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Las ovejas fueron el principal atractivo para los visitantes, que pudieron degustar cuajadas y queso. F. de la Hera
Ongi Etorri Baserrira

«En Florida no hay ovejas latxas»

Decenas de niños aprenden sobre la vida en los caseríos durante la primera jornada de visitas a caseríos de todo Euskadi, que acercan el mundo urbano a la vida rural

Pablo Campano

Sábado, 5 de julio 2025, 02:00

María Osta es una guipuzcoana que vive en los Estados Unidos de América. Ayer, junto a su familia, visitó el baserri Adarrazpi, ubicado en Urnieta. «Nosotros vivimos en Florida, pero venimos cuando podemos. Hemos querido aprovechar esta visita para que los peques vean la cultura de aquí, que es de donde vienen», declara Osta. Al igual que Adarrazpi, 10 caseríos más de todo Euskadi abrieron sus puertas en la jornada de ayer como parte de la iniciativa Ongi Etorri Baserrira, organizada por Euskal Nekazarien Batasuna (Enba). Hoy es el turno de otros 9, en la que es la segunda y última fecha de estas jornadas.

Nada más llegar a Adarrazpi, los presentes comenzaron a escuchar los ruidosos berridos de las 316 ovejas que viven allí, y que fueron, sin duda, el principal atractivo de la visita. «Como buenas vascas, estas ovejas callan cuando comen», bromeó Inmaculada Iriondo, pastora y anfitriona de este recorrido por las instalaciones del baserri.

Sus palabras se cumplieron, puesto que en cuanto las ovejas pudieron hincarle el diente a su alimento, los balidos pararon. Iriondo aprovechó el silencio que se hizo cuando las ovejas empezaron a masticar su comida para colocar al grupo enfrente del aprisco con el objetivo de que pudieran ver más de cerca a los animales. Allí, explicó a los asistentes, entre otras cosas, el proceso de esquilado, el método que se usa en su caserío para ordeñar las ovejas y el papel fundamental que desempeñan los perros del caserío en el pastoreo del rebaño. «Esta experiencia tan directa en la que nos han enseñado sobre las necesidades de las ovejas, la formación que necesitan los pastores y todo el trabajo que hacen los perros, a mí me tiene emocionadísima», asegura con alegría Inmaculada Irazustabarrena, madre de María Osta, que también estuvo presente en la visita al caserío.

Después de que las ovejas saciaran su hambre, los niños presentes pudieron acercarse y tocar un corderito. «Mi parte favorita ha sido estar con las ovejas, sobre todo con los corderitos, que eran muy suaves», comentaba tras la visita Martina, hija de Osta, nacida en Florida, y que por primera vez ha podido ver en directo a estos animales. La visita se dirigió a continuación al porche del comedor, donde había preparada una gran jarra con leche y unos recipientes de barro. Todo esto como parte del material para una demostración sobre cómo se elabora la cuajada. «Tan solo hay que colar la leche y echar el cuajo», explica Iriondo. La reacción que llevan a cabo las bacterias sobre la leche es tan rápida, que mientras que la baserritarra explicaba el origen del cuajo, la leche ya había espesado y la cuajada estaba lista para ser consumida.

La visita acabó con una degustación de los productos que allí se elaboran. Así, los más pequeños de la casa pudieron probar productos locales hechos con la misma leche de la que se alimentan los corderos que acababan de conocer y tocar. «Estaba todo buenísimo, de 10. Se nota la diferencia de elaboración y ahora aprecio más los productos de elaboración local», dijo Angie Malki, irundarra originaria de Perú, aún con el sabor de los productos probados en la boca. «La vida en los caseríos no es para nada como me la esperaba, se nota que es un trabajo que requiere amor y dedicación. Era la primera vez que veníamos y lo hemos pasado bien, sobretodo mi hija por los animales. Es un buen plan para hacer en familia, que es lo que estábamos buscando».

Antes de visitar el baserri Adarrazpi, el grupo hizo un alto en el camino en Eula Sagardotegia, situado también en Urnieta. Maitane Vecino, de Hernani, se enteró de la posibilidad de hacer estas visitas por este periódico y reconocía que «había muchas oportunidades pero nos decantamos por esta visita porque nos pillaba cerca. Pensábamos que solo íbamos a ver un caserío pero al final han sido dos. Nos ha encantado estar cerca de las ovejas. Poder tocarlas ha sido una experiencia muy bonita».

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