostia, donde habló acerca de 'La gran aventura del talento' y compartió su visión del liderazgo, basándose en su experiencia tanto en el ámbito empresarial como en sus extremas expediciones.
- ¿Cómo define el talento?
- Se puede definir y entender de muchas maneras, pero tenemos que entender que el talento no son personas trabajando, ni personas que se esfuerzan mucho y con capacidades. No es solo eso, porque esto no deja de ser algo replicable. Va más allá de eso. Las personas con talento son personas que tienen capacidades, que tienen capacidad de esfuerzo, de disciplina, lógicamente. Pero sobre todo que tienen capacidad de aportar valor de una manera especial y de manera continuada. Estoy harto de ver cómo hay mucha gente que tiene talento en las organizaciones pero lo tiene guardado en el cajón. Es talento potencial, y eso no nos sirve; nos sirve el talento que realmente se compromete y se aplica en el proyecto común.
- ¿Este talento se puede trabajar o se nace con él?
- Yo creo que es un mix de las dos. No hace falta ser ingeniero de la NASA ni tener cinco carreras para tener talento. Cualquier persona tiene talentos, solo que muchas veces no se trabaja y no aflora porque se tiende a estandarizar al equipo en base a los parámetros de la asociación o empresa.
- ¿Las aventuras extremas que ha realizado le ayudan a exprimir su máximo potencial?
- Bueno, a mí me encantan los retos deportivos o aventureros, sobre todo porque son como un laboratorio de ensayo. Todo en esta vida se trata de saber gestionar a las personas. Cuando estamos en entornos tranquilos, estables, positivos, gestionar a las personas es un reto, pero es uno más fácil. Cuando la cosa se complica, empiezan a salir tensiones, excusas, egoísmos, individualidades, y es más difícil. Pero cuando la cosa se convierte en crítica, con riesgos, con decisiones de alto calado, es cuando aflora lo mejor y lo peor de cada persona y del equipo. Ahí se ven realmente las personas que valen para eso y que están dispuestas a gestionar esos momentos críticos. El talento, cuando se demuestra de verdad es en los momentos decisivos y críticos de un proyecto.
- A nivel empresarial, ¿cómo puede un jefe de una empresa exprimir el potencial de su equipo?
- Gestionar el talento es una cosa, liderarlo es otra. Gestionar es aplicar una parte ejecutiva, un trabajo, una metodología. Liderar empieza por una visión, una estrategia, un plan de acción, compartir esto con las personas y actuar. Ahora más que nunca liderar el talento es la clave. Aún hay empresas que funcionan por una gestión de estructura vertical, desde una autoridad a otra autoridad un poco menor, otra menor... Esto está caducadísimo. Tiene que haber un liderazgo ágil, inspirador, multiplicador, para que uno más uno hagan once, no dos. Están allí para crear valor, no están allí para hacer horas.
- ¿Para cambiar esta mentalidad se debería empezar por cambiar la cultura de trabajo?
- Sí. Las empresas que realmente quieran ser prósperas, de éxito y de largo recorrido en el mundo en el que vivimos, tienen que aprovechar su esencia. Cambiar no significa renunciar a tu esencia y a tu autenticidad. A veces hablamos de transformación digital y de aprovechar el cambio para transformarse, y esto está muy bien, pero la primera pregunta es, '¿quiero transformarme?'. Porque si quiero ser igual que hace 20 o 10 años, todo lo vas a incorporar con resistencia. La tecnología, las nuevas visiones, la energía joven...
- Pero el cambio asusta.
- Claro, si ves un reto como un problema, te bloqueas. Hay que cambiar el 'mindset', la mentalidad, y ver un reto como una oportunidad.
- ¿Es por esto que las nuevas empresas, los emprendedores y las start-ups cada vez triunfan más, porque no tienen miedo y aceptan los retos?
- Totalmente. Las empresas grandes tienen la ventaja de que normalmente tienen recursos, prestigio, experiencia... Pero a veces son un poco dinosaurios y les cuesta ser ágiles. La experiencia es un gran factor, muy necesario y complementario, pero también puede ser bloqueador ante la transformación.
- ¿Qué le diría a un jefe que no conecta con su equipo?
- El liderazgo del talento debe estar en el centro de su estrategia, sin ello no tienen un futuro próspero. Para conseguirlo hay múltiples factores muy importantes, pero diría que tienen que crear una cultura centrada en el talento, que derive en un ecosistema que facilite la atracción, el desarrollo, la potenciación y la retención del talento. Sin esa cultura ninguna de las medidas individuales va a funcionar.
- ¿Y a un trabajador que no se siente motivado o valorado?
- Para sacar el máximo de sus capacidades, para conectar y ser felices en un proyecto y para encontrarle el sentido, deberían cambiar una expresión que lo modifica todo. En lugar de decir 'yo trabajo en este sitio', deberían decir 'yo aporto valor en este sitio'. Esto lo cambia todo, porque el talento de verdad, el talento que aflora, es el talento que se activa con compromiso hacia los proyectos y objetivos comunes.
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