Escapada por salud mental ante la duda sobre Pascua
Agroturismos ·
El alojamiento rural ha sido el preferido en el puente de San José por parejas y familias para conjugar ocio y afluencias poco masivasAita, con las ganas que tenemos de salir de casa, nos da igual el tiempo que haga». Antes de subirse al coche familiar en Leioa ... con destino a Alkiza, la pequeña Uxue despejó, con la sinceridad de sus nueve años, la inquietud que la lluvia y los oscuros nubarrones habían suscitado en sus padres antes de emprender su primera escapada turística desde agosto. La familia Pineda Villanueva es una de las muchas que durante el puente de San José han repoblado los agroturismos de Gipuzkoa, cuya ocupación ha pasado casi del 0 al 52% apenas de un día para otro. En hoteles urbanos el porcentaje es «menor». La mayoría procede de Araba y Bizkaia, aprovechando la libre movilidad dentro de Euskadi que ha hecho que los guipuzcoanos hayan redescubierto la Catedral Vieja de Vitoria o el Guggenheim de Bilbao, del mismo modo que el Aquarium donostiarra vivió ayer una jornada notable.
Antes de que la crisis sanitaria pusiera el mundo patas arriba, esta familia natural de Bilbao solía pasar la Semana Santa en un pueblo de La Rioja, de donde procede la familia materna. Ese fue el destino del único viaje que han podido realizar en el último año. «Somos asiduos de los agroturismos, y la idea era movernos a algún sitio en Semana Santa, pero viendo que el aumento de contagios podría llevar a adoptar nuevas restricciones, quisimos asegurar estos días» en los apartamentos rurales de Lete, en Alkiza. «Buscamos un alojamiento con cocina, por un lado porque la hostelería cierra a las ocho de la tarde y por otro porque así reducimos el contacto con la gente y evitamos compartir zonas comunes», indica Aitor Pineda Mugarra. Su idea ayer era «pasear algo por Alkiza y bajar a Tolosa. Día a día, sin grandes planes», deja en el aire. «Aunque las crías se adaptan mejor que los adultos, este año se ha hecho duro y, aunque lo estamos librando bien, casi hemos salido por salud mental», añade.
Hace cinco años que Lete habilitó estos apartamentos, al lado del agroturismo original en el caserío Lete, ahora cerrado «por precaución», explica Axun Murua. «En él vivimos la familia y no queremos exponernos a un contagio con gente entrando y saliendo». Aunque reconoce que ahora la demanda es mínima. «En verano trabajamos algo, pero después... Desde diciembre no habíamos tenido reservas. Para Semana Santa estamos llenos, pero nadie te garantiza que no lleguen nuevas restricciones y se nos caigan las reservas», indica Axun, que regenta el alojamiento con «la ayuda» de sus dos hijas. «Por suerte, mi marido trabaja fuera y su sueldo nos da tranquilidad. El mío depende del agroturismo, así que imagina el año que llevo... ¡aparte de pagar autónomos!».
Algo similar nos trasladan en otro establecimiento similar, Maddiola, en terrenos de Orio en Igeldo. Estos días es feudo de vizcaínos y alaveses, que lo han abarrotado ya para Semana Santa. «Pero a ver qué dice el LABI», advierte Edurne Iriondo, que lo regenta junto a sus tres hijas, más una trabajadora en ERTE. «En principio, iban a venir sobre todo familias de Madrid y Catalunya, pero en cuanto se supo que las comunidades estarían cerradas, nos anularon las reservas y en un día se volvió a ocupar todo».
Excursión por solidaridad
Entre los huéspedes están la orozkoarra Belate Olabarria y el mendatarra Joseba Mallea. Él casi ni recuerda su último viaje y ella añora su escapada sin mascarilla ni geles en Tenerife, en febrero de 2020, pocos días antes de verse dando clases online a sus alumnos de 6 y 8 años. Joseba, al trabajar en una empresa de gestión de residuos en Durango, tenía «la suerte» de que podía salir de casa en el confinamiento, «los primeros días con mucho miedo. Nadie sabía nada del virus, y teníamos obsesión por los guantes. Luego llegaron las mascarillas». Viven en un caserío en Mendata, en un entorno privilegiado y no son dados a las muchedumbres. Pero querían salir «por desconectar un poco pero casi más por solidaridad. Un familiar tiene un agroturismo, sabemos cómo lo ha pasado estando cerrado y queríamos aportar nuestro granito de arena. ¿Planes? Relax. A las once estábamos desayunando, así que... La idea es dar algún paseo e ir también a Donostia, pero huyendo de las aglomeraciones. No iremos de pintxos a la Parte Vieja».
Sí los han catado, en cambio, los catalanes Carmen Vives y Carlos Ainsua. Sí, catalanes. Son carniceros y vinieron a Donostia a comprar seis terneras Angus Highland en el mismo alojamiento Maddiola, donde además de vacas pastan cabras y ovejas. Hoy ya trabajan en su pueblo, Capellades, «junto a la cuenca de Òdena, cerca de Igualada, donde empezó la pandemia». Aún hoy les «impresiona» el recuerdo de Igualada cercada. «Cerraron todas las entradas, vigiladas por los mossos. Ni los repartidores querían ir».
Desde entonces, solo han hecho dos viajes, ambos a Donostia: este y el de «todos los años en septiembre». Les sirven para comparar momentos. «Entonces se podía viajar. Vinimos pensando que los bares de la Parte Vieja estarían abarrotados, como los hemos conocido siempre. Pero nos llamó la atención que se respetara tanto los aforos. Si no había mesa no te dejaban entrar. ¡Y las barras estaban sin gente de pie! Ahora, en cambio, da pena ver cerrados algunos como La Cuchara de San Telmo». Con todo, creen que «los contagios no se dan en la hostelería». Al menos, «no vemos» actitudes que inciten al virus. Y menos en Catalunya, donde «hasta hace nada los locales solo abrían el rato del desayuno y el de la comida. Ahora pueden abrir hasta las cinco de la tarde».
«Un familiar tiene un agroturismo y sabemos lo mal que lo está pasando; queríamos ayudar al sector y lejos de muchedumbres»
Belate Olabarria y Joseba Mallea, Orozko y Mendata
«Pensamos salir en Semana Santa, y como igual hay más restricciones, aseguramos estos días por las hijas»
Aitor Pineda, Leioa
«En el último año hemos hecho dos viajes, ambos a Donostia; da pena ver bares cerrados pero estáis mejor que en Cataluña»
Carmen Vives y Carlos Ainsua, Capellades (Barcelona)
Su visita exprés a Gipuzkoa les ha llevado a «Getaria y Hondarribia» y aseguran que «aquí estáis mejor que en Catalunya. Hasta el lunes hemos estado sin poder salir de la comarca y hoy volverán a abrir los centros comerciales y tiendas no esenciales. El 80% de los hoteles de Barcelona están cerrados. En todo este tiempo nosotros no hemos ido a Barcelona». Antes de desearles buen viaje de vuelta a casa, Edurne Iriondo borra su sonrisa: «Da gusto trabajar en un agroturismo, pero esta incertidumbre pesa».
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