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Las 10 noticias clave de la jornada
Ana Estévez habla esta tarde en la Casa de Cultura de Aiete.
Ana Estévez: «El problema no es jugar online, es hacerlo sin control y que interfiera en tu vida»

Ana Estévez: «El problema no es jugar online, es hacerlo sin control y que interfiera en tu vida»

Psicóloga experta en «adicciones sin sustancias» ·

«Además del tiempo ante el ordenador o del dinero, las mentiras, la relación con la familia o con amigos son señales de alerta»

AMAIA CHICO

Martes, 6 de marzo 2018

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La doctora en Psicología y profesora en la Universidad de Deusto explica hoy las señales de alerta y traza «la delgada línea roja» que separa el mero entretenimiento de los adolescentes con juegos o apuestas online de la adicción. «El problema es la falta de control, no poder parar aunque te afecte en lo familiar, lo social o lo económico», indica Ana Estévez, que esta tarde, de la mano de Hirukide, ofrece una conferencia sobre las «adicciones sin sustancia» entre menores. Será a las 19.00 horas, en la Casa de Cultura de Aiete.

- ¿Dónde está la barrera entre el entretenimiento y la adicción al juego?

- Cuando se trata de adicciones con sustancias, desde el primer consumo ya hay daño para el organismo y a veces es más fácil detectarlas. En el caso de las adicciones comportamentales, es más complejo porque se trata de conductas que son absolutamente cotidianas, que forman parte de nuestra vida y en principio no son negativas. No hay ningún problema en jugar, en comprar, en utilizar internet o las redes sociales. Sin embargo, hay factores intrínsecos personales y factores contextuales que hacen que algunas personas puedan desarrollar problemas. Es una delgada línea roja, que si se traspasa puede ser dañino.

«A medida que hay más oferta y modalidades de juego online, se favorece la problemática»

«El juego lleva toda la vida, pero antes se hacía una quiniela o se iba al casino, y ahora lo tienes en el móvil»

- ¿Cómo se detecta si se ha traspasado esa línea?

- No es tan fácil como en otras adicciones que en sí mismas están prohibidas, pero hay muchos indicadores. El primero, y sin duda el más importante, es la falta de control. Una persona que tiene una problemática de juego, que juega sin parar, puede tener consecuencias físicas, psicológicas, familiares, económicas, sociales, legales... Y a pesar de ello, no puede dejar de hacerlo. El problema está cuando el juego interfiere con la vida.

- Así que no es cuestión de horas delante del ordenador...

- Lo más importante es la falta de control, que una persona quiere dejar de jugar pero no puede porque la conducta adictiva es más potente. Y lo segundo, tiene que ver con otras conductas asociadas como la cantidad de tiempo o de dinero empleado. En cuanto al dinero suelo ser cauta, porque no se trata del dinero en sí que se juegue, sino de si tenías previsto destinar 20 euros, llevas 2.000 y no eres capaz de parar. Hay otros aspectos importantes como las relaciones familiares, las mentiras, las relaciones con los hijos, el aislamiento social, que a veces son más importantes que las deudas económicas.

- ¿Además si se habla de menores, mucho dinero no dispondrán, por ejemplo, para apostar?

- Por eso, no se trata del dinero que se gasta, sino de lo que se tiene. Si tengo una paga semanal de 10 euros y lo gasto todo el primer día a escondidas de mis padres o amigos, o como forma de evadir problemas, y eso me impide hacer otras cosas... la perspectiva es diferente.

- ¿Diría que es un problema preocupante, muy extendido?

- Lo importante es que hagamos estudios de prevalencia y conozcamos en profundidad cuál es la problemática. La realidad es que dentro de los centros de tratamiento y de los estudios que desde la Universidad estamos haciendo sí nos indica que hay un aumento en el número de personas menores que están teniendo problemas de juego.

- ¿Tienen algún perfil concreto?

- Uno de los aspectos más importantes por ahora es que, en el caso del juego, son más hombres que mujeres. Y con la apuesta deportiva, se ejerce entre gente que disfruta viendo deporte. Hay muchos aspectos individuales, y con las investigaciones estamos intentando ver capacidades como la regulación de las emociones, gestión de la vida o de la autoestima como factores más predisponentes. Pero más allá de eso también son importantes los factores contextuales. Desde la legalización del juego online el número de personas que juega aumenta, y cuantas más modalidades de juego, también hay más probabilidades de que se consuman. La amplitud de la oferta favorece la problemática. El juego lleva toda la vida, pero los dispositivos y los tipos han acelerado el ritmo. Antes jugabas una quiniela, tenías que esperar a un sorteo o desplazarte a un casino, pero ahora desde casa o el móvil puedes jugar.

- ¿A qué señales deben estar atentos los padres para detectar una posible adicción entre sus hijos?

- Lo primero es tranquilizar a los padres y madres porque esta problemática no es distinta a cualquier otra que se dé en la adolescencia, y se resuelve de la misma manera. Lo más importante es tener comunicación con los hijos, conocer su entorno, a qué se dedican, qué hacen en su tiempo libre. Y difundir este tipo de cosas en los medios, también ayuda a que se enciendan bombillas. Igual pensamos que nuestro hijo es formal, que se pasa el día en casa pero que allí no hay ninguna problemática y está a salvo, pero a través de las redes sociales, hay al alcance muchas plataformas, contenidos y es importante conocerlos.

- ¿Hay relación entre este tipo de adicciones y otras «con sustancias»?

- Sí, hay comorbilidad. Lo que más se ha estudiado en adultos, y en parte es coincidente con jóvenes, es que el trastorno del juego está asociado con el consumo de tabaco y alcohol. También hay consumos de cocaína, en mucho menor nivel, y cannabis y marihuana. Pero no es matemático.

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