«Sin festejos voy a tener que llevar a las vaquillas al matadero»
En peligro de extinción ·
Sin ayudas a la vista y con los espectáculos taurinos cancelados, los ganaderos vascos viven con preocupación los meses venideros y piden una solución para no tener que sacrificar a los animalesSin festejos se acabaron las ganaderías de bravo. Está afirmación es casi literal. Los ganaderos vascos viven estos días con la angustia de ... saber si tendrán o no que sacrificar dentro de poco a sus animales. «Son un gasto. Consumen todos los días porque tienen que comer y no estamos teniendo ingresos. Es un ruina», explica al otro lado del teléfono Asier Arrizabalaga, de la ganadería Marqués de Saka-Perlakua. En su terreno de Deba cuenta con 230 animales y cada uno, a diario, le cuesta un euro en mantenimiento.
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En una situación similar se encuentran las diez ganaderías de bravo que conforman la Euskal Larrabehi Elkartea. Nueve de ellas están en Gipuzkoa y una en Bizkaia. Han pasado de realizar anualmente cerca de quinientas actuaciones, entre 'sokamuturras', encierros y vaquillas, a ninguna. La pandemia del coronavirus ha obligado a suspender los festejos de verano y ya están notando las consecuencias. «Los aficionados no van a disfrutar este verano, pero ese es el mal menor. En total, hay unas mil cabezas de ganado bravo en Euskadi y están en peligro de extinción. Los ganaderos, que suelen tener de media unos cien animales cada uno, viven exclusivamente de la actividad de los festejos y lo que recaudan en verano les sirve para pasar el invierno. Ahora mismo ya han agotado las ganancias del año pasado y si no se retoma pronto la actividad, podrían estar sin ingresos hasta el verano de 2021», alerta Asier Alvite, presidente de Euskal Zezenzale Elkartea.
«Sin festejos populares los ganaderos vascos podrían estar sin ingresos hasta el verano de 2021»
Asier Alvite, presidente de Euskal Zezenzale Elkartea
«Nosotros hacíamos de ese medio millar de festejos de verano unos doscientos y este año, ninguno. ¿El que viene? No se sabe. Si no hay vacuna, igual tampoco podemos hacer nada. Vivimos del verano y este ya lo hemos perdido», se lamenta Arrizabalaga. Los próximos meses se presentan poco, por no decir nada, esperanzadores. «Nos están cancelando todas las capeas donde íbamos a ir y nadie nos dice nada. Solo recibimos malas noticias de los ayuntamientos. En julio ya sabemos que vamos a estar parados y en agosto parece que también. No habrá toros ni en Deba ni en Leitza, ni nada, los han quitado», se apena el ganadero de Deba.
Si algo tienen en común sectores tan diferentes como el de los ganaderos y el del turismo es la incertidumbre. Reina esta sensación por todos los lados. «Estamos intentando aguantar, pero cada vez tenemos un agujero más grande. Mis vacas siguen comiendo. Hemos preguntado a la Diputación de Gipuzkoa por ayudas pero ahora todo el mundo está pidiendo», explica. Desde la asociación también se han puesto en contacto con el Departamento de Agricultura y Ganadería del Gobierno Vasco para hacerles partícipes de la situación que atraviesa el sector. «Estamos desamparados. Entendemos que hay situaciones peores que las nuestras pero queremos que se sepa lo que está pasando con los ganaderos vascos, porque el ganado bravo es necesario para mantener la naturaleza y la biodiversidad y por eso necesitamos ayuda y una solución», considera el presidente de la entidad. En la misiva que han remitido al Ejecutivo vasco solicitan ayudas económicas «para lo mínimo, que es poder mantener a las vacas. Pedimos cobrar un euro al día por animal hasta que vuelvan los festejos o que se nos abone la misma cantidad que ganamos el año pasado. Con ese cubrimos los gastos de la manutención de los animales».
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Por el momento no han recibido ninguna respuesta concreta y nos «rebotan de un departamento a otro. Desde Agricultura y Ganadería nos dicen que eso lo lleva Cultura porque es un festejo y desde Cultura, que lo lleva Agricultura», sostiene Alvite, que denuncia que al ser un servicio esencial y a día de hoy no pueden realizar un ERTE y «hay dos ganaderos que lo están pasando especialmente mal».
«Intentamos aguantar, pero las vacas siguen comiendo y el agujero cada vez es más grande»
Asier arrizabalaga, ganadería Marqués de Saka-Perlakua
Decenas de animales al matadero
La solución no está cerca, pero los ganaderos vascos tampoco ven sostenible seguir así. Nadie quiere dejar morir a sus vacas. Las han visto crecer y las cuidan durante los dieciocho años que suelen vivir. Pero la situación derivada por el coronavirus no les deja otra alternativa y para no seguir perdiendo dinero Arrizabalaga solo ve una opción: reducir el número de cabezas de ganado. «Voy a tener que llevar los animales al matadero. La semana que viene llevaré unas veinte y en julio o agosto si la situación sigue igual o peor no tendré más remedio que volver con unos setenta u ochenta animales», cuenta con tristeza. No le gustaría tener que llegar a ese extremo pero a día de hoy y mirando la perspectiva a futuro no considera muchas más alternativas. «No voy a quitar todo, porque me gustan los animales, pero la gran mayoría sí. Tengo que quitar bocas para reducir gastos», razona.
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Como Arrizabalaga se encuentran muchos ganaderos vascos. Coinciden en tener que conducir a sus animales al matadero aunque esta situación tan extrema «no les reporte nada económicamente. No se saca nada ni por la carne ni por la leche, que justo da para amamantar a sus terneros. En el matadero te pueden dar unos 200 euros por animal, pero nada más. Es una situación delicada, porque tampoco ahora se pueden vender vacas, nadie las compra -cuestan entre 600 y 1.000 euros-», inciden desde la asociación. Mientras esperan una solución y echan cuentas han decidido seguir alimentando a su ganado pero sin «los extras de alimentos. Les damos el sustento necesario, pero no el mejor, y les echaremos al campo. No podemos comprar el mejor pienso ni el mejor forraje».
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