Juicio por la muerte de Santi Coca

Los forenses no pueden determinar si la causa de la muerte fue violenta o natural

Santi Coca ingresó en el Hospital Donostia en situación de coma en la madrugada del 26 de abril de 2019, tras haber sido agredido junto al Náutico de San Sebastián. Los testigos refieren que fue una agresión de «muchas personas», en la que la víctima recibió numerosos puñetazos y patadas, algunas en la cabeza, de forma violenta. Los médicos que le atendieron en urgencias y en la UCI no apreciaron lesiones externas en su cuerpo. Tampoco los dos médicos forenses del Instituto Vasco de Medicina Legal de Gipuzkoa (IVML) que acudieron para hacer una exploración del paciente tanto el mismo día que ingresó como al día siguiente. «No había hematomas», aunque sí apreciaron «restos de sangre en las fosas nasales» y pequeñas «excoriaciones y erosiones en barbilla, rodilla y mandíbula». Además, estaba en estado «hipotérmico».

Las peritos médicos han explicado que Santi sufría una «hemorragia subaracnoidea» y que su «situación era de máxima gravedad con pronóstico muy malo». Su evolución en las siguientes horas fue «desfavorable», ya que había «mucha sangre alrededor del cerebro», y finalmente se confirmó la muerte cerebral el 28 de abril a las 15.15 horas.

Al día siguiente se le realizó la autopsia en el IVML por parte de dos expertos patólogos forenses. La exposición y declaración de los forenses sobre la misma se prolongó durante una hora y media, en la que detallaron todos los hallazgos y conclusiones a las que llegaron. En el examen del cuerpo de la víctima hallaron un pequeño cardenal en la parte posterior de la cabeza, y «rasponazos en la rodilla, el mentón, la oreja y el tobillo». No encontraron «hematomas, ni lesiones óseas ni traumáticas ni en la piel, ni en los músculos, ni en los huesos, ni en ninguno de los órganos». Tampoco signos de defensa en sus manos. El informe preliminar de autopsia la calificó como una «muerte violenta en estudio» por el contexto en el que se produjo, sin poder determinar la causa de la hemorragia cerebral, a la espera de examinar el resto de pruebas, tanto policiales como de laboratorio.

Tras analizar todos los elementos, el informe final de autopsia calificó la muerte como de etiología o causa indeterminada. No obstante, trabajaron sobre «dos grandes hipótesis, si la hemorragia fue debido a los traumatismos» que recibió Santi Coca o si por el contrario fue de origen espontáneo, natural.

Respecto al origen traumático de la lesión cerebral, los forenses han afirmado que «existe una desproporción entre las lesiones y el sangrado. No hemos podido corroborar médicamente que ha recibido multitud de golpes. Las lesiones que presenta son de entidad escasa. La mayoría de las personas que tuvieran ese golpe (el que presentaba detrás de la cabeza), no es esperable que desarrollasen una hemorragia cerebral». Y en cuanto al origen natural, de los exámenes realizados «no hemos constatado la existencia de un aneurisma» que provocase la hemorragia.

No obstante, han apuntado a que en este caso no se puede «descontextualizar el fallecimiento, que ha ocurrido durante una pelea o una agresión». Por todo ello «es por lo que llegamos a la conclusión de que la causa es indeterminada entre la violenta homicida y la natural. Porque en el caso de la violenta no presenta lesiones traumáticas de gravedad ni hemorragias cerebrales habituales en estos casos», y en el caso de la causa natural «a pesar de no haber aneurisma, la ausencia de traumatismos nos obliga a considerar esta posibilidad».

«Son situaciones muy excepcionales, por ello la honestidad profesional no nos permite determinar sobre cuál nos podemos decantar. Porque tanto para una como para otra faltan muchos elementos que tendrían que estar».