«Si la energía nuclear deja de ser civil, será solo militar y eso da más miedo»
Juan José Gómez Cadenas, físico y escritor ·
El investigador acaba de incorporarse al DIPC para seguir investigando sobre los neutrinos, «partículas que creemos que son responsables de que haya universo»TERESA FLAÑO
SAN SEBASTIÁN.
Domingo, 13 de mayo 2018, 16:39
Juan José Gómez Cadenas (Cartagena, 1960) es uno de los investigadores punteros en el panorama internacional. Ha trabajado en las universidades de Harvard y Massachussets. En la actualidad es profesor de investigación del CSIC. Entre los proyectos más destacados que realiza se encuentra un experimento internacional llamado NEXT, en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, que engloba a 80 científicos de todo el mundo y cuyo objetivo es comprender la naturaleza intrínseca del neutrino y de la materia oscura. Es uno de los últimos fichajes de Ikerbasque y se ha incorporado hace poco al DIPC (Donostia International Physics Center).
-¿Qué son los neutrinos?
-Podíamos imaginarnos que son la basurita que se produce en las desintegraciones nucleares. Son casi casi productos de desecho. Pero sería una definición un poco triste. Lo interesante es que estas partículas, que son muy ligeras, sin apenas masa, sin carga eléctrica y que no interaccionan con la materia normal, y por tanto pueden atravesarla como si no estuviera, como un fantasma, tienen propiedades maravillosas a las que he dedicado toda mi carrera. De hecho, estamos convencidos de que es por culpa de los neutrinos que hay universo.
«Pedro Miguel Etxenike se ha empeñado en que el DIPC y su entorno sea como Princeton»
«El neutrino tiene un componente romántico, se inventó en lugar de descubrirse»
-¿Cómo algo tan anónimo puede estar en ese inicio?
-El universo primitivo tenía igual cantidad de materia que de antimateria. Por lógica, lo que tenía que haber pasado es que la materia se hubiera aniquilado con la antimateria. Creemos que los neutrinos introdujeron un poco de asimetría, un poco de materia extra en el universo. Lo que vemos es el resultado de esa asimetría. Con el experimento NEXT intentamos demostrar que los neutrinos son responsables de que haya universo.
-Dice que alrededor de 1995 se enamoró a primera vista de los neutrinos-tau en un haz de neutrinos-mu. No suena muy romántico.
-Pues es más romántico de lo que parece. El neutrino siempre ha tenido un componente romántico porque es uno de los pocos que se inventa en lugar de descubrirse. En 1930 lo inventó un físico teórico llamado Wolfgang Pauli en Alemania porque no había manera de justificar el ajuste energético. La gente estudiaba las desintegraciones radioactivas y se daba cuenta de que faltaba energía y eso es imposible; para un físico la energía no se puede violar. Pauli escribió que se le había ocurrido «un remedio desesperado» para salvar la ley de conservación de la energía. Así es como se inventó el neutrino... muy romántico. Luego, para comprobar su existencia, a dos físicos norteamericanos se les ocurrió ponerse cerca de una explosión nuclear con un detector. Afortunadamente para ellos no les dejaron y se fueron al lado de una central nuclear, que son fuentes inmensas de neutrinos, y ahí consiguieron constatar que existían. Luego están los neutrinos que proceden del sol, que fueron descubiertos por uno de los mejores físicos de neutrinos del mundo, después de tirarse veinte años con una piscina olímpica llena de lejía, que tiene cloro que atrapa un neutrino y lo transmuta en argón, un gas noble. Era capaz de medir un átomo de argón en esa piscina... Hay que estar un poco chiflado y ser muy romántico.
«Conseguir cien kilos de xenón fue una aventura que me costó mucho vodka y viajes a Rusia»
-Desarrolla parte de su investigación en un laboratorio subterráneo que existe en Canfranc, una zona que en las guerras mundiales fue un foco de espías. Suena a un personaje malvado de Marvel.
-No. Yo creo que soy el bueno. Más que como personajes de cómic, siempre nos he visto como los enanos de 'El señor de los anillos'. En mi grupo, llamamos a ese laboratorio Moria porque era su reino perdido. Igual que en esa novela, para acceder solemos decir 'amigo'.
-Una vez tuvo que traer cien kilos de xenón desde Rusia. Parece el inicio de una película de James Bond.
-Hasta hace unos años el xenón enriquecido se empleaba para hacer bombas atómicas, y solo se puede comprar en Rusia. Había que conseguir adquirirlo a la industria rusa con las restricciones del Gobierno español. La primera vez que hablé con el contacto me dijo: 'Es muy fácil, vienes con un millón de euros y te dejo la botella en el aeropuerto'. Pero, claro, resultaba bastante más complicado. Fue una aventura muy interesante que me costó muchos viajes y mucho vodka. Se logró y ahora tenemos esos cien kilos de xenón que es un bien precioso.
- Cuando propuso desarrollar su proyecto NEXT en España fue recibido con bastante escepticismo. Le dijeron que si tuviera posibilidades de éxito ya se hubiera hecho fuera. ¿Es uno de los problemas que tiene la investigación española, la falta de fe?
-Siempre se da ese efecto. España es un país con una tradición científica 'no enorme'. Hemos tenido a Ramón y Cajal. Ahora es un país emergente, pero todavía tenemos complejo de inferioridad. Ahora se hace una ciencia estupenda y cada vez mejor, pero tenemos que estar constantemente diciéndonos que somos capaces de hacer una ciencia tan buena como en cualquier otro lugar.
-¿Ha sido este uno de los motivos que le ha traído al DIPC?
-Sí. Es un centro de excelencia, que sabe que lo es y que quiere serlo. Son tres cosas distintas. En España hay varios sitios muy excelentes y no todos están tan convencidos de serlo. Pedro Miguel Etxenike está empeñado en que el DIPC y su entorno sean Princeton y yo quiero estar ahí. El ecosistema que se ha creado aquí es uno de los más prometedores en la ciencia vasca y española para las próximas décadas y yo quiero estar rodeado de Biogune, Graphenea, el CCM, con una masa crítica de investigadores top e instalaciones punteras.
«En España cada vez se hace mejor ciencia pero todavía tenemos complejo de inferioridad»
-¿Exactamente qué es lo que va a hacer aquí?
-En mi grupo siempre tenemos dos objetivos: la ciencia básica y las aplicaciones que esa ciencia tiene en nuestra vida. El objetivo principal es demostrar que el neutrino es su propio antipartícula, que nos explicaría por qué el universo es como es. Para ello vamos a ampliar aquí los experimentos que estamos haciendo en Canfranc. Para el otro objetivo, conmigo viene otra investigadora de Ikerbasque, Paola Ferrario, para desarrollar un escáner PET, parecido a una resonancia magnética que en lugar de ver objetos ve su funcionalidad. Mi plan es contribuir a la ciencia de la manera más ambiciosa posible y que repercuta lo más rápidamente en la sociedad.
-Antonio Guterres, el presidente de la ONU, ha dicho que volvemos a estar en una 'guerra fría'. ¿Hay que tener miedo a una bomba atómica?
-Creo que es otra guerra fría, pero no creo que se llegue al manejo de las armas nucleares. Esa etapa ha sido superada. La humanidad ha entendido que con esto no se puede jugar porque es destrucción asegurada. Sin embargo hay otras manera de hacer las cosas mal.
-¿Se puede ser ecologista defendiendo la energía nuclear?
-Hace unos años intenté defender ese punto de vista y me llevé muchas tortas. En España, la respuesta es que no hay manera. Hay una clara posición antinuclear y como todas las convicciones se va más allá del simple razonamiento. La gente tiene ideas muy arraigadas y España es un país que no quiere energía nuclear. En aquel momento trataba de demostrar que la energía nuclear era una opción más, desde luego no la única, que se podía manejar en un paquete de medidas para rebajar las emisiones de carbono. Actualmente el problema del calentamiento global sigue estando ahí y por tanto sigue siendo creíble que se puede utilizar la energía nuclear como un arma más. A día de hoy, empiezo a pensar que hay tal oposición social a esto que es mejor invertir en recursos para las energías renovables.
-Es decir, que descarta la energía nuclear para la vida cotidiana.
-Ahí hay un tema con el que hay que tener mucho cuidado. Si la energía nuclear deja de ser civil, será solo militar y no creo que eso sea bueno para la sociedad, eso da más miedo. Mientras tenga un componente civil, los ingenieros civiles seguirán siendo civiles. El día que cerremos todas las centrales nucleares no desaparecerá la energía nuclear, seguirá usándose para otros fines como armas. Yo creo que la energía nuclear cabe en un paquete con renovables y otras que no emitan carbón. Llegará un momento en el que tendremos que revisar nuestros prejuicios por la cuenta que nos trae.
-Con la crisis económica, la investigación fue uno de los campos donde antes y más se recortó. ¿Es una medida que puede repercutir negativamente en el futuro de la sociedad? ¿Si se invirtiera más en ciencia habría menos paro y por tanto las pensiones del futuro no estarían en la cuerda floja?
-La respuesta es sí, pero no a corto plazo. Si se invierte en ciencia generas una sociedad tecnológica que a su vez produce conocimiento y por lo tanto riqueza, que se traduce en puestos de trabajo, inversiones... No es lo mismo ser un país que vende servicios como el turismo que vender tecnología. Un ejemplo muy claro es cuando a Faraday le preguntaron para qué servía la electricidad que acababa de descubrir. Su respuesta fue: 'No sé, pero le aseguro que usted cobrará impuestos por ello'. La capacidad transformativa de la ciencia es inmensa y el impacto sobre la vida de las personas tremendo. No invertir en ciencia es matar la gallina de los huevos de oro.
-Aparte de investigador tiene el blog de ciencia muy didáctico 'Faster than light'.
-Estoy enamorado de la ciencia. Creo que no solo es bella sino bella de comunicar. Me gusta escribir y me gusta contar lo bonita que es. Es algo que me sale de forma natural. Desde muy pequeño he tenido tanta devoción hacia la literatura y la ficción como hacia la ciencia. He escrito varios libros, algunos de ellos thrillers con una trama científica. Mantengo la faceta literaria como una especie de sanidad mental.