La ermita de Urbia celebra cien años de misas montañeras
El valioso cuadro tuvo que abandonar la 'catedral de los pastores' para ponerlo a salvo de amigos de lo ajeno
El centenario de la ermita Urbia tuvo ayer un invitado de excepción, el cuadro de la Dolorosa que Zuloaga donó hace un siglo a la 'catedral de los pastores'. Hace ya tiempo que la obra del reconocido pintor eibarrés abandonó el altar del pequeño templo de las faldas del Aizkorri para ponerlo a salvo de los amigos de lo ajeno, y ayer retornó por una horas.
Un bonito regalo de cumpleaños con el que recordar el espíritu de una ermita contruida gracias a una colecta popular promovida por el franciscano Adrián Lizarralde. Quería dar servicio a los sufridos pastores, la mayoría de profundas convicciones religiosas, que tenían que caminar durante horas para cumplir con el precepto dominical en Arantzazu, y movió cielo y tierra hasta conseguirlo.
Fueron necesarias 35.844 de las antiguas pesetas para levantarla, pero numerosos pueblos de Gipuzkoa y artistas se volcaron con la iniciativa y fue construida en un tiempo récord de cinco meses e inaugurada por todo lo alto el 28 de septiembre de 1924.
Ayer, sin los faustos de hace un siglo, pero con el cariño de fieles, montañeros y pastores, la ermita celebró un siglo de misas montañeras. Ocasión para recordar a los franciscanos, monaguillos y feligreses que hasta hace poco más de una década permitieron que en temporada de pastos, hubiera misa dominical a más de 1.000 metros de altura.
Asiduos como Eli Alzola, que no quisieron perderse la celebración, compartieron anécdotas y recuerdos. Como aquella famosa visita de Manuel Fraga el verano de 1967 en la que el entonces ministro de turismo prometió un teleférico para subir de Aran-tzazu a Urbia. Aquel «excelentísimo señor ministro, y excelentísimos pastores de Urbia» de Aita Lasa en el sermón hizo sonreír aún a más de uno.
El oficiante ayer fue el padre Urdanpilleta, que hizo un repaso del proceso de construcción, cediendo luego el protagonismo a la Orquesta Et Incarnatus y a Alaitz eta Maider.