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J. PEÑALBA
SAN SEBASTIÁN.
Jueves, 1 de enero 1970
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La Ertzaintza sigue a la caza de las personas que la madrugada del miércoles asaltaron la joyería Munoa de la Parte Vieja donostiarra. Los agentes al frente de la investigación tienen fundadas sospechas de que los autores del delito conformaba un grupo de «profesionales» en este tipo de operaciones. Fuentes cercanas al caso confirmaron ayer que aun cuando los ladrones no consiguieron forzar una de las cajas fuertes, sí lograron penetrar a la cámara acorazada, de donde sustrajeron piezas de valor, buena parte de ellas pertenecientes a clientes del establecimiento.
Agentes de la Policía Vasca analizan las evidencias que lograron rescatar en las horas posteriores a la comisión del robo, perpetrado en el interior del establecimiento, ubicado en la confluencia de las calles Aldamar y General Jauregui de la capital. Según fuentes cercanas al caso, los ladrones accedieron al interior del negocio después de forzar la cerradura de una de las puertas exteriores sin que saltara la alarma.
Las mismas fuentes precisan que a la vista de cómo se desenvolvieron en su interior evidenciaron tener un buen conocimiento de la configuración del local y en este sentido, todo induce a pensar que bien pudieron haber efectuado un reconocimiento del mismo en fechas anteriores. En este sentido, los agentes sospechan que los integrantes del grupo pudieron hacerse pasar por clientes, lo que les habría permitido conocer en cierto modo la configuración del negocio y en qué zona se hallaba la cámara blindada en la que se preservan las piezas de más alto valor.
La noche de autos, los ladrones acudieron provistos de un sofisticado equipo compuesto de diversas herramientas, palancas y una lanza térmica capaz de perforar cajas de seguridad de acero. Los ladrones primero accedieron a una dependencia blindada, en cuyo interior se encontraban las cajas fuertes, ademas de joyas de valor, parte de ellas pertenecientes a clientes suyos.
Una vez dentro de dicha cámara, los autores se dispusieron a forzar la caja fuerte. Para ello emplearon la lanza térmica que llevaban con la que efectuaron tres orificios en torno a la rueda de la combinación. La Ertzaintza sospecha que en el transcurso de esta operación, los ladrones desencadenaron un incendio o una humareda irrespirable que les obligó abandonar la zona de forma apresurada sin que hubiesen conseguido su objetivo de abrir esta caja.
No obstante, pese a la premura consiguieron llevarse diversos elementos de joyería que había en la dependencia, de las que buena parte eran de indudable valor. Entre ellas había alhajas que era propiedad de clientes. Precisamente, la sustracción de estas piezas ha causado un profundo disgusto entre quienes regentan y trabajan en el establecimiento.
La humareda provocada por el uso de la lanza térmica alertó a los vecinos de la planta superior del inmueble que pusieron los hechos en conocimiento del 112. Efectivos de los bomberos del parque donostiarra se personaron en el lugar y tras inspeccionar la zona descubrieron que la puerta de la joyería había sido forzada. El caso pasó en esos momentos a manos de la Ertzaintza que acordonó la zona ante la previsión de que los autores del robo pudieran estar todavía dentro. Tras una espera no exenta de cierta tensión, la Policía desactivó el operativo, tras comprobar que los ladrones se habían dado a la fuga.
La Policía ha realizado en la últimas horas diferentes actuaciones tendentes a saber en qué establecimiento se pudo adquirir el material que los ladrones abandonaron en la joyería. Si esta investigación diera resultado, la identificación de los autores estaría más próxima.
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